BEVERLY HILLS, ESTADOS UNIDOS.- El 19 de septiembre, Netflix lanzará una serie que promete estremecer a la audiencia. “Monstruos: La historia de Lyle y Erik Menéndez”.
Esta producción será protagonizada por Nicholas Alexander Chávez (Lyle Menéndez) y Cooper Koch (Erik Menéndez) se trata de uno de los casos criminales más polémicos y mediáticos de la década de los 90 en los Estados Unidos.
Los hermanos fueron acusados y condenados por el asesinato de sus padres, José y Kitty Menéndez.
¿Quiénes son Lyle y Erik Menéndez?
Los hermanos eran provenientes de una familia adinerada y aparentemente perfecta, crecieron en Beverly Hills. Su padre cubano-estadounidense, José Menéndez, era un magnate de la industria del entretenimiento, mientras que su madre era ama de casa.
¿Cómo fue el crimen de los hermanos Menéndez?
El 20 de marzo de 1989, Lyle de 21 y Erik de 18 años perpetraron uno de los crímenes más impactantes de la historia.
Aquella noche, los hermanos entraron a la sala estar de su hogar y utilizando escopetas, dispararon a sus padres mientras que ellos veían televisión.
José Menéndez murió casi al instante, mientras que su madre, a pesar de los múltiples disparos, luchó por sobrevivir antes de sucumbir a sus heridas.
Según investigaciones, los hermanos llamaron a la policía el día siguiente, asegurando que habían encontrado los cuerpos de sus padres sin vida al llegar a casa.
La policía se inclinó a pensar que los autores del doble asesinato fueron mafiosos o familiares cercanos al magnate. Sin embargo, los hermanos empezaron a visitar un psicólogo llamado Jerome Oziel.
Erik Menéndez confesó al psicólogo como él y su hermano habían planeado y ejecutado el asesinato de sus padres. Esta confesión se filtró y llegó a las autoridades policiales.
En 1990 fueron arrestados y acusados de asesinato; en 1993 empezó el juicio que fue transmitido en vivo. Lyle y Erik alegaron que el asesinato fue un acto de desesperación tras años de abuso físico, psicológico y sexual por parte de su padre.
Sin embargo, el jurado no encontró justificación por el crimen y ambos fueron condenados a cadena perpetua sin posibilidad de libertad condicional.