Tegucigalpa, Honduras
La víspera de Navidad de 2017 no fue de alegría sino de tristeza, por la repentina muerte del poeta José Adán Castelar; 46 días después, el 8 de febrero por la tarde, la noche llegó con la ausencia del mayor exponente de la tradición oral en Honduras, Jorge Montenegro.
Dos grandes pérdidas para la cultura de Honduras, aunque el vacío queda lleno con la atemporalidad de su obra.
Y en el marco de la conmemoración del idioma que hablamos 572 millones de personas, y que también fue el medio de expresión de los dos exponentes, EL HERALDO y la Universidad Pedagógica Nacional Francisco Morazán (UPNFM) rindieron sendos homenajes a Castelar y Montenegro en el Paraninfo Ramón Oquelí de esa casa de estudios.
Un autor que sobrevivirá al tiempo
El periodista José Adán Castelar hijo compartió ayer por la mañana una faceta poco conocida del poeta José Adán Castelar, la de padre y amigo.
En una emotiva disertación que fue un llamado a la memoria, recordó que su padre no solo era una persona humilde, sino también un lector empedernido, un poeta de pluma sensible y un ciudadano que soñó con una Honduras con un mejor porvenir.
Recordó no solo su nacimiento mientras su madre con dolores de parto era trasladada en un motocarro sin que su hijo le diera tiempo de llegar a un hospital, también recordó al poeta sentado al lado de una ventana leyendo, quehacer al que le dedicaba cinco horas de su día.
Castelar también habló sobre la obra de su padre y los momentos que la marcaron, como su poesía social que fue su respuesta a momentos convulsos no solo de Honduras, sino también del mundo; su poesía amorosa, un cambio que su hijo notó siempre con la admiración que le tenía al trabajo de su padre, sin dejar de mencionar la influencia que tuvo en la obra del escritor el hecho de trasladarse a vivir de La Ceiba a Tegucigalpa, donde tenía un mayor contacto con sus amigos poetas y narradores.
En todo momento se apreció la sinceridad y el amor en sus palabras, dedicadas al hombre que le dio la vida y que era el más fiel lector de sus columnas de opinión en EL HERALDO, y el más atento televidente de su noticiero.
Se fue el poeta, pero deja el recuerdo de su calidad humana y su compromiso literario. Con la certeza de que el mayor homenaje a su vida y su obra no es este que tuvo lugar ayer, sino el ser leído.
En el acto, el grupo de Poesía Coral de la UPNFM declamó la obra del poeta, y eligió para el momento los poemas “Invierno”, “Nostalgia”, “Cauces y la última estación”, “Reunión”, “Canción” y “Saldar cuentas”.
El homenaje finalizó con la entrega de un retrato del poeta a su hijo, realizado por el artista Sergio Chiuz.
El señor de la radio
Ayer por la tarde el Paraninfo Ramón Oquelí de la UPNFM se llenó con la inconfundible voz del narrador y locutor Jorge Montenegro. La doctora Jenny Zelaya, jefa del Departamento de Letras y Lenguas, invitó a los asistentes a cerrar los ojos mientras escuchaban una de las populares historias de “Cuentos y leyendas de Honduras”, que durante décadas fue parte del menú radial de generaciones de hondureños.
Zelaya destacó no solo la importancia del trabajo que Montenegro hizo en la difusión de la tradición oral, sino también el hecho de mantenerse durante tanto tiempo al aire, con la misma pasión y dedicación por su trabajo.
Y como no podía ser de otra manera, en el homenaje los asistentes disfrutaron una vez más de los cuentos de Montenegro de la mano del actor del Grupo Teatral Bambú, Danilo Lagos, quien caracterizado de Miguel de Cervantes, contó cuentos del autor.
Su hija Sharon Montenegro recibió un retrato de su padre como recuerdo, lo que motivó su agradecimiento, y a compartir la huella que dejó en sus vidas Montenegro, como padre y escritor.
Tanto el poeta José Adán Castelar, como el narrador Jorge Montenegro, dejaron obra inédita.
La víspera de Navidad de 2017 no fue de alegría sino de tristeza, por la repentina muerte del poeta José Adán Castelar; 46 días después, el 8 de febrero por la tarde, la noche llegó con la ausencia del mayor exponente de la tradición oral en Honduras, Jorge Montenegro.
Dos grandes pérdidas para la cultura de Honduras, aunque el vacío queda lleno con la atemporalidad de su obra.
Y en el marco de la conmemoración del idioma que hablamos 572 millones de personas, y que también fue el medio de expresión de los dos exponentes, EL HERALDO y la Universidad Pedagógica Nacional Francisco Morazán (UPNFM) rindieron sendos homenajes a Castelar y Montenegro en el Paraninfo Ramón Oquelí de esa casa de estudios.
Un autor que sobrevivirá al tiempo
El periodista José Adán Castelar hijo compartió ayer por la mañana una faceta poco conocida del poeta José Adán Castelar, la de padre y amigo.
En una emotiva disertación que fue un llamado a la memoria, recordó que su padre no solo era una persona humilde, sino también un lector empedernido, un poeta de pluma sensible y un ciudadano que soñó con una Honduras con un mejor porvenir.
Recordó no solo su nacimiento mientras su madre con dolores de parto era trasladada en un motocarro sin que su hijo le diera tiempo de llegar a un hospital, también recordó al poeta sentado al lado de una ventana leyendo, quehacer al que le dedicaba cinco horas de su día.
Castelar también habló sobre la obra de su padre y los momentos que la marcaron, como su poesía social que fue su respuesta a momentos convulsos no solo de Honduras, sino también del mundo; su poesía amorosa, un cambio que su hijo notó siempre con la admiración que le tenía al trabajo de su padre, sin dejar de mencionar la influencia que tuvo en la obra del escritor el hecho de trasladarse a vivir de La Ceiba a Tegucigalpa, donde tenía un mayor contacto con sus amigos poetas y narradores.
En todo momento se apreció la sinceridad y el amor en sus palabras, dedicadas al hombre que le dio la vida y que era el más fiel lector de sus columnas de opinión en EL HERALDO, y el más atento televidente de su noticiero.
Se fue el poeta, pero deja el recuerdo de su calidad humana y su compromiso literario. Con la certeza de que el mayor homenaje a su vida y su obra no es este que tuvo lugar ayer, sino el ser leído.
En el acto, el grupo de Poesía Coral de la UPNFM declamó la obra del poeta, y eligió para el momento los poemas “Invierno”, “Nostalgia”, “Cauces y la última estación”, “Reunión”, “Canción” y “Saldar cuentas”.
El homenaje finalizó con la entrega de un retrato del poeta a su hijo, realizado por el artista Sergio Chiuz.
El señor de la radio
Ayer por la tarde el Paraninfo Ramón Oquelí de la UPNFM se llenó con la inconfundible voz del narrador y locutor Jorge Montenegro. La doctora Jenny Zelaya, jefa del Departamento de Letras y Lenguas, invitó a los asistentes a cerrar los ojos mientras escuchaban una de las populares historias de “Cuentos y leyendas de Honduras”, que durante décadas fue parte del menú radial de generaciones de hondureños.
Zelaya destacó no solo la importancia del trabajo que Montenegro hizo en la difusión de la tradición oral, sino también el hecho de mantenerse durante tanto tiempo al aire, con la misma pasión y dedicación por su trabajo.
Y como no podía ser de otra manera, en el homenaje los asistentes disfrutaron una vez más de los cuentos de Montenegro de la mano del actor del Grupo Teatral Bambú, Danilo Lagos, quien caracterizado de Miguel de Cervantes, contó cuentos del autor.
Su hija Sharon Montenegro recibió un retrato de su padre como recuerdo, lo que motivó su agradecimiento, y a compartir la huella que dejó en sus vidas Montenegro, como padre y escritor.
Tanto el poeta José Adán Castelar, como el narrador Jorge Montenegro, dejaron obra inédita.