RABAT, MARRUECOS.- El
príncipe Harry y su esposa Meghan Markle llegaron la noche del sábado a Casablanca, en su último viaje oficial al extranjero antes del nacimiento de su primer hijo, previsto en la primavera boreal.
Para acompañar a la exactriz estadounidense en sus diferentes actividades en un pueblo de la cordillera del Atlas, la mañana del domingo, y en la capital marroquí, se estableció un 'dispositivo médico', según fuentes autorizadas.
A su llegada, el príncipe Harry, en traje gris claro, y la duquesa de Sussex, con un vestido rojo, fueron recibidos con una tradicional bandeja de dátiles, una muestra de hospitalidad en Marruecos.
Esta visita de dos días, organizada a pedido de la reina Isabel II, preocupa a algunos medios británicos como el tabloide Daily Mirror, que describió a Marruecos como 'una zona peligrosa' y a su capital, Rabat, como una 'ciudad amotinada'.
Antes de la llegada de la pareja real, fuentes diplomáticas locales recordaron que el país es 'un polo de estabilidad en el norte de África'.
El jueves, la policía dispersó por la fuerza una manifestación de maestros en Rabat organizada con motivo del aniversario del movimiento prodemocracia del 20 de febrero, nacido en 2011, dejando varios heridos.
Harry y Meghan se enfocarán durante su visita en la situación de las mujeres, el acceso a la educación de las niñas o la inclusión de los discapacitados, según su programa, en el que también está prevista una demostración de cocina.
'Al duque y la duquesa de Sussex les gusta mucho estar con la gente', aseguró el embajador británico Thomas Reilly durante una entrevista con la televisión 2M.
La pareja real, que se alojará en una residencia durante su estadía, concluirá su visita la mañana del martes, tras un encuentro con miembros de la familia real marroquí el lunes en Rabat.
Para acompañar a la exactriz estadounidense en sus diferentes actividades en un pueblo de la cordillera del Atlas, la mañana del domingo, y en la capital marroquí, se estableció un 'dispositivo médico', según fuentes autorizadas.
A su llegada, el príncipe Harry, en traje gris claro, y la duquesa de Sussex, con un vestido rojo, fueron recibidos con una tradicional bandeja de dátiles, una muestra de hospitalidad en Marruecos.
Esta visita de dos días, organizada a pedido de la reina Isabel II, preocupa a algunos medios británicos como el tabloide Daily Mirror, que describió a Marruecos como 'una zona peligrosa' y a su capital, Rabat, como una 'ciudad amotinada'.
Antes de la llegada de la pareja real, fuentes diplomáticas locales recordaron que el país es 'un polo de estabilidad en el norte de África'.
El jueves, la policía dispersó por la fuerza una manifestación de maestros en Rabat organizada con motivo del aniversario del movimiento prodemocracia del 20 de febrero, nacido en 2011, dejando varios heridos.
Harry y Meghan se enfocarán durante su visita en la situación de las mujeres, el acceso a la educación de las niñas o la inclusión de los discapacitados, según su programa, en el que también está prevista una demostración de cocina.
'Al duque y la duquesa de Sussex les gusta mucho estar con la gente', aseguró el embajador británico Thomas Reilly durante una entrevista con la televisión 2M.
La pareja real, que se alojará en una residencia durante su estadía, concluirá su visita la mañana del martes, tras un encuentro con miembros de la familia real marroquí el lunes en Rabat.