Voto en plancha: antidemocrático pero efectivo para el bipartidismo

TEGUCIGALPA, HONDURAS.- Martha, economista de profesión, aceptó la propuesta de aparecer en las planillas de diputados por uno de los partidos minoritarios, pero a pesar de la asidua campaña que hizo, fue derrotada en 2017 por el voto en plancha.

Esta es la realidad que viven los aspirantes a una curul en el Congreso Nacional que se enfrentan a una maquinaria bien enraizada especialmente en los partidos históricos, los que cada cuatro años promueven esta forma de ejercicio del sufragio que para muchos analistas está en contra de la democracia.

El voto en cascada seguirá invariable en este nuevo proceso electoral y nuevamente estará amenazando a los partidos emergentes, muchos de los cuales -como el caso de Martha- llevan en sus planillas a candidatos de buen perfil con pensamientos y propuestas diferentes.

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Esta forma de votar por parte de los hondureños está muy asociada a su vieja militancia en los partidos históricos, a su nivel de escolaridad y, muchas veces, a los incentivos que de diferentes formas reciben días previos al día de las elecciones. Los partidos Nacional, Liberal y últimamente Libre siguen haciendo llamados a su militancia a votar en cascada porque saben que está de por medio el futuro control del Congreso Nacional, que tendrá su punto álgido en la escogencia de la nueva junta directiva.

Para los últimos dos procesos electorales el Partido Nacional logró, mediante resolución del otrora Tribunal Supremo Electoral (TSE), que el voto en plancha también se podría hacer mediante una línea continua desde la primera casilla hasta la última en una planilla de candidatos a diputados.

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Esta disposición benefició más al partido de gobierno que logró sacar 61 diputados contra 30 de Libre y 27 del Partido Liberal.

El analista Julio Navarro no entiende cómo fue posible que con una diferencia de apenas 45 mil votos en el nivel presidencial -en las elecciones de 2017- el Partido Nacional sacó 31 diputados más que el partido Libre.

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Es antidemocrático

El voto en cascada va contra el país, contra los partidos y afecta individualmente a los candidatos de los partidos emergentes y a quienes van en posiciones de tabla media para arriba de los partidos grandes. Por eso, desde las primarias, los candidatos suelen negociar con los caciques o dueños de corrientes las primeras posiciones. Muchas veces hasta hacen aportaciones económicas para la campaña para que los pongan en las primeras casillas.

Para el analista y pieza clave en la redacción de la nueva Ley Electoral, Augusto Aguilar, “el voto en plancha afecta la democracia porque cuando se vota en plancha lo está haciendo por gente que nunca ha figurado, gente que logró colarse y se le quita al ciudadano la oportunidad de seleccionar entre varios partidos a los mejores”. El voto continuo “es un retroceso” democráticamente hablando, dijo el expresidente del TSE.

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¿Pero quiénes votan por banderas, sin pensar individualmente en los candidatos? “El voto en plancha es practicado fundamentalmente por la militancia de los partidos”, en opinión de analista Ernesto Paz Aguilar.

“En la medida en que los niveles de educación suben hay más conciencia” a la hora de votar, aunque mucha gente que tiene un buen nivel de escolaridad también marca en línea continua.

Para el fundador del partido Va Movimiento Solidario (Vamos), Augusto Cruz Asensio, “obligar o llevar a la población con campañas masivas a votar en plancha es negarle el derecho a escoger a los mejores de los distintos partidos”.

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Ha sido tradición que los partidos emergentes, gracias al cociente electoral, saquen uno o dos diputados y esa tendencia probablemente se repita este 28 de noviembre.

En las elecciones de 2017 el partido Alianza Patriótica Hondureña (Alianza) alcanzó cuatro diputados, pero -según los rumores políticos- fue resultado de que la gente confundió la palabra alianza con la Alianza de Oposición contra la Dictadura que formaron los partidos Libre y Pinu.

Producto del voto en cascada los partidos Nacional y Liberal controlaron el 95 por ciento del hemiciclo legislativo desde 1982 hasta 2010.

A ver qué pasa en estas elecciones generales.

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