GRACIAS A DIOS, HONDURAS.- No basta con una carretera ilegal. En la Biósfera del Río Plátano son tres, todas habilitadas con fines destructivos.
Cada una terminada en diferentes períodos de tiempo bajo la complicidad de las autoridades encargadas de protegerla.
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La primera es la que conecta de Dulce Nombre de Culmí, Olancho, hasta la aldea de Krausirpi, en Gracias a Dios.
Esta vía de comunicación ilegal mide 110 kilómetros y es la causante de la deforestación de 30 mil hectáreas de bosque en los últimos tres años, según informes del Instituto de Conservación Forestal (ICF).
Las otras también cruzan la biósfera, una va desde Dulce Nombre de Culmí a San Esteban, Olancho, pasando por el Parque Nacional Sierra de Agalta.
La otra nace también en Dulce Nombre de Culmí, Olancho, cruza parte de la biósfera y termina en Iriona, Colón.
Primera ampliación
Desde el municipio de Dulce Nombre de Culmí, en Olancho, hasta la aldea Krausirpi, en Gracias a Dios, hay una carretera de 110 kilómetros.
Por si esto no fuera poco, a lo largo y ancho de la carretera hay una gran cantidad de brechas que conectan la vía principal con ranchos, ríos y miles de potreros.
Hasta ahora, la carretera ilegal llega hasta la aldea de Krausirpi, pero las gestiones para llevarla hasta Wampusirpi comenzaron.
El modo de operar en esta nueva ampliación es el mismo que se ha venido utilizando desde el kilómetro uno de la carretera ilegal.
Se ocupa a un pequeño grupo de campesinos o indígenas de las zonas aledañas, que comienzan con la apertura de brechas con piochas.
El trabajo es lento, consta de corte de árboles y limpieza de la zona amparados en la necesidad de tener una vía de comunicación que los libre de estar aislados del mundo.
Posteriormente, a los trabajos se unen ganaderos y aportantes monetarios que pagan mediante recolectas los tractores que abren el camino.
La poca supervisión de las autoridades permite que el avance sea rápido; en el caso de los 110 kilómetros terminados hasta ahora, 60 kilómetros datan desde muchos años atrás, pero los últimos cincuenta fueron habilitados durante la pandemia, cuando las personas estaban confinadas en sus viviendas.
La Unidad Investigativa de EL HERALDO Plus evidenció que en la aldea de Krausirpi ya se comenzó con la nueva ampliación que llevaría la carretera ilegal hasta Wampusirpi.
Esta vez los trabajos tienen dos frentes porque de la zona de Wampusirpi también se comenzó con pequeñas aperturas de tierra.
Hasta ahora son caminos habilitados a piocha y pala, pero con la firme intención de ser trabajados con tractores.
Las Fuerzas Armadas de Honduras (FF AA) son la institución que más presencia tiene en la zona e incluso los únicos que realizan sobrevuelos en la Biósfera de Río Plátano y Reserva del Hombre, por lo que se convierten en cómplices al no alertar de las aperturas.
Actualmente, el gobierno ordenó la presencia de 2,000 soldados en zonas protegidas para preservar los espacios ambientales.
Otras carreteras
La carretera de Dulce Nombre de Culmí a Krausirpi no es la única que causa daños en la Biósfera del Río Plátano.
Información recopilada por la Unidad Investigativa de EL HERALDO Plus apunta a la presencia de dos vías de comunicación ilegales más en la zona protegida.
La primera es una amplia carretera que inicia en el municipio de San Esteban, Olancho, que se interna en la Biósfera, pasando por el Parque Nacional Sierra de Agalta.
Por esta brecha es donde se aprovecha en su mayor parte la madera de los árboles para comercializar en el resto del territorio nacional.
La otra carretera es una construida en el municipio de Iriona, Colón, que tiene más de 100 kilómetros de recorrido.
Esta vía de comunicación ilegal está fuertemente relacionada con el tema del traspaso de narcotráfico.
Sin importar su utilización, todas las carreteras en zonas protegidas son ilegales y si permanecen habilitadas es por complicidad de las autoridades.