Tegucigalpa, Honduras.- El valor depositado en la figura femenina, sujeto a su juventud, belleza y capacidad de despertar el morbo de quienes la observan, es cuestionado en “La sustancia”, la nueva cinta de body horror protagonizada por Demi Moore y Sarah Qualley.
La película, que actualmente está disponible en la cartelera de cine de Honduras, ha causado revuelo en todo el mundo desde su estreno hace un par de semanas. Aunque muchos han asegurado no poder quedarse a verla hasta el final...
Varios factores hacen de la nueva apuesta de la directora Coralie Fargeat una experiencia provocadora y divisiva. Mezcla elementos del horror corporal (body horror) con críticas a la industria del espectáculo y su obsesión por tratar de perpetuar una juventud y belleza irreales en las mujeres exitosas.
La intensidad de su narrativa y su estilo visual han llevado a muchos espectadores a sentirse incómodos e incluso a abandonar las salas durante su proyección.
Uno de los principales puntos de controversia gira en torno a los desnudos de Demi Moore a sus 61 años. Aunque la actriz ha recibido elogios por su apariencia física, su decisión de mostrarse en escenas explícitas ha incomodado a algunos debido a los estigmas relacionados con la edad y la representación del cuerpo femenino en Hollywood.
Esto ha puesto sobre la mesa de discusiones sobre el envejecimiento, la autonomía del cuerpo y la libertad de las mujeres maduras para desafiar las normas de belleza predominantes.
Impacto emocional
En cuanto al impacto emocional, las reacciones han ido al extremo. Espectadores han reportado síntomas de malestar, como náuseas, dolor estomacal e incluso desmayos, especialmente durante los últimos 40 minutos de la cinta.
Esto se debe a que la película utiliza escenas de gore explícito y elementos visuales perturbadores que evocan un ambiente claustrofóbico y opresivo, desafiando los límites de la ciencia y la obsesión con la mejora corporal.
En síntesis, “La sustancia” es una película que no deja a nadie indiferente, y es precisamente este enfoque visceral y controvertido lo que la ha convertido en un fenómeno.
La producción busca incomodar y cuestionar, provocando un debate sobre temas sociales profundos como la presión estética y el envejecimiento en la sociedad actual, además de poner un foco en la importancia de atender la salud mental.
