Tegucigalpa, Honduras.- Un revuelo nacional e internacional causó la amenaza de presidenta Xiomara Castro al gobierno de Estados Unidos, advirtiendo la posibilidad de expulsar las tropas militares estadounidenses en Honduras, ante una eventual política de deportaciones masivas por parte de Estados Unidos.
La base, que alberga la Fuerza de Tarea Conjunta Bravo, sería cancelada si el nuevo gobierno estadounidense, encabezado por Donald Trump, aplica una postura en contra de los migrantes hondureños.
Pero, ¿Cuál es la base militar a la que hace referencia la mandataria hondureña? ¿Cuáles son sus funciones? En el siguiente explicativo se lo detallamos:
Opera en Palmerola
La Fuerza de Tarea Conjunta Bravo (FTC-B) fue constituida por los Estados Unidos y Honduras desde 1983 como parte de una estrategia para mejorar la cooperación bilateral entre ambos países en temas como defensa y seguridad.
La Fuerza de Tarea Conjunta Bravo es una unidad militar estadounidense que opera en específicamente en Palmerola con el objetivo de contribuir a la seguridad y defensa del país, en particular en temas relacionados con la lucha contra el crimen organizado, el narcotráfico y el terrorismo.
Esta unidad es una colaboración entre las Fuerzas Armadas de Honduras y las fuerzas de los Estados Unidos, especialmente el Ejército de los Estados Unidos, lo que permite llevar a cabo operaciones que van desde seguridad hasta asistencia humanitaria en la región en caso de eventualidades o desastres naturales.
Está compuesta por aviadores, soldados, marinos e infantes de marina estadounidenses, y civiles estadounidenses y hondureños, en total más de 500 militares estadounidenses y 500 civiles hondureños y estadounidenses.
La base se encuentra estratégicamente ubicado en el centro-sur del país. Desde este punto, la fuerza militar estadounidense, en conjunto con la hondureña, realiza operaciones en varias áreas clave del territorio hondureño y regional.
De acuerdo a la historia de la base, su origen está estrechamente vinculado a los acontecimientos políticos y militares de la década de 1980 en Centroamérica.
Durante este período, la región centroamericana atravesaba una serie de crisis, entre ellas destacan la guerra civil en El Salvador y el temor a la expansión de la influencia de los soviéticos durante la Guerra Fría en Estados Unidos.
Las fuerzas hondureñas y estadounidenses realizaron ejercicios de entrenamientos conjuntos desde 1965, pero fue hasta después que el gobierno hondureño solicitó un incremento en el número y tamaño de esos ejercicios en 1983 que la Fuerza de Tarea Conjunta-Bravo se estableció formalmente en territorio hondureño.
Antes de ser designada como FTC-Bravo en 1984, esta fuerza de tarea fue conocida como FTC-11 y luego como la FTC-Alpha.
El mismo FTC-B informa que además de estas tensiones geopolíticas, la guerra contra el narcotráfico comenzó a cobrar importancia. Honduras, debido a su ubicación estratégica, se convirtió en una “ruta clave” para el tráfico de drogas hacia Estados Unidos.
Esta situación llevó a la necesidad de fortalecer la cooperación en seguridad entre Honduras y Estados Unidos y la Base Soto Cano fue el asentamiento idóneo.
Sus operaciones
En términos operativos, la Fuerza de Tarea Conjunta-Bravo tiene la capacidad de actuar en cualquier punto del territorio hondureño, según las necesidades de las misiones, en colaboración con las fuerzas hondureñas.
Cabe resaltar que desde su creación, la FTC-B ha evolucionado y se ha adaptado a nuevas amenazas, pasando de ser una unidad centrada principalmente en la defensa contra el comunismo y el apoyo a las fuerzas anticomunistas en la región (debido al contexto de la década de los 80´s), a convertirse en un actor clave en la lucha contra el narcotráfico y la seguridad regional en el contexto moderno.
Además del narcotráfico, la FTC-B juega un papel crucial en la lucha contra otras formas de crimen organizado, como las pandillas y grupos criminales transnacionales que operan en Honduras y en el resto de Centroamérica.
Debido a la ubicación estratégica de Honduras como punto de tránsito para las rutas de tráfico de drogas que van hacia Estados Unidos, la base de Soto Cano ha sido clave en la lucha contra las organizaciones criminales que operan en el país.
La FTC-B coordina operaciones conjuntas que involucran patrullas aéreas, marítimas y terrestres para interceptar cargamentos de cocaína y otras drogas.
La FTC-B también puede involucrarse en operaciones de situaciones de crisis regionales. Estas acciones incluyen la asistencia logística y la coordinación de esfuerzos para prevenir o responder a posibles amenazas a la seguridad regional en Centroamérica.
En resumen, la FTC-Bravo tiene como finalidad fomentar la seguridad, la estabilidad y la prosperidad en Honduras mediante la práctica de una variedad de misiones, que van desde el apoyo a las operaciones del gobierno de Estados Unidos, hasta la lucha contra el crimen organizado transnacional, la asistencia humanitaria y la ayuda en caso de desastres.
Todas estas operaciones se realizan en estrecha colaboración con las autoridades hondureñas y otros aliados regionales e internacionales, consolidando a la FTC-B como una de las principales unidades militares de los Estados Unidos en la región, clave para la seguridad y estabilidad de Honduras y Centroamérica en general.
Si la administración Trump decide adoptar una postura más severa hacia los migrantes hondureños, la presidenta Castro advirtió que podría reconsiderar la permanencia de la base en el país y dejarlas “sin razón de existir”.
Esto sería una medida que tendría repercusiones tanto para la seguridad regional como para las relaciones bilaterales entre ambos países, de acuerdo a analistas y miembros de la oposición.
Posibilidad de cerrarla
Si la administración Trump decide adoptar una postura más severa hacia los migrantes hondureños, la presidenta Castro advirtió que podría reconsiderar la permanencia de la base en el país y dejarlas “sin razón de existir”.
Esto sería una medida que tendría repercusiones tanto para la seguridad regional como para las relaciones bilaterales entre ambos países, de acuerdo a analistas y miembros de la oposición.
“Frente a una actitud hostil de expulsión masiva de nuestros hermanos, tendríamos que considerar un cambio en nuestras políticas de cooperación con Estados Unidos, especialmente en el campo militar, en el que sin pagar un centavo por décadas mantienen bases militares en nuestro territorio, que en este caso perderían toda la razón de existir en Honduras”, declaró Castro en la cadena nacional del 1 de enero.
No obstante, la Base Soto Cano es mucho más que una instalación militar, para Estados Unidos representa una opción estratégica en su lucha contra el narcotráfico y otras acciones.
Por lo que esta acción, según analistas y miembros de la oposición, o podría representar un punto de inflexión en las relaciones entre Honduras y Estados Unidos, que desde ya genera incertidumbre en torno a la relación Trump-Castro.