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La cultura, un derecho de todos en Honduras

¿Qué significa para usted la cultura?
¿Es un adorno o un factor de desarrollo? Cinco personajes relacionados con el tema hablan con EL HERALDO al respecto.

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15.02.2013

¿Qué es la cultura? Según la Declaración de México sobre las Políticas Culturales, derivada de la Conferencia Mundial sobre las Políticas Culturales, celebrada en ese país en 1982, se puede considerar a la cultura, en su sentido más amplio, “como el conjunto de los rasgos distintivos, espirituales y materiales, intelectuales y afectivos que caracterizan a una sociedad o un grupo social.

Ella engloba, además de las artes y las letras, los modos de vida, los derechos fundamentales del ser humano, los sistemas de valores, las tradiciones y las creencias”.

Y para aclarar el panorama de la situación cultural en Honduras, entrevistamos a cinco personajes relacionados con el sector, ellos son el ministro de la Secretaría de Cultura, Artes y Deportes (SCAD), Tulio Mariano Gonzales; la directora de la Fundación para el Museo del Hombre Hondureño (FMHH), Carmen Cruz; el historiador y antropólogo de la Universidad Pedagógica Nacional Francisco Morazán (UPNFM) y la Universidad Nacional Autónoma de Honduras (UNAH), Rubén Paz; el poeta y exviceministro de la SCAD y exdirector de la Biblioteca Nacional, José Antonio Funes, y el poeta y gestor cultural Salvador Madrid.

Inconsciencia y falta de presupuesto

¿Están realmente conscientes las autoridades hondureñas de la importancia de la cultura para el desarrollo del país? la respuesta es no.

A criterio de Carmen Cruz si hubiera una verdadera conciencia de lo que es la cultura “tanto en el aspecto que constituye un conjunto dinámico de sus valores más apreciados y distintivos, significados, símbolos, expresiones artísticas y estilos de vida del país, así como la cultura como medio catalizador, combustible o incentivo para el bienestar humano en todas las esferas, incluyendo la economía, la política y la responsabilidad medioambiental, entonces desde hace mucho tiempo sería tema principal de las agendas políticas estatales”.

En Honduras impera “la ignorancia de lo que es y lo que significa la cultura para el desarrollo de los pueblos”, dijo.

Usualmente, en el que hacer de las autoridades hondureñas, tanto las del gobierno central como las del ente encargado de regular las iniciativas y políticas culturales, no existe una continuidad en las buenas prácticas, “cada gobierno quiere poner su ‘sello’ y por lo general ese sello es torpe, mediocre y errático”, dijo José Antonio Funes.

Por su parte, Rubén Paz considera que “no existe a la fecha un organismo de gobierno que aglutine y regule las estrategias de fomento cultural, tampoco se han promovido campañas de lectura, alfabetización masiva y en difusión de libros, ocupamos un lugar vergonzoso en el continente”.

Por otra parte, está el tema presupuestario; en ese sentido, Funes acotó que Honduras es uno de los países de América Latina que menos presupuesto dedica a su Ministerio de Cultura, y agregó que es entendible “porque hay mucha gente que muere de hambre o por falta de medicinas, y el Estado debe dar prioridad a esas necesidades.

Pero no se contabiliza nunca toda la gente que muere por ignorancia o toda esa pobre gente que murió sin haber leído un libro, sin haber asistido a una obra de teatro, sin haber gozado de un concierto musical, sin haber desarrollado su talento para escribir, pintar o para ejecutar un instrumento musical. Gente que muere en sus comunidades sin haber podido valorizar plenamente la cultura de sus ancestros. Debe entenderse que el derecho a la cultura es también un derecho humano universal del que nadie debe ser excluido”.

Nuestro entrevistado expresó que en la SCAD los fondos son pobres, “tomando en cuenta también que una gran parte de los recursos se invierte en gastos de funcionamiento y personal y la otra parte en deportes para federaciones mayormente parásitas e improductivas. Lo que queda para apoyar a los creadores es mínimo, pero muchas veces se dilapida en banalidades”.

No obstante, el ministro Tulio Mariano Gonzales señaló que más del 65% de los fondos de la SCAD son destinados “para hacer transferencias a museos, y grupos culturales en general y deportivos”, y que del presupuesto anual de esta dependencia, que anda en unos 240 millones de lempiras, “más de la mitad no es para el Ministerio de Cultura”, y que aunque eso es bueno, debería haber una racionalización en la distribución de los recursos.

¿Cultura en crisis?

Salvador Madrid enfatizó algo importante: que no es la cultura la que falla, sino los mecanismos para promocionarla y para que los ciudadanos se apoderen de ella. Y aunque el panorama del desarrollo cultural en Honduras no es muy alentador, es imprescindible mencionar los esfuerzos independientes de los artistas, quienes son los que por décadas han sostenido la difusión de la cultura en Honduras.

“La labor ha sido ardua y los artistas junto con los gestores culturales han unido esfuerzos para hacer notar la cultura en Honduras”, dijo Cruz. La gestión de los artistas ante ONG y organizaciones privadas e internacionales ha sido importante, ya que por medio de ellas se derivan propuestas interesantes en pro de la difusión cultural en Honduras, que destacan no solo en la capital, sino en otras ciudades del país, donde raras veces la gente tiene oportunidad de tener contacto con su propia cultura.

En relación a lo anterior, Funes es del criterio que los creadores de la cultura y el arte “no deben recostarse siempre en el Estado, deben buscar sus propios medios, aprender a gestionar, a autosostenerse; eso les dará más independencia y mayor libertad”, y dijo que para el Estado sería una carga enorme e imposible tener que sostener y financiar todas las producciones y las actividades culturales, aunque esto no desvincula al Estado de su papel, el cual debe ser el de “facilitador para abrir espacios a los creadores, de emplear los recursos necesarios para crear las condiciones que permitan el acceso a los bienes culturales del país, sean estos tangibles o intangibles”.

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