Tegucigalpa, Honduras.- La reciente experiencia de Estados Unidos, donde la desinformación influyó de manera profunda en el ambiente electoral, debe encender las alarmas en Honduras, especialmente de cara a las elecciones primarias y generales de 2025.
Mientras los votantes estadounidenses se enfrentaron a una avalancha de contenido falso y manipulado, Honduras observa este fenómeno desde la distancia, con riesgos similares de desinformación que ya se comienzan a ver cada vez más en redes sociales y en discursos políticos.
EL HERALDO Verifica expone, en este explicativo, que si no se toman medidas ahora, Honduras podría vivir una situación similar, con la desinformación, desestabilizando el proceso democrático y aumentando las divisiones sociales.
Vulnerable a la desinformación
En Honduras, la desinformación electoral ya muestra síntomas preocupantes. Las redes sociales cada vez se llenan más de publicaciones falsas y engañosas que atacan a candidatos, distorsionan sus propuestas y generan un ambiente de polarización.
En vísperas de las elecciones de 2025, la narrativa de “noticias falsas” parece estar dirigida a confundir a los votantes usando la narrativa de fraude electoral y manipular su percepción sobre ciertos actores políticos.
Las autoridades del Consejo Nacional Electoral (CNE) dijeron a EL HERALDO Verifica que, aunque “es un tema pendiente”, todavía no tienen clara la ruta para combatir la desinformación electoral en el país.
Al igual que en Estados Unidos, donde las noticias falsas y los deepfakes han impactado a millones de personas, en Honduras esta táctica se está convirtiendo en una herramienta política para influir en la opinión pública y generar desconfianza en el sistema electoral.
Fraude electoral, quiénes pudieron ejercer el sufragio y la supuesta injerencia de Google en sus búsquedas favoreciendo a Kamala Harris, por ejemplo, fueron algunas de las narrativas que desmanteló EL HERALDO Verifica durante el 5 de noviembre de 2024.
La desinformación en Honduras es particularmente peligrosa porque el país carece de infraestructura educativa y mediática que ayude a la población a diferenciar entre noticias reales y falsas.
La alfabetización mediática en el país es prácticamente inexistente, lo que significa que gran parte de la ciudadanía consume y comparte información sin cuestionarla.
La falta de formación en pensamiento crítico y análisis de medios deja a los votantes hondureños desprotegidos frente a campañas de manipulación en línea.
“La narrativa de fraude electoral es común en muchos países latinoamericanos, como Venezuela, Nicaragua, Honduras. La gran lección aquí es que aprendamos de Estados Unidos que cuando el lado que promueve la narrativa de fraude gana, la narrativa de fraude desaparece”, dijo a EL HERALDO Verifica Cristina Tardáguila, exdirectora de la International Fact-Checking Network (IFCN).
“Así que no es que haya fraude realmente, es que nos están intentando engañar. Y en eso tenemos que estar muy atentos, porque este tipo de narrativa volverá el año que viene”, advirtió.
Escasez de iniciativas y ausencia de regulación
Mientras en Estados Unidos existen redes de verificación de hechos bien organizadas, en Honduras las iniciativas de fact-checking son escasas y están limitadas por falta de recursos y personal. Destacan en el sombrío contexto EL HERALDO Verifica y La Prensa Verifica.
Aunque algunos medios de comunicación intentan desmentir informaciones falsas, la escala de la desinformación es mucho mayor que la capacidad de respuesta. Esto permite que mentiras y distorsiones se propaguen sin freno, creando un entorno donde las narrativas falsas logran consolidarse en la opinión pública antes de ser desmentidas.
A esta problemática se suma la ausencia de regulación en el ámbito digital. Honduras no cuenta con leyes que penalicen la difusión intencionada de noticias falsas o que establezcan consecuencias para aquellos que difunden desinformación con fines malintencionados.
En países como Estados Unidos, aunque la desinformación es un reto constante, algunos estados han comenzado a legislar sobre el tema, y el propio gobierno federal ha implementado advertencias y controles en las redes sociales.
Según Tardáguila, desde 2016, el estadounidense ha ganado mayor conciencia sobre la desinformación y cómo funcionan los algoritmos. Y eso se refleja en 2024: el 63% de los latinos en Estados Unidos han aprendido a identificar contenidos dudosos, lo que refleja un avance en la educación mediática y la resiliencia ante las mentiras, indicó.
En Honduras, en cambio, cualquier persona puede crear y compartir información falsa sin enfrentar ninguna sanción, como lo ha venido denunciando EL HERALDO Verifica.
Esta falta de regulación, combinada con la baja alfabetización mediática y las pocas iniciativas de verificación, crea un ambiente de impunidad para los desinformadores.
Políticos y actores con intereses particulares pueden utilizar la desinformación como herramienta estratégica, con la certeza de que no habrá consecuencias legales por sus acciones.
Efectos sobre el tejido social y la democracia
La desinformación electoral en Estados Unidos no solo ha polarizado a los votantes, sino que ha generado un clima de odio y división que debilita la cohesión social.
Estas desinformaciones ya han circulado durante campañas electorales anteriores, pero se siguen difundiendo “porque funcionan, no importa que se hayan desmentido muchas veces porque la gente sigue creyéndose los mensajes”, dijo a Newtral el codirector de Media Forensics Hub de la Universidad de Clemson (Carolina del Sur), Darren Linvill.
En Honduras, donde la polarización ya es un problema, la desinformación podría agravar esta situación, aumentando las tensiones entre los ciudadanos y debilitando aún más la confianza en las instituciones.
De hecho, EL HERALDO Verifica reveló que la política como temática es la principal narrativa que usan los desinformantes para persuadir a la población hondureña en redes sociales.
Este ambiente de hostilidad y desconfianza es terreno fértil para que las narrativas de odio y manipulación política prosperen.
Si la desinformación se convierte en una herramienta común en la política hondureña, los resultados pueden ser devastadores para la democracia. Un proceso electoral basado en mentiras y manipulación difícilmente puede considerarse legítimo.
Además, cuando la ciudadanía percibe que no puede confiar en la información que recibe, aumenta la desconfianza en el sistema y en sus autoridades, lo que mina la estabilidad del país.
La experiencia de Estados Unidos muestra cómo un entorno de desinformación electoral puede erosionar las bases democráticas, algo que Honduras no puede permitirse.
Lecciones y acciones
El caso de Estados Unidos ofrece lecciones valiosas para Honduras. La primera es la necesidad de una estrategia nacional de educación mediática.
Si bien este tipo de programas requieren tiempo y recursos, es urgente comenzar a implementar iniciativas que enseñen a la población a cuestionar y analizar la información. Esto es esencial no solo para combatir la desinformación, sino para fortalecer la democracia en el largo plazo.
“Este aprendizaje puede ser crucial para fortalecer las democracias en América Latina, incluyendo Honduras”, recomendó Tardáguila, fundadora del medio de fact-checking Lupa de Brasil, miembro de Latam Chequea, como lo es EL HERALDO.
“Preocupa que no exista un marco legal que permita combatir el problema de la desinformación en Honduras”, expresó García.
La segunda lección es la importancia de una regulación clara y efectiva. Honduras necesita un marco legal que establezca sanciones para quienes difunden desinformación con intenciones maliciosas, especialmente en periodos electorales, como lo ha pedido EL HERALDO Verifica.
Una normativa adecuada podría disuadir a algunos actores de usar la desinformación como herramienta política y ayudar a establecer límites en la propagación de contenido falso en redes sociales.
“La desinformación debería ser penalizada en Honduras porque en la mayoría de los casos constituye delitos en contra del honor y además causan también mucho pánico dentro de la población cuando se viralizan videos y otras cosas”, consideró el diputado Carlos Umaña, del Partido Salvador de Honduras (PSH).
Por último, el país necesita fortalecer las iniciativas de verificación. Los medios de comunicación y las organizaciones de la sociedad civil deben trabajar juntos para crear una red de fact-checking capaz de responder a la desinformación de manera rápida y efectiva.
Esta red de verificadores podría colaborar con plataformas como Facebook, X y WhatsApp para identificar y detener la circulación de noticias falsas antes de que lleguen a millones de personas.
La desinformación electoral que enfrentó Estados Unidos es un espejo de lo que Honduras podría vivir en 2025 si no se toman medidas urgentes, advierten analistas consultados por EL HERALDO Verifica.
El escenario hondureño (con baja alfabetización mediática, pocas iniciativas de verificación, falta de regulación y una sociedad polarizada) es terreno fértil para que la desinformación prospere.
Dicen los entendidos que si no se aborda esta problemática, la manipulación de la información podría socavar la democracia hondureña, debilitando también la confianza de los ciudadanos y polarizando aún más a la sociedad.
En lugar de esperar a que el problema escale, Honduras debe aprender de las lecciones de Estados Unidos y actuar ahora para proteger el próximo proceso electoral y, con él, la estabilidad del país, recomiendan.