San Pedro Sula, Honduras. -Con la reducción a cero del índice de violencia y criminalidad, El Salvador ha abierto sus puertas a la inversión, sin embargo, Honduras mantiene su liderazgo sobre ese país en términos de producción de bienes y servicios.
Por segundo año consecutivo, Honduras se mantendrá como la cuarta economía de Centroamérica marcando una nueva dinámica en la región, de acuerdo a las proyecciones del Fondo Monetario Internacional (FMI).
Durante décadas, El Salvador ocupó el cuarto lugar, después de Guatemala, Costa Rica y Panamá, en términos de producción económica, sin embargo, en 2022, Honduras cerró la brecha y en 2023 registró un mayor Producto Interno Bruto (PIB), estableciendo su posición como una de las economías más dinámicas del istmo.
Las proyecciones anunciadas este mes por el Fondo Monetario Internacional (FMI) indican que la economía de Honduras crecerá 3.6% y con este porcentaje alcanzará un PIB (a precios corrientes) de $36,735 millones y en 2025, con un 3.5%, llegará a los $38,983 millones.
En contraste, El Salvador, considerando las perspectivas del FMI, con una tasa de crecimiento proyectada de 3%, obtendrá un PIB de $35,848 millones y en 2025, con un 3%, logrará $37,843 millones, quedando aproximadamente $887 millones y $1,140 millones por debajo de Honduras en esos años, respectivamente.
El PIB mide el valor total de todos los bienes y servicios producidos en un país (desde la producción industrial y agrícola hasta los servicios financieros y educativos) durante un período determinado, generalmente un año, y es utilizado por organismos internacionales y gobiernos para hacer comparaciones anuales del desempeño de la economía.
El PIB a precios corrientes (en inglés conocido como current prices) mide el valor total de los bienes y servicios producidos en una economía durante un período utilizando los precios vigentes en ese momento.
Este incluye la inflación, a diferencia del PIB a precios constantes (constant prices).
Crecimiento económico
Las razones por las que la economía de Honduras ha superado a la de El Salvador son distintas; primero, Honduras ha diversificado su producción con un crecimiento significativo en la manufactura y en las exportaciones agrícolas.
En contraste, El Salvador sigue dependiendo en gran medida de las remesas, lo que limita su capacidad de expansión interna.
El sector agrícola hondureño ha experimentado un auge impulsado por la demanda internacional de productos como el café y el banano.
El Salvador, en cambio, no ha logrado modernizar este sector a la misma velocidad, lo que afecta su competitividad en el mercado global.
El informe Perspectivas del Comercio Internacional de América Latina y el Caribe, publicado esta semana por la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal), demuestra con cifras que el comercio internacional de Honduras supera al del país vecino.
En exportaciones de bienes, Honduras registró $12,281 millones (2022), $11,383 millones (2023) y $10,495 (2024, cifra preliminar). El Salvador, $5,842 millones (2022), $5,521 millones (2023) y $5,478 millones (2024). Aunque El Salvador, presenta un mejor desempeño en las exportaciones de servicios frente a Honduras.
Por otro lado, Honduras importa más bienes que El Salvador, por ejemplo, este año cerrará con compras de $17,871 millones, contra $14,855 millones del país vecino.
Esto indica que la economía catracha necesita más mercancías para cubrir sus necesidades.
El 18 de octubre, al concluir una visita de varios días, el personal técnico del FMI emitió un comunicado en el cual expuso que la economía de Honduras “sigue siendo resiliente a pesar del contexto mundial aún complicado y del impacto del choque climático de El Niño. Este año ha continuado el crecimiento robusto (proyectado en casi 4 por ciento) y la inflación se ha estabilizado entre 4.5% y 5%, dentro del rango de tolerancia alrededor del objetivo de inflación del Banco Central de Honduras (BCH)”.
En el sector externo, las reservas internacionales siguen siendo adecuadas, pero han seguido disminuyendo durante este año debido a diversos factores, entre ellos la grave sequía del primer semestre del año (que lastró las exportaciones agrícolas y aumentó las importaciones de energía) y los menores desembolsos multilaterales y bilaterales de lo previsto, según el FMI.
El economista Wilfredo Díaz, radicado en Costa Rica, afirmó que Honduras está superando a El Salvador “porque hay más población. Esto aumenta de forma natural el tamaño de la economía, por un lado. Segundo, el crecimiento productivo de El Salvador en los últimos años ha estado por debajo del de Honduras. El Salvador ha crecido en promedio más o menos un 2.5%, mientras que Honduras para el mismo período, más o menos un 3.7%”.
Díaz ejemplificó que “otra forma interesante de ver (el crecimiento) es con el consumo de energía a nivel centroamericano. En Mercado Eléctrico Regional (MER) puede ver qué Honduras consume mucha más energía que El Salvador. Eso indica que la economía es más grande”.
Pero aclara que el hecho de que Honduras registre un PIB a precios corrientes más altos que el de El Salvador no significa que las condiciones de vida de los habitantes sean superiores, pues “al final, el tamaño de la economía no nos dice mucho sobre el bienestar de la población”.
“Mírelo así: la población hondureña crece más o menos 2% anualmente, si el crecimiento de la economía ha sido 3.7% en términos per cápita, la economía se expande únicamente un 1.7%. Para que la población esté mejor en términos de ingreso (lo más simple), el PIB debería triplicar el crecimiento de la población. De ahí sale el famoso número que Honduras necesitaría crecer unos diez años a un 6% (más o menos).
Y si bien la economía de Honduras es más grande que la de El Salvador, su ingreso per cápita es menor por qué la población de Honduras es mayor que la de El Salvador. Eso significa que hay menos recursos por persona, implicando una situación más precaria comparativamente”, dice Díaz.
De acuerdo con las proyecciones del FMI, este año, el PIB per cápita de El Salvador será de $5,606 y el de Honduras de $3,446. El PIB per cápita indica cuánto correspondería, en promedio, a cada habitante si el valor total de los bienes y servicios producidos en un país se distribuyera equitativamente entre todos.