TEGUCIGALPA, HONDURAS.- Abriendo el escenario con “Tenochtitlán”, la cantante chilena-mexicana, Mon Laferte, dio inicio a la gran noche del concierto en su gira “Autopoiética” en el Nacional de Ingenieros Coliseum de Tegucigalpa, Honduras.
La acogedora bienvenida que recibió la chilena en las tierras catrachas, fue el motivo de agradecimiento, pues los hondureños dejaron claro el afecto a la cantante. “Honduras y Costa Rica, gracias infinitas, les amo ” , dijo Mon en una publicación en su Instagram.
El escenario se apagó, y desde uno de los extremos salió la compositora chilena, quien desde su primera canción transportó al público a un viaje único con su impecable y refinada voz que hacía eco en las 4 paredes del Coliseum.
Los gritos del público emocionaron a la cantante, quien pronunció: “Buenas noches, Honduras”. Cada frase, cada beso y canción que salía de la chilena, generaba un grito en los miles de ciudadanos que compraron su boleto para deleitarse con su presentación, logrando llenar por completo el lugar.
El repertorio dio inicio a las lágrimas de emoción, felicidad y sentimientos encontrados, pues en los carteles levantados por los espectadores revelaban el profundo impacto que la música de la artista tenía en sus vidas, describiéndola como una “terapia para el alma”.
Más de una decena de canciones fueron las que la intérprete de “Mi buen amor” le dedicó a su público con su armoniosa voz y aunque la noche fue larga, el público pedía una tras otra.
Como un cielo estrellado se podía describir la vista durante la mitad del concierto, luego de que el público encendiera el flash de sus celulares y acompañaran al son del canto de Mon.