Dilatado

Damnificados retornan a La Reina por falta de viviendas

En Santa Bárbara, la Unidad Coordinadora de Proyectos (UCP) no ha podido terminar 300 casas prometidas a albergados

SANTA BÁRBARA, HONDURAS.- “Ya dos veces han venido a decirnos que van a ocupar el kínder y que tenemos que buscar dónde vivir, pero no tenemos adónde ir”, relató sumamente preocupada Tomasa Rodríguez a la Unidad Investigativa de EL HERALDO Plus.

La mujer es una de las cientos de personas que terminaron damnificadas durante las tormentas Eta y Iota, cuando su aldea, conocida como La Reina en Protección, Santa Bárbara, sucumbió ante un apocalíptico derrumbe que se llevó todo lo que encontró a su paso.

Mientras se acomoda en un balde para darle de comer puros frijoles a su pequeño hijo, Rodríguez explicó que lleva un año viviendo en el kínder junto con su esposo y que comparten el aula de clases con otra familia que consta también de tres integrantes.

Optimista, comentó que confía en que este año van a estar listas las 300 casas que les prometió construir el gobierno del expresidente Juan Orlando Hernández por medio de la Unidad Coordinadora de Proyectos (UCP).

En teoría, la fe de la mujer tiene fundamentos de sobra, pues la UCP recibió 1,200 millones de lempiras del Fondo Monetario Internacional (FMI) para construirles viviendas a los miles de damnificados por Eta y Iota.Además, realizó un acuerdo con el Instituto de la Propiedad (IP) para obtener 425 millones de lempiras más con el mismo propósito: construir más casas para los damnificados.

Albergadas en un kínder se encuentran unas siete familias que perdieron sus casas

De este segundo monto de dinero, se adjudicaron 300 millones de lempiras exclusivamente para atender a las personas que perdieron su hogar en la aldea La Reina, Protección, Santa Bárbara.

Lamentablemente, ni en esa zona del país ni en las otras siete -Yoro (3), Cortés (2), El Paraíso (1) y Choluteca (1)- donde se construyen este tipo de viviendas la UCP ha sido capaz de entregar una tan sola casa a los afectados.

“Ya llevamos un año aquí, nos han llevado a ver el proyecto, avanza poco, pero no perdemos la fe de volver a tener una casita como en La Reina”, relató la afectada.

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En las otras dos aulas disponibles en el kínder, hay otras familias bajo las mismas circunstancias: no tienen adónde ir y se aferran a la ilusión de que el gobierno que recién entró les termine las casas para poder mudarse.

Cerca, en otras aldeas, hay más damnificados -todos tienen esperanza en que se terminará el proyecto- viviendo en casas de familiares, alquilando, incomodando a extraños, en iglesias e incluso algunas valientes familias tomaron la sorpresiva decisión de regresar a la comunidad de La Reina, que fue declarada zona inhabitable por los cuerpos de socorro.

El optimismo de estas personas contrasta con la realidad del proyecto que avanza a paso de tortuga en un predio a la orilla de calle en el municipio de Macuelizo, Santa Bárbara.

La construcción de las casas ha sido bastante lenta.

La Unidad Investigativa de EL HERALDO Plus visitó el terreno donde se construyen las casas, anticipadamente la UCP había enviado fotos donde se observaba una línea de viviendas terminadas, pero en la realidad esas son solamente casas modelo.

Personas trabajando hay pocas, apenas se contabilizan 10 viviendas finalizadas y no hay ningún inmueble entregado a los damnificados por los momentos.

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El atraso obedece, según la UCP, a falta de mano de obra para realizar los proyectos (pues los jornaleros prefieren realizar corte de café a la albañilería) y asuntos con permisos ambientales, entre otra gran cantidad de argumentos. Incluso informaron que les ha tocado llevar mano de obra de otras zonas del país para poder avanzar con la construcción de las viviendas.

El terreno no le costó nada a la UCP, ya que fue una donación por parte del Instituto Nacional Agrario (INA) para que las dos empresas contratadas -una construirá 100 casas y la otra 200- se pusieran a trabajar de manera inmediata en el proyecto para damnificados.

Preliminarmente se tenía previsto que las casas fueran terminadas para inicios de este año, pero debido a los atrasos lo más probable, siendo optimistas, es que el proyecto culmine en diciembre, si no es que a principios del próximo año.

La UCP, por su parte, confió a la Unidad Investigativa de EL HERALDO Plus que tendrán que modificar los contratos, pues no van a poder culminar en el periodo de tiempo pactado.

as casas, en términos generales, son unidades pequeñas: cada una consta de una sala, cocineta, un baño y dos cuartos, obra valorada en 447 mil lempiras, incluido el terreno.

Dos empresas trabajan para construir 300 casas en Macuelizo, Santa Bárbara.

Arriesgan su vida

Más de un año después de que un apocalíptico derrumbe terminara con la aldea La Reina en Protección, Santa Bárbara, la Unidad Investigativa de EL HERALDO Plus regresó al fatídico lugar para observar los escombros.

En medio del paisaje desolador de viviendas destruidas, casas rajadas y amasijos de hierro se encontró a grupos de personas viviendo en la zona.

ADEMÁS: UCP no ha entregado ni una casa de los 1,200 millones de lempiras

Estos habitantes, incluso, ocupan viviendas que no son suyas, pero no tienen opción, pues los sacaron de donde estaban albergados, no pudieron pagar el alquiler o no quieren incomodar más.“Aquí estamos, confiamos en Dios que nada va a pasar, la casa no es de nosotros, la que teníamos se perdió. El dueño de aquí sabe que aquí estamos y no hay problema, es poca la gente que se regresó, a la mayoría le da miedo porque se puede venir el cerro”, relató Simón Velásquez.

El jornalero vive en la casa prestada junto con su esposa e hija, no han habido temblores después del derrumbe, pero no se puede decir que duermen tranquilamente.Cerca de esa vivienda se pudo observar a un pequeño grupo de niños de otras familias que también tomaron la decisión de regresar a la zona del derrumbe, a vivir en soledad y bajo el peligro pero sin incomodar a nadie.

ADEMÁS: UCP no ha entregado ni una casa de los 1,200 millones de lempiras

Estos habitantes, incluso, ocupan viviendas que no son suyas, pero no tienen opción, pues los sacaron de donde estaban albergados, no pudieron pagar el alquiler o no quieren incomodar más.“Aquí estamos, confiamos en Dios que nada va a pasar, la casa no es de nosotros, la que teníamos se perdió. El dueño de aquí sabe que aquí estamos y no hay problema, es poca la gente que se regresó, a la mayoría le da miedo porque se puede venir el cerro”, relató Simón Velásquez.

El jornalero vive en la casa prestada junto con su esposa e hija, no han habido temblores después del derrumbe, pero no se puede decir que duermen tranquilamente.Cerca de esa vivienda se pudo observar a un pequeño grupo de niños de otras familias que también tomaron la decisión de regresar a la zona del derrumbe, a vivir en soledad y bajo el peligro pero sin incomodar a nadie.

Algunas familias decidieron regresar a la zona derrumbada.

“Unos meses antes del desastre me ofrecían 400 mil por mi casita, yo me quería ir para los Estados Unidos, no la vendí, pasó la desgracia. Mire, compa, cuando yo subí aquí y no encontré la casa porque se la había llevado el derrumbe, yo lloraba como un niño.

Así estuve, solo a llorar subía, ahora ya lo voy superando”, comentó Diabel Mejía, quien amablemente acompañó a la Unidad Investigativa de EL HERALDO Plus a realizar el recorrido por la zona destruida.

A pesar de la lentitud en el avance del proyecto, las personas han aprendido a tener paciencia, tienen fe de que les van a terminar las casas, añoran poder vivir en ellas y solicitan a las nuevas autoridades que no vayan a paralizar el proyecto y que, si pueden, apresuren el paso de las dos empresas constructoras.

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