Tegucigalpa, Honduras
Han transcurrido varias décadas en las que el sector agropecuario, el más importante para la seguridad alimentaria de Honduras, ha pasado desapercibido y aún no logra la suficiente atención del sistema financiero.
El que solamente el 6.8% del crédito bancario se destine a la actividad agropecuaria y que un reducido número de campesinos activos tenga acceso como que no conmueve a nadie.
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En 2016, el saldo de los préstamos de la banca comercial sumaron 247,492.1 millones de lempiras, de los que apenas 16,829 millones fueron créditos para el sector agrícola, según el Informe de Estabilidad Financiera del Banco Central de Honduras (BCH).
Mientras que el sector de propiedad raíz (construcción) posee la mayor participación con 24.4% de la cartera crediticia de la banca, seguido por consumo con 23.9% y servicios con 18.6%.
El mayor cuestionamiento es que los bancos están prestando más al sector de consumo, como tarjetas de crédito o préstamos personales, antes que a los sectores productivos. Esto resiente más al rubro agrícola, que genera el 12.2% del Producto Interno Bruto (PIB) de Honduras, indicador que asciende a más de 491,000 millones de lempiras al año.
La actividad agrícola es el tercer rubro de mayor importancia en la economía del país, después de la manufactura y del comercio.
Las razones
La banca privada tiene suficientes recursos para financiar el agro hondureño.
Solo de 2014 a 2016, la liquidez aumentó de 39,343 a 60,510 millones de lempiras, o sea 21,167 millones más, según informes de la Asociación Hondureña de Instituciones Bancarias (Ahiba).
El comportamiento se explica por la baja colocación de nuevos créditos. Esto indica que no es la falta de recursos la que frena el crédito al agro y tampoco los requisitos, según Marlon Villarreal, gerente de Créditos Agrícolas de Banco Atlántida, ya que se mantienen y son los mismos que se solicitan para cualquier rubro.
Son alrededor de 10 requisitos, entre estos: estado cuenta, plan de negocios, constitución, licencias y documentos personales. Asimismo el tiempo de respuesta solo tarda de dos a tres semanas y las tasas de interés oscilan entre 12% y 14%, detalló.
Sin embargo, hay factores que influyen para que la banca decida no prestar a los productores, como el alto riesgo por las condiciones climáticas. Además “las normativas (de la Comisión Nacional de Bancos y Seguros) exigen que los créditos agrícolas estén bien soportados con garantías”, según el director ejecutivo de la Federación Nacional de Agricultores y Ganaderos (Fenagh), Céleo Osorio. Otros expertos consultados coinciden en que la política crediticia de la banca es conservadora.