TEGUCIGALPA, HONDURAS.- Un total de 65 días o un poco más de dos meses. Ese fue el lapso que transcurrió desde la captura (15 de febrero) hasta su envío a Estados Unidos.
La extradición del expresidente Juan Orlando Hernández, quien gobernó a Honduras durante ocho años, es el quinto proceso de la historia en el que se requirió menos tiempo.
El envío de Hernández pudo haber sido de los más rápidos de los 29 hondureños que ya fueron entregados, considerando a partir del día que la Corte Suprema de Justicia (CSJ) ratificó su extradición, el 28 de marzo.
Pero el recurso de amparo presentado por la defensa de Hernández (rechazado el 6 de abril), más el trámite administrativo para su entrega, prolongó el proceso por 13 días más.
Las extradiciones de Carlos Lobo (42), Michael Dixon (46), Juvin Suazo (48) y Sixto Argueta (62 días) necesitaron menos tiempo que la de Hernández.
“Su extradición tuvo que ser de las más rápidas por tratarse de un expresidente considerado un cerebro del narcotráfico”, dijo el analista Steven Flores.
“El tiempo pudo ser menor, pero su defensa agotó todos las instancias para dilatar el inminente curso”, añadió.
Un análisis de la Unidad de Datos de EL HERALDO Plus muestra que son 22 días de diferencia entre la extradición de Hernández con la más rápida: la de Carlos Arnaldo Lobo.
El capo, mejor conocido como “El Negro”, quien fue el primer hondureño enviado a Estados Unidos bajo la administración de Hernández, solo tardó 42 días para ser entregado a la justicia de Estados Unidos.
Mientras que, en la relación a la extradición que más tardó (la de Roberto de Jesús Soto García), que requirió 418 días, son 354 de diferencia con la de Hernández, casi un año.
Un promedio establecido por este equipo indica que son 110 días los que tarda Honduras en extraditar a una persona desde que es capturada hasta que es puesta en el avión que lo conduce a la nación estadounidense para iniciar con su juicio.
Hernández fue entregado a Estados Unidos 45 días por debajo del promedio que se ha precisado para extraditar a un hondureño.
El estudio de este rotativo es con base desde el 27 de marzo de 2014, cuando se extraditó al primer hondureño en los primeros meses del gobierno de Hernández, aplicado tras la reforma constitucional que dio luz verde a la figura, hasta este 21 de abril de 2022, que es el más reciente.
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La desgracia
JOH, apodado así por sus iniciales, entró en desgracia cuando su hermano, Juan Antonio “Tony” Hernández, fue sorpresivamente capturado en noviembre de 2018 en el aeropuerto de Miami.
“Tony”, quien fue diputado del Congreso Nacional, fue condenado en marzo de 2021 a cadena perpetua como narcotraficante a “gran escala”.
El nombre del único presidente que ha sido reelecto en Honduras también salió a relucir en el juicio de otro narco hondureño en Nueva York, Geovanny Fuentes, en cuyo proceso un testigo contó que escuchó a JOH jactarse de que iba a “meter la droga a los gringos en sus propias narices” y no se iban “a dar ni cuenta”.
Hernández, como efecto, rechazó los cargos y dijo que se trataba de una “venganza” de los capos extraditados por su gobierno a Estados Unidos.
“Soy inocente, soy víctima de una venganza y una conspiración. Estoy seguro que Dios me hará justicia”, escribió en una carta manuscrita desde una habitación de la Policía, donde ha estado en prisión preventiva desde mediados de febrero.
Reconoció también que es “doloroso” lo que está viviendo y que es “duro estar separado” de los seres queridos.
“Tres cadenas perpetuas podrían llegar a constituirme en un muerto en vida”, aseguró Hernández, de 53 años.
JOH, quien decía mientras era presidente “como se pongan puedo” y “caiga quien caiga”, es acusado en Estados Unidos por tráfico de drogas y delitos con armas de fuego.
Pese a que Hernández fue un aliado de Washington durante su gestión, desde antes de que finalizara su segundo mandatos se percibió un cambio de discurso y trato.
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