Cámaras, control estricto y 100 reos por celda: así es la megacárcel de Bukele
En el Centro de Confinamiento hay cámaras en cada rincón. No existen los lujos: las celdas solo tienen literas de hierro, pilas e inodoros
- 25 de septiembre de 2024 a las 00:00
San Vicente, El Salvador.- “El pandillero que entre aquí no volverá a salir jamás”, advirtió Belarmino García, director del Centro de Confinamiento del Terrorismo (Cecot), el megapresidio levantado en la administración del presidente de El Salvador, Nayib Bukele.
Pero, ¿qué tiene está cárcel considerada la más grande del mundo para que sus promotores estén tan seguros de sus palabras? La Unidad Investigativa de EL HERALDO Plus te revela los detalles.
Capacidad para 40 mil pandilleros —actualmente alberga 20 mil— distribuidos en ocho inmensos módulos resguardados por 600 soldados de las Fuerzas Armadas y 250 de la Policía Nacional.
Exterior
El Cecot está ubicado en el municipio de Tecoluca, en el departamento de San Vicente, en una zona alejada de la población.
Una sola calle de poco más de un kilómetro conecta la megacárcel con la carretera principal, es decir tiene solo una entrada y salida.
En el acceso principal al inicio del desvío hay un retén militar con al menos 10 elementos y a partir de ahí en el trayecto otros 30 militares.
La megacárcel más grande del mundo está ubicada en un terreno de 116 hectáreas, aunque su espacio de construcción es del 30 por ciento.
Está rodeado por un inmenso muro de once metros de altura que se extiende por una circunferencia de por lo menos 2.1 kilómetros.
Sobre el muro hay un cerco electrificado que se conecta entre cada unas de las 19 torres de vigilancia que brindan una visión completa.
Para ingresar solamente está habilitado un inmenso portón reforzado con un cerco electrificado que permite mayor control a los visitantes.
Control de ingreso
El primer espacio que se visita al entrar al Centro de Confinamiento del Terrorismo es una inmensa sala en la que hay dos escáneres, uno para personas y el otro destinado a objetos.
En este espacio los visitantes deben despojarse de absolutamente todos los accesorios, artículos e incluso zapatos.
Los objetos —en este caso cámaras, zapatos, billetera y fajas— pasan por un escáner similar al utilizado en los aeropuertos.
Mientras tanto, las personas son ubicadas en otro escáner tipo cubículo, donde se posa frente a una cámara por un periodo de cuatro minutos.
En la misma sala hay otros dos cubículos —uno para mujeres y otro para hombres— donde elementos de la Policía Nacional realizan una revisión manual.
Al salir de esa sala se pasa a otro espacio con dimensiones más pequeñas donde nuevamente hay una serie de potentes escáneres.
A diferencia de los anteriores, estos poseen la capacidad de obtener imágenes de, incluso, los órganos de las personas.
Esta disposición se adoptó por si existe la intención de introducir drogas, armas o artefactos en las partes intimas de los visitantes.
Cabe mencionar que este estricto protocolo de revisión se emplea en el ingreso de pandilleros, autoridades y medios de comunicación.
Lo anterior debido a que desde su inauguración el 31 de enero del 2023 los pandilleros en Cecot jamás han recibido visitas familiares.
Una población penitenciaría de 20 mil pandilleros como la que posee actualmente el Cecot —equivalente a la cantidad de reos en todas las cárceles de Honduras— requiere de vigilancia y mucho armamento.
La Unidad Investigativa de EL HERALDO Plus evidenció que la armería de la cárcel está provista de decenas de armas de fuego.
Entre el armamento hay pistolas cortas automáticas y fusiles de alto impacto provistas y cargadas con municipales reales por si las necesitan.
En el mismo espacio tienen una serie de chalecos antibalas, cascos, rodilleras, toletes y escudos para responder a un intento de amotinamiento.
Las autoridades confirmaron que desde la habilitación del centro penal no han tenido la necesidad de utilizar el armamento, pues los mareros permanecen bajo control.
Custodios
Una vez adentro de la cárcel, luego de haber pasado el área de inspección y armamento, tocó conocer el espacio de custodios.
El edificio para los uniformados está ubicado en un espacio habilitado por separado con una serie de comodidades para las extensas jornadas.
Lo primero a la vista es un inmenso comedor con una capacidad para que al menos 500 uniformados reciban sus alimentos diarios en orden.
Cerca está el espacio donde los custodios duermen. Cada litera lleva el nombre del respectivo oficial designado.
En ese mismo espacio tienen los gaveteros para que puedan guardar sus todos objetos personales que han sido debidamente revisados.
Las autoridades explicaron que los uniformados tiene turnos de ocho horas para que puedan tener tiempo suficiente para descansar.
Afuera hay un corredor con mesas para relajarse, televisores, espejos y, más al fondo, un pequeño gimnasio para que puedan ejercitarse.
En un costado de este edificio está la zona donde se recibe la comida tanto de los uniformados como la de los miles de mareros recluidos en Cecot.
Se conoció que la dieta de los pandilleros consiste en arroz, frijoles y dos tortillas, además de café, atol, tres huevos duros a la semana y dos panes dulces.
En el caso de los militares y policías nacionales la dieta es más generosa a razón del rol que realizan en la cárcel.
Módulos
Una vez al salir del edificio para los militares y policías hay un largo recorrido hasta donde se encuentran los módulos de los pandilleros.
Debido a la distancia, el equipo de la Unidad Investigativa de EL HERALDO Plus fue trasladado en un bus al módulo de los reos en un recorrido que no superó los 10 minutos.
Una vez abajo de la unidad, se conoció la zona de monitoreo de cámaras, una habitación bastante amplia con diferentes pantallas.
En el espacio hay un tablero de control que le permite al operario mover las cámaras y realizar, incluso, un acercamiento a detalle hacia los reos.
Todo el Cecot tiene cámaras, no existe una zona privada e incluso los reos hacen sus necesidades a la vista de otros.
El centro de monitoreo también controla la gran cantidad de dispostivos de vigilancia instalados alrededor de la cárcel, por lo que están completamente vigilados.
Afuera del espacio hay otros dos salones. Uno de esos se utilizó para que la Unidad Investigativa de EL HERALDO Plus entrevista a Alex Ábrego, alias “Gufy”, un cabecilla de la Mara Salvatrucha.
Frente a los módulos hay una zona para llaves de agua potable y suministro de energía eléctrica con planta.
Las autoridades explicaron que ellos llevan el absoluto control hasta del agua que reciben los mareros, pues consideran que es un beneficio que se gana en el presidio.
Las luces también están bajo control de las autoridades. Dentro de los módulos no hay interruptores, las luces permanecen prendidas.
Para ingresar a los módulos se pasa por un pequeño cuarto que, si bien es cierto está localizado al interior del edificio, separado del resto del área por un portón.
Al otro lado de él están las celdas, unas pegadas a otras a los extremos de un inmenso pasillo de al menos 30 metros de ancho.
En las celdas, con capacidad promedio para 100 pandilleros, hay dos pilas de agua en la parte frontal y, adyacente, un inodoro.
Los pandilleros se bañan y hacen sus necesidades fisiológicas a la vista de los demás, pues no hay puertas que brinden privacidad.
La celda, como tal, se puede observar de forma frontal y desde arriba, pues el techo está diseñado con una de reja por donde caminan custodios.
La idea es que, ante cualquier desorden, las autoridades puedan acceder a los pandilleros, incluso desde la parte superior de la celda.
Hay, además, una gran cantidad de literas de cuatro pisos cada una sin colchones, sábanas y, mucho menos, almohadas.
Las autoridades consideran que las bases de hierro de las literas son suficiente para el descanso de los pandilleros en el Cecot.
En el mismo módulo, en uno de los extremos, está la entrada a las celdas de castigo. Hay tres habitaciones de esta naturaleza.
Estas celdas consisten en pequeños espacios sin acceso a la luz que únicamente disponen de una plancha de cemento, un inodoro y una pila que almacena agua.
En el otro extremo lateral de los módulos siempre hay en el interior una sala para las audiencias judiciales de los pandilleros.
La habitación está provista con una silla frente a una pantalla a través de la cual el pandillero se comunica con el juez y los abogados que llevan el caso.
La disposición de que nadie salga de Cecot es tan extrema que ni siquiera a las audiencias para conocer sus condenas pueden salir.
El techo de los módulos es tipo concha y tiene una especie de entradas de luz que son es el único espacio para ver la luz solar.
Más del Cecot
Aunque no se tuvo acceso total, las autoridades del Cecot explicaron a la Unidad Investigativa de EL HERALDO Plus que la megaprisión está conformada por ocho módulos.
En el detalle del centro se menciona una inmensa fábrica de trabajo con 64 talleres para que laboren los miles de pandilleros recluidos.
Supuestamente hay talleres de pupitres, pintura y textilería, pero hasta ahora no se han mostrado.
También se tiene un área destinada como casa de perros guardianes, que tampoco se mostró durante el recorrido realizado.
Por último en las especificaciones del Cector hay un enorme edificio administrativo que no fue visitado por cuestiones estratégicas.
Moderno, inmenso y seguro. Eso es lo que se puede concluir de la cárcel de pandilleros más grande construida alguna vez en el mundo entero.