TEGUCIGALPA, HONDURAS.- Los drásticos cambios experimentados durante la pandemia del covid-19 deja grandes retos y lecciones a todos, en especial a los líderes empresariales que dirigen las unidades productivas, explica
Alberto Trejos, decano de
Incae Business School, en entrevista con
EL HERALDO. Trejos advierte que quienes tengan la capacidad de entender y asimilar los cambios serán los ganadores y los que lleguen de último pueden perder.
¿Cambian las prioridades en educación, salud e infraestructura?
Las prioridades en infraestructura cambian radicalmente, si la forma como las personas conducen su vida y las empresas conducen su producción van a cambiar las necesidades de infraestructuras cambian radicalmente. En esta pandemia hemos visto el fruto de lo que hemos hecho bien en salud y el costo de lo que dejamos para el día de mañana.
¿Cómo está el sistema financiero en Honduras y Centroamérica?
Los sistemas nuestros están muy bien supervisados, muy regulado, lo que quiere decir que hasta el momento no hemos tenido que lamentar ningún problema de solvencia, de liquidez de entidades financieras en ninguno de los países.
Confío que eso siga siendo así porque la plata que está en los bancos es de todos, entonces hay que tener mucho cuidado. Cuanto más sana esté la banca cuando termine la pandemia, más fuerza vamos a tener para recuperarnos como una economía completa.
¿Qué pasa si se flexibilizan las regulaciones de los bancos?
Es importante evitar los cantos de sirena de medidas populistas que a veces se oyen en momentos de crisis y que pueden ser muy peligrosas, lo que hacen es debilitar los sistemas financieros y poner a toda la economía, todas las personas y todos los empleos en un jaque. Si de camino a solucionar el problema sanitario nos surge un problema financiero, la salida de esta crisis va a ser mucho más complicada.
¿Considera que habrá cambios profundos después de esta crisis?
Definitivamente, la manera como operan muchos mercados va a cambiar radicalmente en parte porque durante la crisis a la gente se le cambian los gustos y las prioridades en una forma que es duradera. Me parece que puede haber un cambio importante como operan los mercados y eventos globales como tener proveedores geográficamente más cerca genera a la región una oportunidad interesante de atraer inversión que le ayude a recuperarse más rápidamente.
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¿Cuáles son los retos para los líderes empresariales y los gerentes?
El segundo reto más importante, más allá del de sobrevivir, es entender que cuando la pandemia acabe volvemos a la normalidad, pero no a la normalidad de antes en la que algunas cosas que antes eran menos importantes se vuelven mucho más importantes, en la que existen prácticas y tecnologías que se van a quedar con nosotros. El que no se da cuenta que tiene que repensar su producto, su manera de llegarle a su cliente, su estrategia, su uso de tecnología y su manejo de gente y llega de último a la fiesta puede irle muy mal en la nueva normalidad.
¿Qué se debe hacer desde ahora?
Tenemos que repensar el producto o el servicio que vendemos, a quién se lo vendemos, la forma en que lo entregamos y las oportunidades de cómo modificamos. Muchas compañías van a encontrar oportunidades con todos estos cambios. Tenemos un cambio radical en la operación de las cosas y las empresas que muestren más flexibilidad -y los individuos que muestren más flexibilidad mental para repensar dónde están las oportunidades y dónde están los peligros- van a ser las ganadoras.
'Tenemos que ser uno de esos que por haber pensado hacia dónde iban las cosas resultan ganadores. Si reaccionamos a tiempo podemos convertir la situación en oportunidades, en lecciones”. |
¿Cambian las prioridades en educación, salud e infraestructura?
Las prioridades en infraestructura cambian radicalmente, si la forma como las personas conducen su vida y las empresas conducen su producción van a cambiar las necesidades de infraestructuras cambian radicalmente. En esta pandemia hemos visto el fruto de lo que hemos hecho bien en salud y el costo de lo que dejamos para el día de mañana.
¿Cómo está el sistema financiero en Honduras y Centroamérica?
Los sistemas nuestros están muy bien supervisados, muy regulado, lo que quiere decir que hasta el momento no hemos tenido que lamentar ningún problema de solvencia, de liquidez de entidades financieras en ninguno de los países.
Confío que eso siga siendo así porque la plata que está en los bancos es de todos, entonces hay que tener mucho cuidado. Cuanto más sana esté la banca cuando termine la pandemia, más fuerza vamos a tener para recuperarnos como una economía completa.
¿Qué pasa si se flexibilizan las regulaciones de los bancos?
Es importante evitar los cantos de sirena de medidas populistas que a veces se oyen en momentos de crisis y que pueden ser muy peligrosas, lo que hacen es debilitar los sistemas financieros y poner a toda la economía, todas las personas y todos los empleos en un jaque. Si de camino a solucionar el problema sanitario nos surge un problema financiero, la salida de esta crisis va a ser mucho más complicada.
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¿Cómo lograr el equilibrio entre la prudencia con la necesidad de recursos para las mipymes, por ejemplo?
Un poco de flexibilidad sí, en muchos países y en Honduras también ha surgido de la banca misma que tiene que ver con revisar criterios regulatorios, ayudar a atender a los sectores más complicados. Ese poco de flexibilidad no se puede interpretar como medidas de una forma generalizada porque debilitan al sistema financiero y, por lo tanto, a la economía.
¿El trabajo de la banca multilateral ha sido el adecuado o falta más?
Siempre se necesita más, pero la región afortunadamente en esta ocasión ha podido acudir a los bancos multilaterales para cerrar las finanzas de los gobiernos en este año. Es una buena cosa que tengamos eso, pero no nos acostumbremos a que es una solución para momentos de emergencia, pero apenas esta crisis acabe tenemos que poner un poquito más de seguridad, de solidez en todo lo que hacemos.
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