TEGUCIGALPA, HONDURAS.- Los organismos financieros internacionales han brindado una rápida respuesta a los países para amortiguar los efectos del coronavirus en los sectores de salud y economía.
Eduardo Marques Almeida, representante del Banco Interamericano de Desarrollo (BID), brindó una amplia entrevista a EL HERALDO sobre una variedad de temas.
¿Cuál es el plan de asistencia que el BID ejecuta en Honduras para atender la crisis sanitaria del Covid-19?
En respuesta a la crisis sanitaria del Covid-19, el BID brinda apoyo adicional a nuestros países miembros, entre ellos Honduras, mediante recursos financieros y técnicos concentrados en cuatro áreas: apoyo inmediato para la preparación y respuesta sanitaria, medidas para proteger los ingresos de las poblaciones más afectadas, apoyo para la protección del empleo y la productividad de las Pymes, y políticas fiscales para financiar la respuesta a la crisis.
¿Han recibido del gobierno de Honduras solicitudes de apoyo financiero y de asistencia técnica?
Hemos estado en conversaciones desde el primer momento de la crisis con el gobierno, y efectivamente, ya hemos llegado a acuerdos concretos para la reasignación de fondos de préstamos que actualmente se encuentra en cartera, con el fin de apoyar las acciones de contención de la pandemia y la atención de pacientes de Covid-19 en el país. Estamos hablando de 50 millones de dólares provenientes de préstamos ya activos y reorientados al desarrollo e implementación de un nuevo proyecto de salud que tiene como objetivos apoyar los esfuerzos de contención del virus, la contratación de personal médico y la compra de equipamiento, la implementación de innovaciones tecnológicas como la telemedicina y teleasistencia y, finalmente, el fomento del autocuidado de la salud.
¿Han propuesto como BID a los países miembros un plan para aminorar el impacto de la pandemia del coronavirus?
Acabamos de publicar un análisis muy detallado por subregiones y con fichas por país con un diagnóstico de la situación, así como propuestas para actuar por el lado fiscal, monetario, crediticio y social. Nuestra propuesta incluye acciones claves en tres áreas: Implementar una política sanitaria que permita reducir el ritmo de contagio y atender a los enfermos de manera efectiva. Permitiría que las medidas de contención estén vigentes el menor tiempo necesario para erradicar la enfermedad, contribuyendo así al regreso de la población a las actividades productivas de manera normal en el menor tiempo posible. Se complementan estas acciones con el fortalecimiento del sistema de salud para poder cuidar a los contagiados.
Vea además: ¿Cómo favorecen las medidas de alivio a deudores afectados?
Políticas que permitan mantener en la medida de lo posible los empleos y las empresas, lo que facilitará, una vez que pase la emergencia, una recuperación más pronta y menos costosa al reducirse el costo de realizar nuevas contrataciones y evitar la pérdida de capital humano y destrucción de capital. Implementar programas para apoyar de manera transitoria a las personas más vulnerables frente a la crisis, lo que contribuiría a salvaguardar la paz y el bienestar social.
Uno de los desafíos para los países será la reactivación económica, ¿qué papel juegan el sector público y privado para definir un plan de acción?
Ante un desafío tan grande como el que vivimos, se requiere una respuesta más ambiciosa y cohesionada y que se traduzca en políticas y programas que, en alianza con el sector privado y la sociedad civil, se enfoquen en cinco grandes áreas:
Financiamiento para reactivación. Las acciones parar proteger el tejido empresarial se debe complementar con facilidades de financiamiento para lograr una reactivación económica rápida y fuerte.
Transformación productiva: es preciso redoblar esfuerzos para avanzar en la transformación de la matriz productiva hacia el desarrollo de sectores de alto valor agregado y con potencial de crecimiento, que generen mejora en la calidad de los empleos e ingresos de la población, asegurando la implementación de acciones de sostenibilidad ambiental y mitigación del cambio climático.
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Inversión en capital humano a lo largo de todo el ciclo de vida (salud, educación y protección social), lo que asegura la progresividad hacia la erradicación de la pobreza, el cierre de brechas de desarrollo y la inserción al mercado laboral, contemplando las nuevas demandas de una economía más competitiva.
Fortalecimiento de la capacidad institucional para asegurar la estabilidad macroeconómica y de las finanzas públicas, y de esta manera dar sostenibilidad a los logros e impulsar medidas ambiciosas que cierren las brechas de desarrollo. Integración regional. Es clave avanzar en la facilitación comercial y la construcción de infraestructura intrarregional para desarrollar nuevas oportunidades productivas.
¿Qué tipo de medidas se deberán aplicar en Honduras para el rescate de la economía?
Para mitigar los efectos económicos de esta pandemia, no solo en Honduras sino en toda la región, las políticas que se implementen deben tomar en cuenta tres prioridades: apoyar la política sanitaria para reducir el ritmo de contagio, mantener los empleos y las empresas viables para permitir una mejor recuperación tras la emergencia y, finalmente, mitigar los efectos en la población más vulnerable, como la que forma el sector informal.
Además, en un entorno de espacio fiscal limitado y condiciones de financiamiento más restrictivas, todas las medidas deben ser temporales, con un diseño preciso para alcanzar su objetivo y a los más necesitados, además de evaluar su beneficio social y costo fiscal a fin de priorizarlas. Porque si bien la situación de emergencia justifica la urgente aplicación de medidas, es importante reflexionar sobre ellas, asegurando que se toman de forma solidaria, priorizando el apoyo a los más afectados y garantizando la sostenibilidad de políticas públicas en el mediano plazo.
Será necesario que el gobierno hondureño revise el programa económico.
Los gobiernos de todo el mundo tienen la tarea de desacelerar la propagación del Covid-19, proteger a la población más vulnerable y buscar alternativas para mitigar su impacto económico. El fortalecimiento de los sistemas de salud, la protección social de aquellos que enfrentan una caída de ingresos y proteger el tejido empresarial, en especial a la micro, pequeña y mediana empresa, forman parte de esta primera fase de la emergencia.
Pero también es importante que las decisiones que se están tomando en el corto plazo se complementen, en una segunda etapa, con acciones de reactivación económica y se garantice la sostenibilidad de políticas públicas en el mediano plazo.
¿Cuál será el aporte económico del BID a los países de la región?
En el caso de la región de Centroamérica y República Dominicana, el BID está ya reprogramando la cartera existente de proyectos de salud, y se sumarán 1,700 millones de dólares adicionales al programa de préstamos inicialmente planeado para 2020. Con esto, se pondrán a disposición de los países más de 2,900 millones que pueden ser destinados a enfrentar la crisis y sus consecuencias. Adicionalmente, BID Invest, el brazo del grupo que atiende al sector privado, dedicará una porción importante de su proyección de 5,000 millones de dólares a la subregión.
Para el BID es vital dar una respuesta inmediata en salud pública, a través de una estrategia multisectorial, tanto pública como privada, que anticipe los impactos sociales y productivos en el mediano y largo plazo.
¿De cuánto dispone el BID para atender las necesidades de financiamiento de Honduras?
En Honduras la cantidad disponible en este momento es de US$60 millones, fondos provenientes de los proyectos que actualmente se encuentran en cartera: US$10 millones de un proyecto que actualmente apoyan al sector salud, y la reorientación de US$50 millones más de cuatro préstamos activos, con el objetivo de contribuir al “Plan para la Contención y Respuesta a Casos de Coronavirus (Covid-19)” en el país. También es importante destacar la reciente aprobación por parte del BID de una operación para Honduras en protección social por valor de US$59 millones.
Este proyecto apoyará los ingresos mínimos de los hogares en pobreza extrema y, entre otros, fortalecerá los servicios primarios de salud en municipios más pobres, con lo cual se reforzaría la capacidad del sistema de salud para la detección, diagnóstico y respuesta ante el Covid-19.
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