Esta es la casa en Mirador de Oriente que alquilaría la pareja asesinada
EL HERALDO Plus visitó la vivienda que querían rentar Roger Coleman (24) y Annie Villatoro (30) en la peligrosa colonia Mirador de Oriente, desde donde fueron interceptados y posteriormente asesinados junto a tres jóvenes más
La Unidad Investigativa de EL HERALDO Plus llegó a la casa que habían de alquilar los esposos Coleman en la colonia Mirador de Oriente, antes de ser raptados y asesinados junto a tres jóvenes más
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TEGUCIGALPA, HONDURAS.- A una casa verde claro, mal pintada, con ventanas diseñadas con pilares morados, techo de láminas de zinc y portón de hierro negro, se estaban mudando los ahora occisos Roger Coleman (26) y su esposa Annie Villatoro (30) en la peligrosa colonia Mirador de Oriente.
La pareja encontró esta vivienda en la plataforma Marketplace de la red social Facebook a un tentador precio de alquiler de apenas 2,000 lempiras mensuales. En la descripción, sus propietarios especificaron que para rentarla los futuros inquilinos no tenían que pagar depósito ¡Ganga!
Esa casa en oferta resultó ser, según las investigaciones de las autoridades de la Policía Nacional, la desgracia en la vida de los esposos, que fueron raptados, torturados y asesinados junto a otros tres jóvenes: Elvin Izaguirre (20), Kenneth Cruz (20) y Alejandro Aceituno (26).
La vivienda es la última de una despedazada calle de tierra, después del inmueble solo hay un viejo camino que conecta la colonia a las montañas del municipio de Tatumbla, lugar hasta donde fueron llevados a pie los muchachos en un trayecto de dos a tres horas para ser torturados y después cobardemente asesinados.
La Unidad Investigativa de EL HERALDO Plus entró a la colonia Mirador de Oriente, respiró su atmósfera de miedo, recorrió sus pedregosas calles, conversó con sus habitantes hasta encontrar al fondo la misteriosa vivienda de la que poco o nada se ha comentado.
Visita
En Mirador de Oriente solo hay una entrada: la misma que sirve de salida, ubicada en el kilómetro 7 de la carretera a Danlí, al oriente de Honduras. La colonia nació a principios de la década de 2000 como una esperanza para un grupo de personas damnificadas por deslizamientos de la colonia El Reparto provocados por el huracán Mitch.
Está divida en dos partes: Mirador de Oriente con 387 viviendas -1,584 habitantes- y Mirador Oriental -1,600 habitantes-. Estos últimos son considerados invasores, aunque la colonia funciona como una sola.
La Unidad Investigativa de EL HERALDO Plus visitó Mirador de Oriente en tres ocasiones después de los asesinatos de los jóvenes.
En la primera visita, el equipo de EL HERALDO Plus fue aconsejado por un vendedor de verduras: “Mejor váyanse”; en la segunda se ingresó como un potencial cliente que deseaba comprar una vivienda en remate a 120 mil lempiras; y en la tercera se recorrió la zona -orientado vía llamada por una persona que conocía la misteriosa vivienda, desde donde fueron sacados los cinco jóvenes ejecutados-.
En las tres oportunidades se comprobó que la colonia es territorio controlado absolutamente por la pandilla Barrio 18, cuyos miembros tienen ojos y oídos desde su entrada en un monopolio plagado de sometimiento.
Ese extremo es sabido por la Policía Nacional y fue confirmado por su director Juan Manuel Aguilar en el foro televisivo Frente a Frente: “Esta colonia Mirador de Oriente es (controlada por la) 18”.
“Encontramos en una página de Facebook el alquiler de esta casa, pero el dueño no menciona que ya le habían dicho los pandilleros que abandonara esa casa porque ellos iban a hacer uso”, relató.
Aguilar comentó, como exresidente de esa comunidad, que tenía conocimiento de la actividad pandilleril en esa zona y desde el lunes, tras detener en un operativo a cinco sujetos en un retén cerca de Mirador de Oriente, habían recabado indicios sobre el crimen de los cinco jóvenes.
Esta propiedad está ubicada de la entrada de la colonia a mano derecha, en una calle de tierra despedazada que mide aproximadamente 700 metros. La última de las casas es a la que estaban llevando sus cosas los ahora asesinados que tenían su domicilio anterior en el bloque T1 de Residencial Honduras.
Es una casa verde, está recién pintada (con un trabajo de baja calidad porque la pintura está chorreada) pues aún se puede ver el fondo amarillo, color original de la vivienda que tiene un acceso a su interior por un portón negro cerrado con un inmenso candado.
Para las ventanas de la vivienda, los propietarios escogieron un diseño de pilares que pintaron de color morado aunque atrás de ellos pusieron madera que impide poder ver hacia su misterioso interior.
La vivienda es de esquina en un terreno irregular que termina en un pico, tiene techo de láminas de zinc colocadas de manera improvisada y está en la parte alta de la entrada resguardada por una cerca de alambres de púas para evitar el ingreso de malvivientes.
La casa es la última de la calle, después de ahí hay un viejo camino que conecta la colonia a las montañas del municipio de Tatumbla, lugar a donde fueron llevados a pie los muchachos en un trayecto de dos a tres horas para ser torturados y posteriormente asesinados.
Estrategia
Para entrar a la colonia Mirador de Oriente la Unidad Investigativa de EL HERALDO Plus utilizó las mismas herramientas tecnológicas que los esposos Coleman, se buscó una vivienda en la plataforma Marketplace de Facebook -hay varias casas en venta- y se contactó al vendedor que la tenía disponible en un poco más de 100 mil lempiras.
Posteriormente, se llamó, se pactó la cita y la persona llegó a la entrada de la colonia, pues especificó que para ingresar la mejor manera era acompañado por un habitante del lugar para evitar cualquier malentendido con los pandilleros que viven en la zona.
Desde la entrada todos los ojos se posan en los extraños, el sistema de monitoreo consiste en mujeres y hombres apostados en esquinas -banderas- equipados con teléfonos celulares para lanzar la alerta.
El vendedor de la casa llegó un poco tarde, pero interesado por vender llevó a la Unidad Investigativa de EL HERALDO Plus a la vivienda que tenía en oferta en redes sociales, las calles de la colonia están destrozadas.
En medio de una amena conversación, la mujer explicó cómo funcionan las cosas por si cerraban el trato: “La seguridad es 50 y 50, el que va de la casa al trabajo no le pasa nada, yo no le quiero mentir, para venderla tengo que decirle a los muchachos -pandillero- quiénes son ustedes, cuántas personas van a vivir y de qué colonia vienen, ellos van a decidir si ustedes no representan un peligro”.
Explicó que los dueños de vivienda no son extorsionados, lo único que hay que hacer es tratar de no meterse en problemas y evitar los altercados, pues la presencia de los policías está prohibida y el escándalo ocasiona las denuncias para que la autoridad comience a llegar.
“Yo no le voy a decir que es tranquilo solo por venderle, pero el que sabe vivir no tiene problemas, aquí se sabe todo, las visitas son controladas, le digo para que después no piense que los engañé”, dijo.
Llegó el momento de abandonar el lugar, la persona no se quiso referir ni en medio de preguntas tramposas, por lo que sucedió en la vivienda de la que raptaron a los muchachos: “De eso no sé nada, nadie los vio”.
Misteriosa vivienda
Un día después, la Unidad Investigativa de EL HERALDO Plus regresó a la colonia, pero en esta ocasión un informante vía teléfono guiaba paso por paso hasta llegar a la vivienda donde sucedieron los hechos.
Se entró igual, solo que esta vez se tomó una calle a la derecha en una bajada de tierra bastante pronunciada, intransitable para un carro tipo turismo. Debido a las condiciones del terreno, el descenso es a vuelta de rueda, los “banderas” apostados en cada esquina tienen la posibilidad de observar detalladamente cuantas personas entran.
A medida se avanza la calle se vuelve más estrecha, a unos 400 metros hay unas huellas de cemento, al bajarlas otra vez la calle es de tierra, al final se bajan unos 700 metros en total. Todo es un silencio.
El informante detalló que la casa es de esquina, pasando por una pequeña caja puente que permite el paso de la lluvia, la vivienda está a la par de otra en construcción, “está recién pintada”, especificó.
Una vez ubicada la casa en construcción se encontró la vivienda, los vecinos inquietos por el vehículo, inmediatamente se comenzaron a encerrar al punto que de la única pulpería de la calle salió una persona, agarró unas tablas de madera que sirven como ventana y la cerró.
Con temor se le consultó a un hombre con diversos tatuajes en el cuerpo que adonde era la casa que alquilaban. Él, serio, respondió sin verla: “Esa amarilla, bueno verde” y se metió a otra de las casas.
La vivienda es la última de la fila, después no hay más, solo un viejo camino que conecta a las montañas del municipio de Tatumbla, se presume que por esa ruta llevaron a los jóvenes para asesinarlos.
Si la entrada fue una odisea el regreso es peor, prácticamente no hay dónde dar la vuelta, cualquiera queda expuesto al momento de maniobrar, lo que le espera después es el empinado camino de tierra, para ese momento la cantidad de sujetos ya eran más en las calles, nunca dijeron nada, solo se dedicaron a observar hasta que el carro logró salir y abandonar la colonia de la que son sus únicos dueños.