TEGUCIGALPA, HONDURAS.- Considerado el bastión de su triunfo en las elecciones de 2017, el voto rural será defendido hasta el final por el Partido Nacional en el plan de transmisión de resultados preliminares.
Para el partido de gobierno, las primeras proyecciones que tres horas después de cerrados las elecciones generales divulgue el Consejo Nacional Electoral (CNE) deben incluir voto rural y voto urbano. El problema radica en que no todas las zonas rurales garantizan fluidez en la señal de telefonía y hay muchas que ni siquiera tienen energía eléctrica.
Pero, al igual que lo urbano, lo rural es parte de la democracia y debe ser tomado en cuenta, a criterio del exmagistrado del otrora Tribunal Supremo Electoral (TSE), Jacobo Hernández Cruz. El voto rural representa aproximadamente un 40 por ciento de la carga electoral. Mientras, el 60 restante —el urbano— lo representan 15 ciudades: Tegucigalpa, San Pedro Sula, La Ceiba, Tela, Choloma, El Progreso, Santa Rosa de Copán, Comayagua, Choluteca, La Lima, Siguatepeque, Juticalpa, Catacamas, Danlí y Santa Bárbara.
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El Partido Nacional tiene una hegemonía electoral histórica en los departamentos de Intibucá y Lempira. El voto rural se convirtió en la polémica que desató la crisis política en 2017. Para Augusto Aguilar, miembro del Consejo de Expertos Electorales de América Latina, “la población rural ha disminuido enormemente” en Honduras debido al fenómeno migratorio tanto hacia Estados Unidos como a las zonas urbanas del país. El analista Pablo Carías destacó que “el Partido Nacional históricamente ha estado vinculado a lo rural” donde le ha sacado provecho al bajo promedio de escolaridad de la población. “Yo sí creo que el Partido Nacional tiene su peso en lo rural”, dijo.
Por su lado, Arístides Mejía, exmagistrado electoral, dijo que ese argumento que sacó el Partido Nacional en las elecciones de 2017 “no tiene relación con la realidad hondureña porque ellos copiaron esa idea con lo que pasa en Estados Unidos”.
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