Deepfakes a políticos, otra cara de la desinformación en Honduras

Tegucigalpa, Honduras.- Videos generados con inteligencia artificial (IA) que muestran de manera convincente a políticos hondureños en escenas de besos se han convertido en una nueva estrategia de desinformación dirigida al público hondureño en el contexto electoral.

En Honduras, los deepfakes (o ultrafalsos, por su traducción al español) circulan en redes sociales con fines de manipulación política, sembrando dudas sobre la integridad y comportamiento de los precandidatos, y explotando las emociones del electorado.

Entre los más destacados, por ejemplo, se encuentra un deepfake que muestra a la precandidata presidencial del Partido Nacional, Ana García, besándose con el aspirante a alcalde de Tegucigalpa, José Roberto Pineda, conocido como “Pitu”.

Otro deepfake expone al esposo de la presidenta de Honduras, Manuel Zelaya Rosales, en un supuesto beso con la diputada del partido Libertad y Refundación (Libre), Scherly Arriaga.

Y un tercer video incluye al hermano del exmandatario, Carlos Zelaya, junto a la precandidata oficialista Rixi Moncada. Todos fueron desmentidos por el equipo de verificación de EL HERALDO.

Estos videos no solo son técnicamente impresionantes, sino que también están cuidadosamente diseñados para maximizar su impacto en el entorno político hondureño, justo en el contexto de las elecciones de 2025.

La estrategia se replica también en otros países del continente, como en Estados Unidos, en donde circuló uno que mostraba cómo Donald Trump besó a Kamala Harris.

El equipo de verificación de EL HERALDO analiza este tipo de deepfakes en el ambiente electoral que vive Honduras a partir del impacto en el electorado, los desafíos que representa y qué se necesita para desmantelarlos.

Uno de los mayores peligros de estos videos es su capacidad de apelar a las emociones. Al mostrar escenas que implican infidelidades o conductas inapropiadas entre figuras políticas, los deepfakes atacan directamente la confianza que los ciudadanos tienen en sus líderes.

Para Javier Franco, analista hondureño en patologías de la desinformación, la amplificación de estos deepfakes en el país ha sido por las reacciones que genera en cada miembro de la sociedad, como ocurrió en otros países.

“Los deepfakes amorosos a políticos hondureños han sido replicados a partir de un video que muestra al expresidente Donald Trump y a la vicepresidenta Kamala Harris en una relación sentimental ficticia. Este tipo de contenido, que mezcla la realidad con la ficción, genera morbo y es percibido como entretenimiento en ciertos sectores de la sociedad”, consideró.

En un país donde la política está profundamente ligada a valores sociales y familiares, los videos ultrafalsos que muestran actos de intimidad no solo buscan desprestigiar a los candidatos, sino también generar un choque moral en los votantes.

“Fue una situación incómoda para mí esos rumores en redes sociales, pero no le tome importancia ya que Juan Orlando (su esposo) incluso lo supo y me aconsejó”, reaccionó la precandidata presidencial Ana García con relación al deepfake que la involucra.

El equipo de verificación de EL HERALDO intentó comunicarse con Manuel Zelaya, Scherly Arriaga, Carlos Zelaya y Rixi Moncada, pero no obtuvo respuesta.

Estos contenidos están diseñados para ser impactantes y sensacionalistas, haciendo que el electorado reaccione con enojo o decepción sin necesariamente verificar la veracidad de lo que ve.

“A medida que se difunden, la línea entre la verdad y la manipulación digital se hace cada vez más delgada, lo que contribuye a una cultura donde la desinformación y el engaño pueden propagarse fácilmente”, agregó Franco.

Además, los plazos electorales juegan un papel crucial en la difusión de estos deepfakes.

Al estar en vísperas de los comicios de 2025, este tipo de contenido malintencionado tiene el potencial de influir en la toma de decisiones de los votantes, especialmente entre aquellos que no están familiarizados con la tecnología o que no cuentan con herramientas adecuadas para detectar la desinformación.

La combinación de contenido visual impactante y el clima político tenso crean el ambiente perfecto para que la desinformación se propague sin resistencia.

“La circulación de estos videos falsos no solo distorsiona la imagen de las figuras públicas involucradas, sino que también tiene un impacto en la percepción pública”, opinó.

El auge de los deepfakes en Honduras también plantea un enorme desafío para los medios de comunicación que hacen verificación de datos, como lo son EL HERALDO y La Prensa, referentes en Honduras.

En un contexto donde la verificación digital y el fact-checking son más necesarios que nunca, los periodistas enfrentan la difícil tarea de desmentir contenido que parece increíblemente real.

“Estoy viendo más deepfakes de política este año que el anterior y las que estoy viendo son más sofisticadas y convincentes”, dijo Hany Farid, profesor de Ciencias de la Computación en la Universidad de California en Berkeley.

Esta situación exige un alto nivel de alfabetización mediática entre la población, lo cual no siempre está garantizado.

Además, la velocidad a la que los deepfakes se comparten en las redes sociales y aplicaciones de mensajería instantánea complica la tarea de los verificadores.

La desinformación puede propagarse a una velocidad alarmante, dejando a los verificadores con poco tiempo para contrarrestar su impacto antes de que los ciudadanos se formen una opinión basada en la falsedad.

“El mayor peligro que supone la inteligencia artificial es creer que algo real es falso y que ha sido generado con esta herramienta, cuando no es el caso”, dijo el periodista de la BBC especializado en desinformación Shayan Sardarizadeh.

“El impacto que tendrá la IA en el futuro todavía es incierto”, añadió durante el curso de verano “Entre algoritmos y datos: IA y fact-checking frente a la desinformación”, organizado por Newtral y la Universidad Complutense de Madrid (UCM) en España, en julio pasado.

Frente a esta situación, es crucial que se adopten medidas que combinen tanto la regulación como la educación mediática.

Si bien las plataformas de redes sociales deben mejorar sus mecanismos para detectar y eliminar deepfakes, el gobierno hondureño también debe involucrarse activamente en la creación de marcos legales que sancionen el uso malintencionado de esta tecnología.

Contactada por el equipo de verificación de EL HERALDO, Cossette López, comisionada presidenta del Consejo Nacional Electoral (CNE), respondió que todavía no se ha establecido un mecanismo estatal para contrarrestar la desinformación, que se maximiza por las elecciones.

“El CNE ni los otros entes electorales han previsto o tienen algún planteamiento de cómo combatir la desinformación, pero debemos hacerlo”, puntualizó.

En reiteradas ocasiones el equipo de verificación de EL HERALDO ha exhortado al gobierno a aplicar medidas para combatir la desinformación, como sí lo hacen varios países de la Unión Europea (UE), en donde se sancionan a las plataformas por no regular la inteligencia artificial, por ejemplo.

Otro magistrado del CNE, Marlon Ochoa, ratificó la falta de una medida: “Es un tema aún pendiente de discusión en el seno del pleno”.

De igual forma, es fundamental que se creen programas de alfabetización digital, como los que ha aplicado EL HERALDO y La Prensa, para educar al electorado sobre cómo identificar este tipo de contenidos falsos y cómo evitar caer en la trampa de la desinformación.

Otro factor es aprender a verificar por cuenta propia, como lo explica el equipo de verificación de EL HERALDO cada vez que desmantela un deepfake o la desinformación en general.

Por ejemplo, utilizando la herramienta Vidu, que permite hacer videos con inteligencia artificial (IA) con base en fotografías y comandos de texto, se hizo con similitud un video como el que circuló en redes sociales, sobre los besos entre “Mel” y Arriaga.

En resumen, los deepfakes representan una amenaza creciente en Honduras, especialmente en un contexto político tan polarizado y próximo a elecciones.

Estos videos manipulados no solo buscan difamar a los candidatos, sino que también tienen el potencial de alterar el curso del proceso electoral al manipular la opinión pública de manera masiva.