La impunidad amenaza la libertad de expresión y prensa en Honduras
Más de un centenar de asesinatos con el 92% de los casos en impunidad; una situación “muy grave” para ejercer el periodismo y el ataque de los funcionarios son parte del ecosistema hondureño
Los periodistas hondureños conmemoran su día este 25 de mayo.
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TEGUCIGALPA, HONDURAS.- Hoy, los comunicadores y otras figuras, celebran el Día del Periodista enfrentando una serie de desafíos que amenazan la integridad y vitalidad de la libertad de prensa y expresión en Honduras.
“El Día del Periodista Hondureño debe ser una oportunidad para reflexionar al margen de los festejos o conmemoraciones. Debe ser para promover el debate hacia dónde va el periodismo: identificar sus desafíos y sus riesgos en la defensa de la libertad de prensa, de expresión y de acceso a la información, así como de opinión”, dijo Thelma Mejía, una de las fundadoras del Comité por la Libre Expresión (C-Libre).
A través de los años, estos desafíos han creado un entorno complejo y a menudo hostil para los periodistas, los medios de comunicación y los defensores de los derechos humanos que luchan por informar y expresarse libremente.
EL HERALDO Plus explora los problemas fundamentales que enfrenta Honduras en este ámbito crucial y analiza cómo estos desafíos afectan a la sociedad en su conjunto.
Una de las preocupaciones más apremiantes es la violencia y la intimidación dirigida contra periodistas y medios de comunicación.
Honduras ha ganado tristemente notoriedad por ser uno de los países más peligrosos del mundo para ejercer el periodismo.
Los asesinatos, los ataques físicos y las amenazas de muerte son lamentablemente comunes, perpetrados en su mayoría por actores no estatales, como cárteles de la droga, grupos criminales y elementos corruptos dentro de las instituciones gubernamentales.
Esta violencia busca silenciar la crítica y la exposición de la corrupción, creando un clima de miedo y autocensura que erosiona la capacidad de los medios de comunicación para funcionar de manera independiente y responsable.
“El crimen organizado está dando agendas informativas y está diciendo qué es lo que tiene que publicarse o qué es lo que tiene que ocultarse”, lamentó Cruz Epifanio López, responsable de las comunicaciones de C-Libre.
La censura más extrema
En las últimas décadas, el periodismo en general ha sufrido desde acoso e intimidación, hasta agresiones y asesinatos.
Entre 2001 y lo que va de 2024, al menos un centenar de periodistas, comunicadores y otras figuras vinculadas a los medios de comunicación fueron asesinados en Honduras, según el Comisionado Nacional de los Derechos Humanos (Conadeh). Y lo más preocupante: el 92% de los casos está en la impunidad.
Los datos del Conadeh indican que 25 víctimas fueron propietarios y directores de medios y de espacios de noticias, mientras que 17 eran presentadores. En estas cifras también hay fotógrafos, camarógrafos y editores.
“Cuando yo escuché los gritos de mi esposa fue cuando yo salí; le gritaban: salí, hija de la gran p. No sé cuántos había afuera, porque como estaba oscuro no se miraba, pero ya me habían quebrado el vidrio del carro y pateado el portón, ya habían dañado las cámaras y nos habían amenazado”, relató el comunicador Carlos Panameño, tras un ataque a su hogar que también afectó a su pareja, la doctora Monserrat Arita, que labora para un medio de comunicación.
Para Blanca Izaguirre, titular del Conadeh, los asesinatos de periodistas y otras personas vinculadas a los medios de comunicación representa “la forma de censura más extrema”.
“No podemos celebrar en medio de tantas deudas que hay con el periodismo nacional. Por ejemplo, hay que mencionar el tema de la impunidad en el caso de los periodistas asesinados. No hay nada que celebrar, sino que lamentar”, reprochó Cruz Epifanio López, de C-Libre.
El Conadeh también señala que 81 medios de comunicación de Honduras han perdido a uno de sus miembros.
Y los asesinatos ocurrieron en 49 municipios de 16 departamentos, y solamente 6, concentran el 76% de los casos: Francisco Morazán (22), Cortés (19), Copán (9), Yoro (8), Atlántida (8) y Olancho (7).
Izaguirre, titular del Conadeh, consideró que la justicia hondureña tienen “la obligación de prevenir, investigar y castigar con todo el peso de la ley al o los responsables de cometer actos intimidación, amenazas a muerte, atentados e incluso hasta privar de la vida a personas ligadas a medios de comunicación”.
Otro problema que también afecta a los miembros del mundo periodístico en Honduras es el desplazamiento forzado.
Entre 2016 y 2022, los datos más recientes, el Conadeh atendió 86 quejas de periodistas y comunicadores sociales, víctimas del desplazamiento forzado por violencia.
Problemas para ejercer
Honduras destaca tristemente a nivel mundial como uno de los países donde la libertad de prensa es más obstaculizada. Así lo demuestra la clasificación mundial de la libertad de prensa 2024, de Reporteros Sin Fronteras (RSF).
Este indicador, que sitúa a Honduras en la posición 146 de 180 países, lo califica con una “situación muy grave”.
En ese contexto, la periodista Thelma Mejía, una de las fundadoras de C-Libre, señaló que “los índices de libertad de expresión desde hace varios años nos indican que el periodismo hondureño y su libertad de expresión no gozan de buena salud”.
“La reflexión obligada de los periodistas es ¿qué celebramos si estamos tan mal?”, preguntó.
En términos generales, de los 180 países, 36 se clasifican en situación “muy grave”, y en la región centroamericana, Honduras y Nicaragua son los únicos dos que figuran entre los peores en el indicador de libertad de prensa a nivel mundial en 2024.
Una nueva arma
Según Reporteros Sin Fronteras, la desinformación también se ha convertido en un arma política, y el uso de tecnologías avanzadas, como la inteligencia artificial (IA) generativa y los deepfakes, permiten manipular la información de maneras sin precedentes.
“Muchos gobiernos ejercen un control cada vez más estrecho sobre las redes sociales e Internet: restringen el acceso, bloquean cuentas y borran mensajes con contenido informativo”, detalla el informe.
A consideración de Thelma Mejía, “los discursos de odio, la desinformación y las falsas noticias buscan precisamente erosionar las democracias”.
Estas herramientas se utilizan para influir en la opinión pública y en procesos electorales, creando un ambiente de desconfianza y confusión, donde los periodistas enfrentan el desafío de desmantelar estas falsedades en medio de un entorno hostil y controlado.
Esto se pone en el relieve porque Honduras está en un año preelectoral, en donde el acceso a la información, los ataques de todo tipo y la desinformación atenta frontalmente contra la libertad de prensa y expresión.
Ataques de quienes deberían proteger
“A escala mundial, se impone una constatación: la libertad de prensa está amenazada por los mismos que deberían ser sus garantes: las autoridades políticas”, indica el informe de 2024 de RSF.
En Honduras, donde la libertad de expresión y de prensa debería ser un derecho inalienable, las voces críticas son silenciadas, y la verdad es una moneda de cambio que pocos pueden permitirse.
Lo lamentable, dicen los expertos, es que esta censura no solo proviene de sectores maquiavélicos, sino también del mismo gobierno que es el encargado de velar por la democracia de la sociedad.
Un claro ejemplo es la decisión que tomó la presidenta Xiomara Castro, el 8 de abril, que consistió en centralizar las comunicaciones estatales a través de la Dirección General de Información y Prensa, dependiente de la Secretaría de Planificación Estratégica (SPE).
Este movimiento, respaldado por el decreto ejecutivo PCM-023-2022, es calificado como una amenaza directa a la libertad de prensa y expresión, dado que “la información, en alguna medida, será modificada, arreglada; entonces la información no va a llegar como debe llegar a la sociedad”, advirtió el director del C-Libre, Saúl Bueso.
En su opinión, la Secretaría de Planificación Estratégica, dirigida por el secretario Ricardo Salgado, que actúa como un filtro, no solo limita el acceso a la información, sino que también distorsiona la realidad.
“Nos parece que es una decisión poco acertada porque esto restringe el acceso de los medios a la fuente. Si todo va a pasar por un filtro, quiere decir que la información, previamente al entregarla a la sociedad, estará filtrada. Entonces, esto no es libertad de expresión”, señaló.
Para RSF, en este renglón entra la desinformación debido a que “algunas formaciones políticas alimentan el odio y la desconfianza hacia los periodistas, insultándolos, desacreditándolos o amenazándolos”.
“La reflexión es a seguir luchando, a seguir fiscalizando el poder y a no sucumbir ante la autocensura ni la censura”, meditó Thelma Mejía.
En conclusión, la libertad de prensa y expresión en Honduras enfrenta una serie de desafíos interrelacionados que amenazan su integridad y su capacidad para cumplir con su papel vital en una sociedad democrática.
La violencia, la concentración de medios, la censura, la legislación restrictiva, la corrupción, la impunidad y ahora la desinformación son solo algunos de los problemas que requieren una atención urgente y acciones decisivas por parte del gobierno, la sociedad civil y la comunidad internacional.
Solo a través de un compromiso renovado con los principios de libertad, transparencia y justicia se podrá garantizar un entorno seguro y propicio para el ejercicio pleno de la libertad de prensa y expresión en Honduras y en todo el mundo, plantean expertos.