TEGUCIGALPA, HONDURAS.- Este año no hubo murales, lecturas de “El Quijote”, concursos de literatura, competencias de ortografía, obras de teatro escolares, ni nada que permita la conmemoración presencial del
Día del Idioma Español.
Y es ahora, en que el ruido de estas cosas no distrae, que pensamos en ¿qué hacemos realmente por aprender y fortalecer nuestro idioma?
La pandemia que sumió a la población mundial en el confinamiento ha dejado más que claras las deficiencias de un sistema educativo en el que se apoya gran parte del aprendizaje de nuestra lengua.
El ceno familiar se ha mostrado insuficiente para tomar las riendas de la educación a nivel académico, y en esta deriva se afianza más la vulnerabilidad del aprendizaje.
La lectura, que podría ser la salvadora de muchos procesos relacionados, tampoco resulta una opción en un país que no lee.
Y sí, hoy es el Día del Idioma Español, que se conmemora como un homenaje al autor Miguel de Cervantes Saavedra, creador de “El ingenioso hidalgo don Quijote de la Mancha”, la obra cumbre de la literatura en español que muy pocos han leído, pero que muchos citan en una fecha como esta.
Y a propósito de este día, en el que también se celebra el Día Internacional del Libro, entrevistamos a dos escritores hondureños: Giovanni Rodríguez, quien además de autor de novelas y cuentos es catedrático de literatura en la Universidad Nacional Autónoma del Valle de Sula y director de la Editorial Mimalapalabra, y Salvador Madrid, poeta y gestor cultural involucrado en el proyecto bibliotecario más grande de Honduras: las Bibliotecas Blue Lupin, de Plan International Honduras, en el occidente del país.
Giovanni Rodríguez: “Los buenos maestros que quedan no ajustan para generar cambios entre la mediocridad imperante”.
A su consideración ¿Qué ha fallado en el sistema educativo hondureño para que la enseñanza y el aprendizaje del idioma español sea precario en Honduras?
En algún momento los profesores dejaron de ser personas que aspiran a la cultura, dejaron de formarse, de leer, y se quedaron como simples engranajes del sistema, más preocupados por entretener a sus alumnos con dinámicas que por enseñarles algo, más pendientes de decorar puertas con dibujos del Quijote que por leer el Quijote.
Hay muchos profesores ahora, incluso en el ámbito universitario, con muy mala ortografía, con muy escasa cultura, y así no pueden ser modelos a seguir para sus estudiantes. Los pocos buenos profesores que quedan no ajustan para generar cambios entre la mediocridad imperante.
¿Cuál debería ser la ruta de aprendizaje más eficiente del idioma en tiempos como los que vivimos?
Siempre ha sido la lectura y sigue siendo la lectura, independientemente de cómo sean los tiempos.
Se suponía que con el confinamiento todos nos pondríamos a leer o a leer más, pero lo que ha resultado es una generación de fervientes tiktokeros, que, unidos a los reguetoneros, han logrado, si acaso, desarrollar un lenguaje del cuerpo y que a nivel del habla apenas llega a balbuceos o a gruñidos más bien propios de la fauna que del ser humano, a quien se supone se le otorgó la habilidad de razonar y de expresar sus ideas.
¿Por qué se vuelve tan esencial la lectura en el desarrollo de nuestra lengua?
Las lenguas se desarrollan a través de la literatura; si no se escribe buena literatura y si la buena literatura que se publica no se lee lo suficiente, las lenguas tienden al enroscamiento o a los cambios artificiales y absurdos como el del tal “lenguaje inclusivo”.
Salvador Madrid: “El sistema educativo es enemigo de la lectura creativa”
Si en tiempos normales el desafío de la lectura es grande, ¿cómo lo percibe usted desde la pandemia?
No hay un proyecto nacional de fomento de lectura creativa y lúdica; hay escasas bibliotecas escolares, poco material de lectura, no apartamos el adultocentrismo de la lectura, ni el formalismo ceremonioso, no se ha explorado el formato digital, ni hemos creado un movimiento infantil creativo.
Hay una frase que siempre repito: la mejor estrategia de fomento de la lectura es el ejemplo, es decir, no todo es culpa de la escuela o del gobierno, es muy importante que en nuestros hogares hagamos ese espacio mágico de cinco minutos para leer juntos.
Una solución sería que el Congreso Nacional de Honduras apruebe escalar el proyecto de Bibliotecas de Plan International a todos los municipios de Honduras, ya que en los lugares donde se implementa actualmente, las niñas y los niños duplicaron la cantidad de libros leídos durante la pandemia; es así porque ya tenían el hábito y porque se implementaron estrategias de lectura en casa; la matrícula de estos centros creció en 2021.
Está comprobado científicamente que este proyecto es el más exitoso del país, y lo mejor, es económico, sostenible e implementado por la familia y la comunidad.
Siendo usted un gestor cultural involucrado en un programa de lectura como el que maneja Plan International, ¿qué deficiencias identifica en el sector educativo que impiden que los alumnos tengan un disfrute pleno de la lectura?
Nuestro sistema educativo es enemigo de la lectura creativa que es la que permite la formación del hábito.
En cambio, el sistema potencia la lectura utilitaria, puramente académica, y eso es letal porque el hábito de leer está vinculado a nuestra afectividad, alegría y libertad.
Así que debemos invertir el camino: fundar el hábito de leer y avanzar a amar el conocimiento.
Necesitamos generar ecosistemas de lectura más gentiles y relacionarlos con la creación literaria y artística infantil en la escuela, la comunidad y la familia.
Lo mismo sucede con escribir: necesitamos erradicar la escritura mecánica y potenciar la escritura creativa, permitir la anarquía infantil de la creatividad. Acompañemos a la niñez a crear, luego a escribir.
¿Por qué es tan importante para los niños y jóvenes el hábito de la lectura en el aprendizaje del español?
El niño o niña que lee, tendrá éxito en todas las asignaturas y desarrollará su universo interior. Cultivará la inteligencia y la creatividad, dos virtudes que crecen infinitamente si se acercan a la lectura.
Comprenderá mejor su condición y posición en la realidad; desarrollará habilidades para la vida, comprenderá sus derechos, deberes, su cultura, sus oportunidades, sus sueños y metas.
Las familias y el Estado deben saber que podemos avanzar hacia una sociedad justa y de bienestar, si todos podemos leer la vida, si tenemos conciencia del bien común, eso se logra leyendo.
Y es ahora, en que el ruido de estas cosas no distrae, que pensamos en ¿qué hacemos realmente por aprender y fortalecer nuestro idioma?
La pandemia que sumió a la población mundial en el confinamiento ha dejado más que claras las deficiencias de un sistema educativo en el que se apoya gran parte del aprendizaje de nuestra lengua.
El ceno familiar se ha mostrado insuficiente para tomar las riendas de la educación a nivel académico, y en esta deriva se afianza más la vulnerabilidad del aprendizaje.
La lectura, que podría ser la salvadora de muchos procesos relacionados, tampoco resulta una opción en un país que no lee.
Y sí, hoy es el Día del Idioma Español, que se conmemora como un homenaje al autor Miguel de Cervantes Saavedra, creador de “El ingenioso hidalgo don Quijote de la Mancha”, la obra cumbre de la literatura en español que muy pocos han leído, pero que muchos citan en una fecha como esta.
Y a propósito de este día, en el que también se celebra el Día Internacional del Libro, entrevistamos a dos escritores hondureños: Giovanni Rodríguez, quien además de autor de novelas y cuentos es catedrático de literatura en la Universidad Nacional Autónoma del Valle de Sula y director de la Editorial Mimalapalabra, y Salvador Madrid, poeta y gestor cultural involucrado en el proyecto bibliotecario más grande de Honduras: las Bibliotecas Blue Lupin, de Plan International Honduras, en el occidente del país.
Giovanni Rodríguez: “Los buenos maestros que quedan no ajustan para generar cambios entre la mediocridad imperante”.
A su consideración ¿Qué ha fallado en el sistema educativo hondureño para que la enseñanza y el aprendizaje del idioma español sea precario en Honduras?
En algún momento los profesores dejaron de ser personas que aspiran a la cultura, dejaron de formarse, de leer, y se quedaron como simples engranajes del sistema, más preocupados por entretener a sus alumnos con dinámicas que por enseñarles algo, más pendientes de decorar puertas con dibujos del Quijote que por leer el Quijote.
Hay muchos profesores ahora, incluso en el ámbito universitario, con muy mala ortografía, con muy escasa cultura, y así no pueden ser modelos a seguir para sus estudiantes. Los pocos buenos profesores que quedan no ajustan para generar cambios entre la mediocridad imperante.
¿Cuál debería ser la ruta de aprendizaje más eficiente del idioma en tiempos como los que vivimos?
Siempre ha sido la lectura y sigue siendo la lectura, independientemente de cómo sean los tiempos.
Se suponía que con el confinamiento todos nos pondríamos a leer o a leer más, pero lo que ha resultado es una generación de fervientes tiktokeros, que, unidos a los reguetoneros, han logrado, si acaso, desarrollar un lenguaje del cuerpo y que a nivel del habla apenas llega a balbuceos o a gruñidos más bien propios de la fauna que del ser humano, a quien se supone se le otorgó la habilidad de razonar y de expresar sus ideas.
¿Por qué se vuelve tan esencial la lectura en el desarrollo de nuestra lengua?
Las lenguas se desarrollan a través de la literatura; si no se escribe buena literatura y si la buena literatura que se publica no se lee lo suficiente, las lenguas tienden al enroscamiento o a los cambios artificiales y absurdos como el del tal “lenguaje inclusivo”.
Salvador Madrid: “El sistema educativo es enemigo de la lectura creativa”
Si en tiempos normales el desafío de la lectura es grande, ¿cómo lo percibe usted desde la pandemia?
No hay un proyecto nacional de fomento de lectura creativa y lúdica; hay escasas bibliotecas escolares, poco material de lectura, no apartamos el adultocentrismo de la lectura, ni el formalismo ceremonioso, no se ha explorado el formato digital, ni hemos creado un movimiento infantil creativo.
Hay una frase que siempre repito: la mejor estrategia de fomento de la lectura es el ejemplo, es decir, no todo es culpa de la escuela o del gobierno, es muy importante que en nuestros hogares hagamos ese espacio mágico de cinco minutos para leer juntos.
Una solución sería que el Congreso Nacional de Honduras apruebe escalar el proyecto de Bibliotecas de Plan International a todos los municipios de Honduras, ya que en los lugares donde se implementa actualmente, las niñas y los niños duplicaron la cantidad de libros leídos durante la pandemia; es así porque ya tenían el hábito y porque se implementaron estrategias de lectura en casa; la matrícula de estos centros creció en 2021.
Está comprobado científicamente que este proyecto es el más exitoso del país, y lo mejor, es económico, sostenible e implementado por la familia y la comunidad.
Siendo usted un gestor cultural involucrado en un programa de lectura como el que maneja Plan International, ¿qué deficiencias identifica en el sector educativo que impiden que los alumnos tengan un disfrute pleno de la lectura?
Nuestro sistema educativo es enemigo de la lectura creativa que es la que permite la formación del hábito.
En cambio, el sistema potencia la lectura utilitaria, puramente académica, y eso es letal porque el hábito de leer está vinculado a nuestra afectividad, alegría y libertad.
Así que debemos invertir el camino: fundar el hábito de leer y avanzar a amar el conocimiento.
Necesitamos generar ecosistemas de lectura más gentiles y relacionarlos con la creación literaria y artística infantil en la escuela, la comunidad y la familia.
Lo mismo sucede con escribir: necesitamos erradicar la escritura mecánica y potenciar la escritura creativa, permitir la anarquía infantil de la creatividad. Acompañemos a la niñez a crear, luego a escribir.
¿Por qué es tan importante para los niños y jóvenes el hábito de la lectura en el aprendizaje del español?
El niño o niña que lee, tendrá éxito en todas las asignaturas y desarrollará su universo interior. Cultivará la inteligencia y la creatividad, dos virtudes que crecen infinitamente si se acercan a la lectura.
Comprenderá mejor su condición y posición en la realidad; desarrollará habilidades para la vida, comprenderá sus derechos, deberes, su cultura, sus oportunidades, sus sueños y metas.
Las familias y el Estado deben saber que podemos avanzar hacia una sociedad justa y de bienestar, si todos podemos leer la vida, si tenemos conciencia del bien común, eso se logra leyendo.