La superestrella, que se ha enfrentado durante décadas a acusaciones de abusos sexuales, fue trasladada al juzgado de Brooklyn desde Chicago, donde estaba detenido sin fianza por cargos federales vinculados a la pornografía infantil.
'Sí, señor', fue todo lo que Kelly, enfundado en un uniforme de cárcel azul, dijo durante la acusación cuando el juez le preguntó si entendía los cargos que pesan sobre él.
La acusación de Nueva York, que vio la luz el mes pasado, dice que Kelly, de 52 años, proporcionaba regularmente pulseras a niñas a través de sus socios para que accedieran al backstage y pasaran tiempo con él.
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Supuestamente, el autor de éxitos como 'I Believe I Can Fly' les pedía a sus compañeros que obtuvieran información de las chicas que quería volver a ver. Después, las invitaba de nuevo a sus conciertos y les daba alojamiento.
Las chicas debían llamarle 'Daddy' (Papi) y quedarse en sus habitaciones. No tenían permiso para salir, incluso para comer o usar el baño, según los documentos del juicio.
El caso implica a cinco mujeres no identificadas, tres de las cuales eran menores en el momento de los presuntos delitos, que incluyen coerción sexual.
También está acusado de secuestrar a una de las víctimas y de exponer a otra a enfermedades venéreas sin su conocimiento.
Kelly, cuyo nombre real es Robert Kelly, también se enfrenta a cargos de violación del Mann Act, la ley que prohibe transportar gente entre estados con fines de prostitución.