Esta falta de respuesta terminó en una desesperanza para 708,608 hondureños que perdieron la esperanza de encontrar un empleo. Este grupo de personas es denominado “desalentados”, según las categorías del mercado laboral determinadas por la Secretaría de Trabajo y Seguridad Social (STSS).
“Son hondureños de 15 años en adelante que no tienen empleo y no buscan activamente uno porque piensan que no lo encontrarán”, indica el Consejo Hondureño de la Empresa Privada (Cohep), que afirma que el deterioro del mercado laboral y social es una bomba de tiempo para el país.
Tras la mayor crisis de la pandemia del covid-19, las cifras que reflejan la crisis laboral en Honduras son alarmantes. El número de desalentados aumentó en 583,631 personas, un 467% de 2019 a 2020. El desempleo abierto se duplicó, pasando de 240,000 a 447,000 personas sin ningún tipo de ocupación. El subempleo subió de 61% a 71%, es decir de 2.1 a 2.5 millones de personas que trabajan pero que obtienen ingresos menores al salario mínimo.
Con la pandemia, tres de cada 10 hondureños perdieron su empleo y casi 156,000 fueron suspendidos.
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Factores que influyen
La economista Liliana Castillo explica que las personas desalentadas “tienen la seguridad de que no van a encontrar empleo y que perderán tiempo, esfuerzo y dinero, además tienen la seguridad de que solo teniendo contactos políticos podrían tener una posibilidad”.Es por esa desesperanza que prefieren migrar con todos los riesgos que conlleva, agrega Castillo, quien también comenta que se ha recobrado un poco la esperanza de que eso cambie, que haya generación de empleo y que se obtengan por méritos y experiencia.
Indica que se logrará cuando se adopten políticas económicas y sociales más inclusivas, se fortalezca el estado de derecho y el país sea atractivo para la inversión.
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