SAN PEDRO SULA, HONDURAS.- Hace un año, Francisco Martínez estaba en un piñal en Santa Cruz de Yojoa, al sur del departamento de Cortés, haciendo labores de agricultura. Ayer, el fútbol lo premió y su perseverancia lo llevó a ser la figura del Marathón al marcar el gol que le dio el triunfo sobre el Victoria y su grito fue lindo.
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La humildad del labrador que se convirtió en profesional es una historia de vida y durante los 90 minutos fue el mejor jugador de la cancha. El futbolista no perdió un solo balón dividido, solo comprometió uno, mismo que dividió cuando lo despejó en el pico del área.
Pero lastimosamente no hubo quien gritara el gol del “Chelito” Martínez, ya que el juego fue a puerta cerrada, pues unos antisociales decidieron afectar al club ingresando a la cancha y recibió castigo.
El Monstruo del doctor Salomón Nazar ya sabe ganar y encajó su segundo triunfo al hilo, que lo hizo escalar en la tabla de posiciones.
Cuando marcó su gol, Martínez lo fue a celebrar con su técnico, lo hizo en gesto de agradecimiento porque le dio la confianza y no le ha defraudado. El estilo del Verde se mide en el volumen de juego y claridad con la que Paco Martínez lleve el fútbol al límite.
Los jaibos se quedaron con 10 hombres tras la expulsión de Marlon “Machuca” Ramírez tras reclamos airados al árbitro José Valladares. Durante los primeros minutos, el mismo jugador había estremecido el palo en la más clara; merecieron más los ceibeños, pero perdonaron.
Cuando estaba por terminar el primer tiempo, un cobro de falta de Damín Ramírez al corazón del área hizo que el Chelito se levantara y, con un testarazo, le cambiara el rumbo al balón para marcar el gol del triunfo verde.
El segundo tiempo fue un monólogo, Vargas mejoró al cuadro jaibo con los cambios, pero no tuvo profundidad. El Monstruo aguantó y mantuvo el marcador y Francisco Martínez terminó con una sonrisa tras su gesta.