Tegucigalpa, Honduras
El día llegó, en el escenario del Teatro Nacional Manuel Bonilla (TNMB) estaban dispuestos dos sillones, donde, con comodidad y confianza, Almudena Grandes y Luis García Montero compartirían esas cosas de la vida que los llevaron a la literatura, hablarían de Cervantes y sobre su propia obra.
La visita de los escritores tiene el propósito de acercar a España y Honduras, de aprovechar ese enlace que ofrecen otras plataformas culturales centroamericanas, de acercar los mundos, las letras y sus autores.
Así, habiendo conocido el poeta hondureño Rolando Kattán a Luis García Montero desde hace algún tiempo, el enlace se facilitó aún más, y el público que se dio cita en el recinto pudo acercarse a los autores, que son referentes de la literatura española.
En el conversatorio, García Montero habló de Miguel de Cervantes y “El Quijote”, de cómo la obra puede superar al autor, de cómo muchos han querido reivindicar la figura de Cervantes y otros han querido borrarla.
Y así como el Quijote representaba esa identidad de la época y la crítica a los sistemas que no quieren cambiar, también lo hace la obra de Almudena, una novelista que desde sus inicios ha reflejado la España del siglo XX, esa nación que vivió una guerra y una posguerra, y esas búsquedas y luchas en las que algún momento se sumergen las sociedades, hasta llegar a la nueva crisis española, la del siglo XXI.
Y eso es precisamente lo que refleja su novela “Los besos en el pan”, que no es necesariamente la visión en el espejo de lo que está pasando, si no una reivindicación de la cultura de la pobreza, “que es la cultura que los españoles hemos tenido siempre”, pero antes, esa cultura les permitía ser pobres con dignidad “y la lucha contra la pobreza era el sentido de la vida, pero esa lucha no arrebataba ni la ilusión ni la alegría”.
Almudena apela a las emociones, y eso es lo que destacó su esposo, el poeta García Montero; ella, “intenta utilizar de la manera más rigurosa posible el lenguaje de la gente...”.
La escritora también habló sobre la obra de su esposo, que fue realmente el primer acercamiento entre ambos antes de que se conocieran. “Puedo decir que mucho antes de conocer a Luis, siempre me pareció que iba a ser el poeta de mi generación, había una condición en él, no solo la brillantez y el talento, si no una condición y estética muy contemporánea.
Era una poesía muy narrativa, que para una aspirante a novelista era muy atractiva”, dijo. También señaló que la poesía de García Montero es limpia y honda, “su poesía es una trampa, porque es fácil entrar en ella y muy difícil salir”.
El conversatorio finalizó con la intervención del violinista Ariel Merlo, quien musicalizó la poesía de Luis García Montero, que fue leída por Denise Vargas y Kris Vallejo.