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Martín Cálix: 'El Premio de Los Confines dignifica el oficio de escribir”

El ganador del IV Premio Nacional de Poesía Los Confines emite reflexiones sobre su obra y el quehacer de su gremio

07.12.2020

TEGUCIGALPA, HONDURAS.- 'El Premio Nacional de Poesía Los Confines es un galardón al que todo poeta hondureño debe aspirar, por su honestidad, por su profunda coherencia con el quehacer poético”, dijo Martín Cálix en julio de este año, tras darse a conocer el fallo del jurado que lo nombró ganador en esta cuarta edición.

Los meses han trascurrido y con ello la espera para el festejo llegó a su fin. El Festival Internacional de Poesía Los Confines se celebró esta semana, sacando provecho de la virtualidad que permite seguir conectados aun en la distancia. En ocasión, una entrevista con el poeta y fotógrafo autor de “La danza de los papagayos”.

Anteriormente había asistido al Festival de Los Confines como invitado, pero en esta edición es el poeta ganador, ¿cómo asimila esa transición?
Quizá la única diferencia radica en tener más espacio dentro del festival. Es natural que si un escritor acaba de ganar un premio como el de Los Confines la atención gire en torno a él, pero no hay una diferencia sustancial, porque una particularidad dentro del Festival Internacional de Poesía Los Confines es que todo escritor que es invitado es tratado con el mismo respeto.

“La danza de los papagayos” fue el favorito de entre 42 libros, ¿qué considera usted que hizo la diferencia en su escrito?
“La danza de los papagayos” es un proyecto unitario, aquí no hay piezas sueltas que cuenten historias distintas. Todas existen porque hay una historia mayor, una historia que comenzó a contarse en “El año del armadillo”, un libro que ahora tiene su segunda edición con la Editorial Universitaria, donde se ha tratado con mucho respeto y dignidad mi trabajo como escritor. En ese sentido, quiero creer que el jurado —que son personas que saben de poesía mucho más de lo que pueda saber yo— ha considerado esa intención narrativa dentro del texto. Quizá más adelante haya valoraciones estéticas sobre esto que ahora estoy escribiendo y que también se está publicando, pero considero que todavía es muy pronto para eso, y también son valoraciones que no me corresponden.

¿Es esta la primera vez que opta al premio?, ¿qué lo llevó a intentarlo?
No, esta fue la segunda vez que participé con este trabajo. La primera fue cuando el jurado le otorgó el premio a Fabricio Estrada, un resultado que a todos nos llenó de una alegría profunda. Fue incuestionable porque conocemos la alta calidad del trabajo de Fabricio, entonces uno se queda con la sensación de que es un reconocimiento que nace con buena estrella, que hay mucha luz en él y que nada se puede poner en duda. Por eso considero además que los premios otorgados a los libros de Rommel Martínez y Yolani Martínez son resultados valiosos. Ahora comparto esta victoria con personas que admiro mucho y por las que me alegro hacia dónde les está llevando su carrera como escritores. La certeza de que Los Confines es un premio al que todo escritor hondureño debe aspirar es lo que me hizo participar en una segunda ocasión.

Al darse cuenta del fallo usted mencionó que su obra es una especie de homenaje a su abuela Eloísa, ¿de qué forma buscó plasmar ese sentir?
Se trata de una historia en la que estoy recuperando mis memorias de infancia, en la que utilizo a mi abuela como personaje central de estos libros. Pero es la historia de toda mi familia, es decir, en ella han tenido que ver cada uno de sus miembros. Esto que escribo lo escribo para contarme mis recuerdos, para mí y para mi familia. Intento, en todo caso, recuperar esa patria que es la infancia y donde todos sus habitantes éramos seres mágicos. Uno tiende a mitificar muchas cosas del pasado, mi intención en estos libros es que esa mistificación se convierta en literatura. Si lo estoy logrando o no, quizá sea una discusión para más adelante, es algo que quizá podamos hacer en su momento.

¿Qué opinión le merece el Premio Nacional de Poesía Los Confines tras cuatro ediciones en donde se ha premiado a poetas como Fabricio, Rommel, Yolany y ahora usted?
El premio de Los Confines dignifica el oficio de los escritores, recupera esa dignidad a veces tan maltratada cuando se cree que debemos dar todo de gratis: lecturas gratuitas, libros gratuitos, publicaciones en blogs y revistas literarias por las que el escritor no recibe un centavo. Para mí permite retomar esa discusión, porque me parece injusto que se siga creyendo que los autores debemos dar todo por nada, cuando tenemos procesos de escritura largos, a veces muy largos. Es en ese sentido que el premio de Los Confines nos hace cuestionarnos sobre qué tanto invertimos en las obras que leemos, si realmente lo estamos haciendo o solo esperamos recibir los libros gratis. Son cosas que deben resolverse en la medida que el medio literario se profesionalice más, donde esa relación con el lector sea en mejores condiciones. Esto también conlleva una responsabilidad en los autores, la de sentarse a escribir libros de alta calidad literaria, que además tengan la capacidad por sí mismos de entretener. Cuando eso suceda habremos ganado todos. Considero que los libros de Yolani, de Fabricio y de Rommel van en esa dirección, pero que quizá sin el premio ahora mismo seguirían en computadoras. Se necesitan plataformas de alto rendimiento para que todo esto suceda; el premio y el festival lo son, como también lo son las editoriales que están trabajando alrededor de ellos.

El reconocimiento a su obra es el primero que se celebra en una edición virtual, llevada a cabo justo esta semana, ¿qué impresión recoge sobre ello?
Este 2020 ha sido un año muy duro, eso es algo incuestionable. Hemos perdido personas a causa del covid-19 y como sociedad nos hemos aislado un poco más. No soy activista del exceso de lecturas virtuales que hemos tenido este año, no es saludable para nadie tener tanta lectura de poesía por todos lados. Juan Carlos Mestre decía que en poesía todo es revelación y misterio, quizá sea hora de encender el fuego del misterio y contemplarlo desde su belleza.

¿Seguirá escribiendo camino en la poesía?
Quiero creer que sí. Quiero creer que puedo seguir escribiendo más allá de la poesía, porque si algo hermoso tiene la palabra escrita es que te da muchas posibilidades. Escribir es una búsqueda permanente por entender el lenguaje en toda su dimensión, no es algo que sucede con uno o dos libros publicados, es una relación de vida con el proceso personal de escritura y que está claro que el escritor se pasará toda la vida intentando comprender.

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