TEGUCIGALPA, HONDURAS.- De costar 209.75 dólares el saco en la bolsa de Nueva York, el café cerró en 172.33 dólares el viernes pasado, implicando una pérdida de $37.42 en las recientes 13 subastas. El nuevo año cafetalero dio inicio hace 31 días y la caída del valor internacional del aromático también está impactando en las exportaciones.
Pese a esta situación prevalece el optimismo de parte del presidente de la Asociación de Exportadores de Café de Honduras (Adecaféh), Miguel Pon, quien consideró que para enero y febrero de 2023 se puede recuperar el precio del grano aromático debido a que son los meses cuando más se comercializa este commodity.
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“En los meses de enero y febrero que es cuando más se comercializa café, esperaríamos que se dé una recuperación, no lo garantizamos porque sobre el mercado nadie puede apostar, pero eso es lo que queremos todos”, manifestó Pon a EL HERALDO.
Hasta el 27 de octubre tan sólo se habían enviado al exterior 55,000 sacos de 46 kilogramos de café catracho, generándose apenas 12.1 millones de dólares en divisas. Pon, quien fungió como exgerente regional y comercial del Instituto Hondureño del Café (Ihcafé), explicó los factores que están incidiendo en la baja del aromático y sobre la rentabilidad de subir la producción cafetalera.
¿Cuáles son las causas de la caída sostenida del precio internacional del café?
Son varios temas, el clima en Brasil ha sido muy favorable para la floración y el desarrollo de la producción en las zonas cafeteras de aquel país, entonces se espera que haya un incremento en la cosecha brasileña nuevamente de alrededor de 59 millones de sacos de 60 kilogramos; esta situación ha provocado que fondos y especuladores que juegan en bolsa empiecen a vender contratos porque se espera que haya un incremento en la oferta entonces empiezan a vender, le meten presión y hace que el mercado se venga para abajo.
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Por otro lado, está la inflación en la economía mundial, existen fuertes problemas en Estados Unidos que es uno de los principales compradores de café en el mundo, también amenazas de recesión y todos estos factores inciden en la demanda.
La gente deja de consumir en las cantidades que lo hacía anteriormente y empieza a buscar sustitutos al café.
¿Preocupa tanto a los productores como exportadores de café si se mantiene esta situación?
No solo a los exportadores de café, nos alarma a todos porque nosotros vivimos de lo que le podemos comprar al productor y entre más bajo el precio más desanimo hay para seguir produciendo café, por eso se van reduciendo las cosechas también.
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Sí hay una preocupación, aunque por ahora estamos empezando el año cafetalero, no se han reportado ventas a futuro en este momento porque estamos viendo un mercado que está con una tendencia muy a la baja; la tendencia puede ser a que el mercado siga bajando, pero eso puede cambiar.
¿Qué medidas se pueden promover a nivel interno ante la pérdida del valor del aromático?
Es complicado porque todos los países productores de café arábica dependemos de cómo se va moviendo la bolsa de Nueva York que es el precio de referencia para la comercialización nacional e internacional, son factores externos que poco o nada podemos hacer.
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Lo que sí podemos hacer es especular lo menos posible y aprovechar si hay algún nivel de precio que dé para cubrir costos y que permita algún margen de ganancia entonces vender en el caso de los productores. También hay que llevar un control lo más estricto posible de cuánto me cuesta producir un quintal de café y a partir de qué nivel puedo tener cierto margen de ganancia para poder vender y no especular.
¿Habría rentabilidad de aumentar la producción cafetalera pese a conservarse precios bajos del café en la bolsa mercantil de Nueva York?
La rentabilidad se va a medir con base en los ingresos que se van a obtener por sembrar café, entonces si los costos son más elevados y no permiten un margen de ganancia se pierde la rentabilidad.
A nivel de país preferiría una estrategia que el pronóstico de cosecha se quede en unos siete millones de quintales y trabajar un poco más en cómo mejorar la calidad y más adelante pensar en una estrategia de recuperación fuerte, llegar a aquellos 9.5 millones de quintales que exportamos hace como cinco o seis años.
El café es un negocio que les ayuda a subsistir a los pequeños productores y cuando hay precios bajos al lado tienen que diversificar y sembrar otro tipo de cultivos también para aguantar una crisis.
