Alarmante dato expone el oscuro mundo de las armas prohibidas en Honduras
En los últimos 8 años fueron decomisadas más de 5 mil armas automáticas en Honduras. El crimen organizado y el narcotráfico están detrás de este mercado ilegal
- 13 de noviembre de 2024 a las 18:36
Tegucigalpa, Honduras.- Aunque el uso de las armas de funcionamiento automático son de uso exclusivo para las instituciones militares y policiales, en las calles de Honduras se utilizan sin ningún problema y, peor aún, se cometen crímenes con ellas.
Entre 2017 y octubre de 2024, la Secretaría de Seguridad decomisó 36,289 armas de diferentes tipos, modelos y calibres, pero el 14% eran automáticas.
Hablamos de armas como el AK-47, M-16, M-60, Mini Uzu o Uzi y, en muchos casos, hasta AR-15.
El artículo 8 de la Ley de Control de Armas de Fuego, Municiones, Explosiones y Otras Similares explícitamente dice que “las armas de cualquier calibre de funcionamiento automático y las silenciadas o de alta precisión es de uso reservado para las Fuerzas Armadas y Policía Nacional y sujetas a reglamentación especial”.
Sin embargo, en los últimos 8 años fueron decomisadas más de 5 mil armas automáticas, es decir, que diariamente requisaron entre 1 y 2.
Para los expertos en tema de seguridad, estas armas de uso prohibido que circulan en el país surgieron de tres situaciones que ocurrieron en Honduras: la Guerra Fría en los años 80 (conflicto social que ocurrió en Honduras, Guatemala y El Salvador tras el triunfo de la Revolución Sandinista en Nicaragua), así como el robo de cargamentos de armas en las Fuerzas Armadas y la Policía Militar años atrás.
“Cuando esto se estabilizó, había ventas abiertas del AK-47, principalmente en la frontera Honduras-Nicaragua. Y esto sigue por la falta de control de esos espacios no vigilados y no controlados por las autoridades correspondientes”, advirtió el general en condición de retiro Luis Maldonado.
Tipo de arma
Según los reportes de Seguridad, decomisaron ametralladoras, escopetas, fusiles, pistolas revólver y hasta lanza granadas.
En el 43% de los casos eran armas semiautomáticas, mientras que en el 25% de los decomisos se trataba de revólveres. Esto significa que por cada 10 armas decomisadas, 4 eran semiautomáticas, 3 revólveres y 1 automática (de uso exclusivo para las fuerzas militares y policiales).
El decomiso de armas varió completamente año con año, pero después de pandemia hubo un aumento. Por ejemplo, para 2017 en el país requisaron 2,091 armas automáticas, para 2020 (en pandemia) la cifra cayó a 242 y en 2023 aumentó a 400. Hasta octubre de 2024 era el reporte era de 390.
En el caso del decomiso de armas semiautomáticas ocurrió todo lo contrario, pues en 2017 fueron 427 y para 2024 las autoridades incautaron más de tres mil.
Para Maldonado, la cifra de armas decomisadas es mínima en comparación con las que realmente circulan en el país, pues aunque no hay cifras oficiales se hablan de “centenares de armas de uso prohibido”.
“Aun con este esfuerzo que se ha hecho y la proliferación de las armas, sea por negligencia o falta de responsabilidad de las instituciones como la Policía Nacional y las Fuerzas Armadas, así como la proliferación por circular en forma prohibida en los distintos espacios fronterizos, no se advierte un resultado contundente respecto al decomiso de estas armas de uso prohibido y letal”, comentó Maldonado.
Dijo que las armas que en décadas pasadas fueron extraídas de las Fuerzas Armadas y la Policía Nacional todavía siguen circulando en el país y forman parte de la lista de armas de uso prohibido en manos del crimen organizado.
Las armas como las AR-15, que son automáticas, afirmó que las utilizan con mayor frecuencia las maras y pandillas, mientras que las variantes de la M-16, que “tienen cargadores con mayor capacidad que el cargador utilizado como arma de reglamento en las Fuerzas Armadas, también las armas automáticas de corto alcance, como la uzi automática, esta es un arma preferida por los cárteles de la droga a nivel superior”.
Maldonado mencionó que no se han neutralizado a las organizaciones del crimen organizado, lo que se evidencia en las capturas o las pocas armas decomisadas.
“Entonces nosotros sostenemos que estas armas están ahí, en poder del crimen organizado”, repitió.
Según el experto en seguridad, en el país hay rutas de tráfico ilegal de armas controladas por quienes cultivan droga, quienes también se protegen con equipos de uso prohibido o de uso corriente, como el revólver, pero también se puede observar el mismo patrón en espacios en donde los cárteles de la droga están asentados.
“Hay un canal de comunicación entre El Paraíso y Olancho, y de Olancho hacia Yoro, y de Yoro a Colón, respecto a estas armas, incluso, Gracias a Dios. Desde luego, ya las armas de esta naturaleza en centros urbanos, como San Pedro Sula y Tegucigalpa, están más en posesión de los grupos que corresponden a maras y pandillas, los más radicales”, señaló.
Lugares con más decomisos
Maldonado afirmó que hay 5 departamentos que forman parte de la “interconexión del tráfico terrestre”, mientras que en Francisco Morazán y Cortés circulan armas debido al crimen organizado.
“En todos esos espacios hay control territorial, y para este control territorial se usan estas armas”, advirtió.
Estos departamentos, según los registros de Seguridad, aparecen como los puntos con más decomisos a nivel nacional, pero al ver la cifra de armas incautadas por la cantidad de habitantes algunos sobresalen más que otros.
Por ejemplo, la tasa de armas decomisadas en Olancho por cada 10 mil habitantes fue de 61, mientras que en Colón decomisaron 58 y en Yoro 48 por cada 10 mil personas.
En Islas de la Bahía, donde incautaron 384 armas, la tasa por cada 10 mil habitantes fue de 47, una de las más altas para un departamento con 82,378 pobladores (según cifras del Instituto Nacional de Estadísticas, INE, actualizadas hasta 2024).
Gracias a Dios, Choluteca y La Paz fueron los departamentos con las tasas más bajas, lo que no significa que el decomiso también fue bajo, al menos eso reflejan los números en bruto que compartió Seguridad con este rotativo.
“Las estructuras, me refiero al crimen organizado de donde venga, utilizan muchas veces este tipo de armas automáticas, especialmente las AK-47 y otro tipo de armas que las utilizan en las masacres, la mayoría son armas automáticas y armas prohibidas por la ley”, afirmó Maldonado.
Gonzalo Sánchez, abogado y experto en temas de seguridad, por su parte, dijo que el uso de armas de El Paraíso, Olancho y Yoro es un factor “cultural” y que cuando no las portan se sienten desprotegidos.
“Allí una persona prefiere no comer, oiga bien, por andar su arma. O sea, desde niño, le enseñan, tanto a las hembritas como a los varones, a manejar un arma de fuego. Entonces, ¿qué pasa? Eso se convierte en una cultura”, aseguró.
El experto criticó que como se trata de algo cultural a la Policía le es difícil controlarlos porque la gente “no respeta a la Policía. Entonces la gente camina bien armada, incluso con armas prohibidas, armas automáticas, que es difícil”.
Recordó el caso de Colón, donde en 2012 prohibieron la portación de armas. La gente luchó para que derogaran el decreto porque ellos andaban desarmados mientras las estructuras criminales seguían cometiendo crímenes con armas, incluso, automáticas.
Ante esto, Sánchez evidenció que la Policía Nacional está en desventaja porque debido a convenios internacionales no pueden usar armas automáticas, los únicos que sí lo hacen son los militares (las Fuerzas Armadas).
Aseguró que muchas de esas armas que circulan de forma ilegal fueron creadas para matar y otras, como la AR-15, que son semiautomáticas, tienen el mismo efecto. Al ser consultado sobre lo que pasa con estas armas decomisadas, sugirió la creación de una institución que se encargue de la destrucción, pues muchas de las que ya quitaron a estructuras criminales son robadas y vuelven a circular, aunque estén prohibidas.
“Las que decomisan a la Policía se las hurtan o se las roban y de repente vuelven a andar en circulación este tipo de armas. Entonces hay que proceder a destruirlas”, propuso.
Perfil de las personas con armas prohibidas
En el artículo 8 de la Ley de Control de Armas de Fuego se especifica en 9 incisos todos los equipos y artefactos prohibidos, además de las armas automáticas.
El incido 4 prohíbe el uso de “los proyectiles perforantes de protectores blindados, explosivos, prefragmentados o de detonación o cualquier otro prohibido en convenciones internacionales ratificadas por Honduras”, mientras que en el 2 y 3 se habla de armas y proyectiles de fabricación casera y artesanal.
El inciso 7 dice explícitamente que están prohibidos “los mecanismos de conversión de armas a funcionamiento automático”, mientras que el 9 se refiere a aquellas restringidas por convenciones internacionales.
Pese a todo lo que dice la normativa, hombres y mujeres fueron detenidos por portar armas prohibidas. En la mayoría de casos son jóvenes y adultos, aunque también hubo registros de niños.
Según Seguridad, el 18% de los detenidos eran jornaleros y el 14% agricultores. También hubo casos de labradores, comerciantes, guardias de seguridad y hasta estudiantes.
En la lista también aparecen miembros de la Policía Nacional y militares, así como el caso de 42 personas que fueron categorizados como “pandilleros”.
Los expertos dicen que el uso de armas prohibidas en las zonas urbanas recae sobre las maras y pandillas, así como estructuras del narcotráfico.
“Yo creo que ahí hay que poner el dedo en la llaga en este tipo de problemas que tenemos, que ahuyenta la inversión, enluta a la familia hondureña. Entonces, si bien es cierto, los homicidios han bajado, pero hay que ponerle un poco de más interés a lo que es la pandilla, el crimen organizado”, pidió Sánchez, al mencionar que esto contribuirá a bajar la circulación de armas de uso prohibido en Honduras.