Hace 10 años, en el mes de mayo, Britney Spears vivió uno de los episodios más polémicos de su carrera, cuando fue perseguida por decenas de paparazzi que buscaban captarla en un momento incómodo o una escena que diera mucho de qué hablar.
Claro: la cantante no estaba en sus mejores momentos. Su marido vividor, Kevin Federline, la hacía pasar malos momentos. Asediada, con depresión postparto, con un matrimonio en ruinas, su estado mental no era el mejor.
Y la prensa quería cualquier cosa que la viera desmoronarse. En aquel momento lo fotógrafos lo consiguieron, pues la cantante resbaló y casi tira a su hijo, Sean Preston, a quien llevaba en brazos y con el que más tarde escapó a una cafetería, llorando, por la presión que la fama y los medios ejercían en aquel momento sobre su vida.
Un año más tarde, el 16 de febrero, la cantante entró a una peluquería en Tarzana, California y pidió que le afeitaran la cabeza, pero la encargada se negó, provocando que la estrella del pop tomara una silla y comenzará a afeitarse sola.
Luego de aquellos sucesos, Britney perdió el titulo que había ganado como la 'Princesa del pop'... 10 años después, Spears ya no es la polémica cantante, se mantiene en contacto con sus fans a través de las redes sociales, sus presentaciones son las más abarrotadas en Las Vegas y se muestra como una mujer saludable: física, mental y espiritualmente, además de una madre responsable, cariñosa y cercana a sus hijos.
Durante la noche de los Billboard Music Awards intentó recuperar su título de prinica del pop con las canciones 'Work B**ch', 'Womanizer', 'I Love Rock'n Roll', 'Breathe On Me', 'Slave For You', 'Touch on My Hand' y 'Toxic'.