PARÍS, FRANCIA.- Fendi iluminó este jueves su ecléctica colección de alta costura en París con joyas que añadieron brillo a un desfile colmado de estrellas, mientras que para la marroquí Sara Chraibi la pedrería sirve para iluminar la piel de sus clientas.
“Hemos trabajado sobre modelos basados en la pedrería de Delfina” Delettrez Fendi, que dirige la colección de joyería de Fendi, explicó a la prensa el responsable artístico de la colección femenina y alta costura, Kim Jones.
Entre el público presente, estrellas como la rapera Cardi B, las cantantes Shakira y Camilla Cabello o las actrices Naomi Watts y Zoe Saldana.
Cuando los vestidos elegantes no incorporan piedras preciosas “la idea sigue estando presente, con la paleta de colores”, del verde topacio al diamante negro, o el rubí, explicó el creador británico.
Para compensar tanto lujo, vestidos color carne. A la altura del pecho, las modelos sostienen bolsos de mano con una mano cargada de anillos.
En lugar del vestido de novia que tradicionalmente cierra un desfile de alta costura, Kim Jones presenta un traje rosa brillante de aspecto informal que requirió 1.200 horas de trabajo manual.
Poco después desfilaba la marroquí Sara Chraibi con una colección que sigue bebiendo de la rica tradición artesanal marroquí, pero con un toque moderno.
“Trabajo mucho el bordado, pero de manera extremadamente reinterpretada. Le doy un toque más contemporáneo, más ligero”, explicó esta creadora a la AFP.
“Esta colección habla de la mujer caballo, la que se lleva a los elegidos al cielo, en la tradición musulmana”, explicó.
“Es el pegaso con cabeza de mujer, una especie de viaje místico primero a paisajes orientales, luego elevándose hacia el cielo”, añadió.
Primero desfila una mujer con capas amplias, de seda o organza blanca y capucha.
Poco a poco surge el negro azabache, la pedrería dorada, que cubre todo el cuello y se desparrama por el pecho.
“La última imagen es la de la mujer que se convierte en astro supremo”, explica la creadora.
Esa mujer llevaba un conjunto enteramente dorado, con diminutas lágrimas de mismo color delicadamente puestas sobre los hombros y brazos de la modelo.
Cuando los vestidos elegantes no incorporan piedras preciosas “la idea sigue estando presente, con la paleta de colores”, del verde topacio al diamante negro, o el rubí, explicó el creador británico.
Para compensar tanto lujo, vestidos color carne. A la altura del pecho, las modelos sostienen bolsos de mano con una mano cargada de anillos.
En lugar del vestido de novia que tradicionalmente cierra un desfile de alta costura, Kim Jones presenta un traje rosa brillante de aspecto informal que requirió 1.200 horas de trabajo manual.
Poco después desfilaba la marroquí Sara Chraibi con una colección que sigue bebiendo de la rica tradición artesanal marroquí, pero con un toque moderno.
“Trabajo mucho el bordado, pero de manera extremadamente reinterpretada. Le doy un toque más contemporáneo, más ligero”, explicó esta creadora a la AFP.
“Esta colección habla de la mujer caballo, la que se lleva a los elegidos al cielo, en la tradición musulmana”, explicó.
“Es el pegaso con cabeza de mujer, una especie de viaje místico primero a paisajes orientales, luego elevándose hacia el cielo”, añadió.
Primero desfila una mujer con capas amplias, de seda o organza blanca y capucha.
Poco a poco surge el negro azabache, la pedrería dorada, que cubre todo el cuello y se desparrama por el pecho.
“La última imagen es la de la mujer que se convierte en astro supremo”, explica la creadora.
Esa mujer llevaba un conjunto enteramente dorado, con diminutas lágrimas de mismo color delicadamente puestas sobre los hombros y brazos de la modelo.
