TEGUCIGALPA, HONDURAS.- La economía de Honduras sufrió una severa crisis económica durante 2020 debido a la pandemia del covid-19 y que fue agravada por los desastres de las tormentas Eta y Iota. Sin embargo, hay esperanzas de crecimiento en el país, según el Banco Mundial (BM).
Producto de la crisis económica del 2020, el Producto Interno Bruto (PIB) cayó en 9%, la caída más fuerte en la historia del país, según el Banco Central de Honduras (BCH). Esta crisis dejó a casi 600,000 nuevos pobres y medio millón de trabajadores con problemas de empleo.
De acuerdo con un nuevo informe del Banco Mundial (BM) el crecimiento comienza a repuntar, lo que abre la oportunidad de llevar a cabo una transformación significativa en sectores clave. Esta institución proyecta que Honduras tendrá un crecimiento de 4.5% en este año 2021 y 3.9% en 2022. Las proyecciones están entre las estimaciones del BCH que prevé un rango de crecimiento de entre 3.2% a 5.2% este año y el próximo.
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Destrucción creativa
La fuerte contracción causada por covid-19 el año pasado tuvo costos económicos y sociales enormes. La tasa de desempleo en general aumentó y la pobreza se disparó, si bien en algunos países el uso masivo de transferencias sociales hizo mucho para amortiguar el impacto social de la crisis.
“El daño es severo y estamos viendo mucho sufrimiento, en particular entre los más vulnerables”, dijo Carlos Felipe Jaramillo, vicepresidente del Banco Mundial para la región de América Latina y el Caribe. “Pero hay que mirar hacia adelante y aprovechar esta oportunidad para realizar las transformaciones necesarias que aseguren un futuro mejor”, agregó.
La crisis de covid-19 tendrá un impacto a largo plazo sobre las economías de la región. Es probable que los menores niveles de aprendizaje y de empleo reduzcan los ingresos futuros, mientras que el elevado nivel de endeudamiento público y privado puede causar tensión en el sector financiero y frenar la recuperación.
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A pesar de estos desafíos, existen áreas positivas. Martín Rama, economista en jefe del Banco Mundial para la región, cree que “esta pandemia dio lugar a un proceso de destrucción creativa que puede resultar en un crecimiento más acelerado pero que también puede agrandar la desigualdad”.
Por ejemplo, los servicios hoteleros y personales pueden sufrir daños a largo plazo, aunque las tecnologías de la información, las finanzas y la logística se expandirán. A mediano plazo, las ganancias pueden ser mayores que las pérdidas. La mayor transformación puede resultar de la digitalización acelerada, que podría conducir a un mayor dinamismo en la intermediación financiera, el comercio internacional y los mercados laborales.
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