TEGUCIGALPA, HONDURAS.- Ni “venganza”, ni “desquite”, ni “mentiras obvias”, las más de 100 veces que Juan Orlando Hernández, expresidente de Honduras, fue mencionado en los juicios de narcotraficantes hondureños eran parte de una profunda investigación de Estados Unidos, país que recientemente pidió su extradición.
Hernández, quien gobernó ocho años (desde 2014 hasta inicios de 2022), fue detenido ayer acusado de tres cargos que se venían cocinando desde las declaraciones de narcos confesos como parte de las investigaciones de la Fiscalía del Distrito Sur de Nueva York y la Administración de Control de Drogas (DEA, en inglés).
Solo en el proceso contra su hermano Juan Antonio “Tony” Hernández en 2019, el exmandatario fue nombrado al menos 104 veces -identificado como CC4- en un documento elaborado por Estados Unidos, que recogía los principales hechos delictivos en los que supuestamente incurrió, según testigos que no dudaron en apuntar contra él.
Sin embargo, Devis Leonel Rivera Maradiaga, conocido como “El Cachiro”, fue el primero en mencionarlo allá por 2017, en una conversación que tuvo con Fabio Lobo -hijo del expresidente Porfirio Lobo Sosa-, quien guarda prisión en Estados Unidos por delitos de narcoactividad. Maradiaga comentó en el juicio de Fabio Lobo que no solo buscó protección a través de sobornos, sino que también realizó jugosos negocios con el Estado.
Víctor Hugo Morales, alias “El Rojo”, también aportó miles de dólares para la diputación de Juan Orlando Hernández en 2005, según reveló en el juicio de “Tony” Hernández.
De todos los testigos, el exalcalde de El Paraíso, Copán, Alexander Ardón, fue el que más detalles dio sobre las “movidas” del exmandatario, quien recibió apoyo hasta de “El Chapo” Guzmán para financiar su campaña.
Ardón afirmó que con dinero del narcotráfico sufragó la campaña del Partido Nacional en dos departamentos, todo a cambio de blindaje.