TEGUCIGALPA, HONDURAS.- Había casas de madera, veleros a la orilla del mar, calles polvorientas por donde transitaban los campesinos con sus mulas acarreando bananos y, sobre todo, una tierra fértil donde podía comenzar el desarrollo económico de Honduras. Así era La Ceiba en el año 1900.
Con la llegada de las compañías bananeras estadounidenses, La Ceiba era la ciudad con mayor crecimiento económico en Honduras. La Vacaro Brothers Company lideraba las exportaciones de banano del país, generando un importante crecimiento.
Sin embargo, en la primera década ese vertiginoso desarrollo se veía limitado por el subdesarrollo, ya que no había bancos ni circulaba una moneda nacional. Aunque anteriormente dos bancos habían sido autorizados para emitir moneda, la economía aún funcionaba a base del trueque, los billetes, monedas y otros medios de pago eran escasos, circulando a la vez distintas monedas de países extranjeros.
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Fue entonces cuando los visionarios hombres de negocios José, Lucas y Félix Vaccaro, así como Salvador D’Antoni, se dieron cuenta de que era necesario un banco que facilitara las operaciones mercantiles. Es así como gestionaron en 1912 la autorización, y tras la ratificación, el Banco Atlántida inició sus operaciones el 10 de febrero de 1913 en una casa de madera de dos plantas, localizada en el mismo sitio donde actualmente se encuentra la agencia La Aduana, en la ciudad de La Ceiba.
La institución financiera emitió sus primeros billetes, que denominó pesos, que entraban en circulación a medida que las transacciones mercantiles, el comercio y las empresas agrícolas lo demandaban para hacer giros en dólares o pagar planillas de trabajadores.
Desde entonces, Banco Atlántida ha avanzado por más de un siglo de la mano con la historia económica de Honduras.
A sus 109 años de historia, este 2022 el banco registra una cifra histórica en depósitos de los hondureños que supera los 100,000 millones de lempiras. Esto solo se ha logrado con la confianza de los hondureños, expresa el presidente de Banco Atlántida, Guillermo Bueso.
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La reforma
Tras el primer cuarto de siglo operando con diferentes monedas, en abril de 1926, la administración de Miguel Paz Barahona estableció el lempira como moneda nacional y el tipo de cambio en dos lempiras por dólar estadounidense. En 1932, el gobierno autorizó a Banco Atlántida para imprimir billetes, de las denominaciones de 1 y 5 lempiras.
De cara a los cambios en el mundo financiero, una misión del Fondo Monetario Internacional (FMI) llegó al país para impulsar una reforma que concluyó con la creación del Banco Central de Honduras (BCH) y la Ley Monetaria en 1950.
A partir de ese año, ningún banco podía emitir moneda y entonces Banco Atlántida, quien fue presidido por Carmelo D’Antoni hasta 1957, tuvo un cambio fuerte en las operaciones y comenzó su transformación hacia un banco comercial.
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La misión del FMI trajo al notable economista Paul Vinelli, de origen italiano, quien tras terminar su labor en el BCH fue contratado en Banco Atlántida, donde ocupó importantes cargos entre 1958 y 1997.
Más tarde incorporó al distinguido economista hondureño Guillermo Bueso, quien después del fallecimiento de Vinelli asumió la presidencia de la junta directiva para consolidar a Banco Atlántida como la institución bancaria más sólida e importante del país. Su hijo, también Guillermo Bueso, es el actual presidente del banco.En los años 60, el banco neoyorquino Chase Manhattan compró más del 70% de las acciones de Banco Atlántida, pero al aprobar nuevas leyes ningún extranjero podía tener más del 25%.
Entonces, Paul Vinelli, con su visión de que el ente financiero continuara en el país, gestionó para que el fondo de retiro de los empleados del banco fuera socio, y hasta hoy sigue siendo el accionista mayoritario. “Ahí es donde viene la hondureñización de Banco Atlántida. Hoy en día es casi 100% hondureño”, manifiesta Robert Vinelli, hijo de Paul y ahora directivo de Banco Atlántida.
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Vinelli relata que su padre, además de ser un apasionado por la economía y las finanzas, también fue amante del arte y la cultura, iniciando la amplia colección de unas 3,000 piezas de arte que hoy posee la institución como un tesoro invaluable.
Los equipos tecnológicos también “fueron traídos en el período que mi papá fue presidente y hoy la modernización que continúan las nuevas generaciones tuvo sus bases en lo que él trajo”, manifiesta Vinelli.Ese espíritu de cambio ha convertido a esta empresa en una de las más insignes de Honduras, llegando a los 18 departamentos del país con más de 180 agencias y sus servicios digitales de última generación a través de los que atiende a sus clientes de banca de personas, corporativos y pymes.
Tras expandir sus operaciones a El Salvador, continúa en el proceso de nuevas oportunidades en Latinoamérica. Los directivos coinciden en que la confianza y preferencia de los hondureños han sido las claves de la exitosa trayectoria que ya acumula 109 años.
“Banco Atlántida ha desempeñado un papel relevante en la captación de ahorros de nuestros compatriotas, su reinversión en diversos proyectos, el otorgamiento de préstamos personales e institucionales”, manifestó el historiador Mario Argueta.
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