Luego de realizar un recorrido, Harry ofreció un discurso al aire libre, a solo unos minutos del inicio comenzó a llover, de inmediato Meghan recibió una sombrilla, sin embargo el príncipe no, por lo que lo su esposa no dudó ni por un segundo correr a su lado para cubrirlo con su paraguas. Una gran muestra de amor.
Previo al discurso, Harry y Meghan fueron recibidos en el aeropuerto de Dubbo, una localidad del interior situada a unas seis horas por carretera de Sídney, por niños con banderas australianas.
Dentro de las actividades de la pareja para este viaje también está un pícnic en familia y la visita de una escuela que acoge a jóvenes australianos indígena.
El este de Australia se ha visto golpeado por periodos de sequía extremos. En Dubbo y su región, este fenómeno ya dura desde hace años.
El duque y la duquesa de Sussex estuvieron en una explotación agrícola donde les explicaron las repercusiones de la falta de agua. También tomaron el té con una familia de agricultores y la duquesa llevó, según la prensa, un pastel de plátano hecho la víspera por ella misma.
Con esta visita, Enrique y Meghan siguen los pasos de la reina Isabel, que viajó a Dubbo en 1954 y 1992.
La pareja real empezó el lunes en Sídney una gira de 16 días en el Pacífico. El jueves viajarán a Melbourne antes de volver a Sídney.