El propio presidente de la Federación Inglesa (FA), Greg Clarke, ha sido el último alto responsable en admitir la evidencia, cuando reconoció el lunes que las medidas de distanciamiento social puestas en marcha para luchar contra la pandemia del nuevo coronavirus impedirá a los hinchas concentrarse en los estadios. Los clubes, en cambio, esperan que puedan regresar lo antes posible.
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En el centro del 'Project Restart', el plan ideado por la Premier League para poder acabar la temporada, está el objetivo de evitar que los clubes tengan que devolver millones de euros de derechos televisivos. El monto, si no pueden disputarse los 92 partidos que restan, se elevaría a 762 millones de libras (870 millones de euros).
Y como, según el último informe sobre el paisaje de las competiciones de clubes de la UEFA, las venta de entradas sólo representa el 13% de los ingresos de los clubes ingleses, el cálculo sale rápido: hay que acabar la temporada, aunque sea sin público.
Los montos colosales de los contratos televisivos, un récord en Europa, debe permitir a los clubes de la Premier atravesar la tormenta económica provocada por la pandemia sin necesidad de vender un solo boleto para los partidos.
'Aunque no nos guste, incluso si la solución no es perfecta, es la única que tenemos para avanzar', asegura a la AFP David Webber, maestro conferenciante en estudios futbolísticos en la Universidad de Solent (en Southampton). Un campo de la investigación que demuestra por sí sola la relación única de Inglaterra con el balón.
Pero es también esto lo que riega de millones a la Premier: no sólo las estrellas en la hierba, sino el ambiente en las gradas de los estadios ingleses.
'El conjunto del modelo económico solo funciona cuando las tribunas están suficientemente llenas', juzga en el Telegraph Richard Scudamore, director general y después presidente de la Premier League entre 1999 y 2018.
'A ningún comediante le gusta actuar en una sala vacía', revela el exdirigente, pieza clave en la entrada del campeonato inglés en la dimensión que ha alcanzado desde los años 2000.
¿Vuelta en junio?
Tras casi dos meses sin fútbol, el campeonato se suspendió el 9 de marzo, los dirigentes de la liga quieren pensar que los hinchas, reputados insaciables, mantendrán su hambre de fútbol, aunque el único suspense por el título sea saber cuándo levantará el trofeo el Liverpool, que lidera el campeonato con 25 puntos de ventaja sobre el Manchester City.Pero esta no es la opinión de Mark Doidge, sociólogo del deporte de la Universidad de Brighton: sin espectadores en las gradas, la Premier League podría perder su encanto y su especificidad.
'A corto plazo, puede que haya gente que quiera ver los partidos por televisión, pero creo que el efecto de la novedad desaparecerá muy rápidamente cuando nos demos cuenta que una gran parte de lo que anima el juego no es sólo los jugadores, sino la gente en las gradas', dice este especialista.
En los estadios ingleses, hinchas y jugadores interactúan para crear una energía y una emoción colectiva, según Doidge. 'Esta ambiente colectivo es parte integrante del juego. Si no existe para alimentar los partidos, ¿la calidad del fútbol y, finalmente, la experiencia televisiva será la misma?'.
La cuestión amenaza con plantearse más allá de la temporada en curso: los clubes de la Premier League piensan ya en planes de urgencia para jugar la totalidad de la temporada 2020-2021 a puerta cerrada, según la prensa británica.
A falta de algo mejor, ¿contentará esto a jugadores, difusores e hinchas?
'Es una situación extraña el no tener hinchas presentes. Lo que define al fútbol es esa atmósfera', lamenta ya el internacional inglés del Tottenham Harry Winks, preguntado por la BBC.
'No es algo que me guste y sé que muchos otros jugadores sienten lo mismo, insistió.
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