El uruguayo Ramiro Bruschi de Olimpia se fue quizá hasta por la puerta de atrás, en silencio y sin más, aún y cuando a su camisa se le pegaron varias estrellas de campeón.
Se fue a Tacuarembó para pasar seis meses entre la intermitencia y el deseo de regresar a la tierra que le ha dado más que un nombre, una vida. “No dudé en venir a Real España en ningún momento”, dice Ramiro Bruschi, quien ayer hizo su primer entreno con la Máquina tras pasar las revisiones médicas con el doctor Gilberto Reyes, quien dijo que el jugador no tiene alteraciones articulares ni ligamentarias.
“Vengo bien, recién hace quince días terminó el torneo uruguayo, tengo ganas de jugar con el equipo”, dijo.
Justo allí entra en “hecatombe” el estado de la Rata, puesto que se levanta el morbo que habrá cuando se enfrenten Olimpia y Real España. “Y no sé cómo me van a recibir las hinchadas, hay que preguntarles a ellos, yo vengo a trabajar”, dice con acento.
Sin embargo, no desconoce que hay un pasado implícito... ¿le vas a celebrar un gol a Olimpia si le marcás? Le pregunta la crónica que cubre la Máquina y el uruguayo responde: “No, por respeto me parece que no sería adecuado gritarlo. Aunque me gusta hacerle goles a todos”, cerró.