BEIRUT, LIBANO.- Es uno de los actores favoritos de la industria, no solo por los emblemáticos roles que ha interpretado a lo largo de sus casi cuatro décadas de trayectoria, sino también por su personalidad misteriosa, alta calidad humana y atípico sentido del humor. Keanu Reeves es, en sí mismo, todo un personaje.
Pero lo cierto es que el actor no ha tenido una vida personal fácil. Diferentes tragedias lo han marcado con el paso de los años y han forjado en él una resiliencia incomparable. Maltratos durante su infancia, un padre traficante de heroína, la enfermedad de leucemia de su hermana y la muerte de su mejor amigo (River Phoenix) son solo parte de su doloroso pasado.
Sin embargo, las dos pérdidas más duras en la vida del intérprete se remontan a la primera construcción de hogar que él mismo luchó por formar. Jennifer Syme, una aspirante a actriz y asistente de dirección, quien al poco tiempo se convertiría en su gran amor de pareja, y la pequeña Ava Archer, la primogénita de ambos que no pudieron disfrutar, viven en la memoria de Reeves.
Aunque han pasado más de dos décadas de ambos sucesos, muchos de los seguidores del actor desconocen qué fue lo que realmente sucedió con la familia que este comenzaba a establecer y que le hacía tanta ilusión. Y aunque se trata de una historia sumamente triste, forma parte de la construcción de la persona que es hoy.
Recapitulación
Keanu conoció a Jennifer en 1998, una noche en que su banda de rock alternativo, Dogstar, organizó una fiesta. Ambos hicieron conexión casi al instante y al poco tiempo se enamoraron perdidamente. Al año siguiente, la pareja recibió la noticia de que la joven estaba embarazada de una niña, a quien llamaron Ava.
El infortunio inició cuando la pequeña nació prematuramente (a los 8 meses) y murió a las pocas horas. Tanto Keanu como Jennifer cayeron en un estado de depresión profundo del cual no lograban salir. Eventualmente decidieron separarse por no poder acompañarse en ese duro momento que empañó sus vidas.
Y mientras Reeves luchaba en solitario y en silencio con su pérdida y su posterior ruptura, Syme parecía incapaz de lidiar con ambas situaciones. Entró en una espiral de alcohol, drogas y fiestas, que dentro de poco tiempo la conducirían a un fatídico final.
En 2001, bajo la influencia de diferentes sustancias, la actriz subió a su auto para regresar a una fiesta de la que ya se había retirado y fue cuando tuvo el accidente de tránsito que le arrebató la vida. Viajaba sin cinturón y a exceso de velocidad. Murió en el acto, con apenas 28 años.
Resiliencia
Tras este último y devastador suceso, el actor se retiró un tiempo de su trabajo y del ojo público. Y aunque años después continuó con su carrera y retomó el contacto con los medios, han sido pocas las ocasiones en que se ha referido a esta difícil etapa.
Keanu dijo en una ocasión que le resultó “muy, muy difícil lidiar con su muerte (la de su expareja)”, un tema que resurgió cuando el actor aceptó el rol de John Wick, quien también atraviesa un duelo por la muerte de su esposa. “Me gusta su duelo, me identifico con él, y creo que es algo que jamás se supera. El duelo y la pérdida no te abandonan nunca”, expresó Reeves.
“La gente tiene una idea inexacta de que puedes lidiar con el duelo y decir: ‘Se fue y estoy mejor’. Están equivocados”, agregó el actor, en referencia a las múltiples ocasiones en que ha tenido que seguir en pie tras haber perdido a quienes amaba.