Entretenimiento

Texíguat resurge entre obras que narran su historia

Alrededor de 20 coloridos murales, pintados por artistas hondureños, embellecen sus calles
11.02.2023

TEXÍGUAT, EL PARAÍSO.-Algunas vetustas, otras con toques de modernismo, pero todas por igual sirvieron como lienzo para pintar espléndidas obras de arte que hoy engalanan las calles del histórico y mítico pueblo de Texíguat.

Sí, fue en las paredes de las casas -algunas que datan desde hace más de un siglo- que varios pintores hondureños y un extranjero dedicaron tiempo y sus pinceladas para recordar la grandeza de este pequeño poblado.

Situado a 85 kilómetros de Tegucigalpa, en el cono sur del departamento de El Paraíso, este terruño de historia subestimada por tantos gobernantes, en la actualidad busca resaltar su valía por medio del arte.

Para ello, las autoridades civiles de este municipio decidieron plasmar la riqueza de su historia: el paso del prócer centroamericano José Francisco Morazán Quezada por esta tierra y las facciones vivas de los ancestros y pueblos originarios, y de su cultura.

Texíguat fue escogido por Francisco Morazán al final de la década de 1820 para instalar uno de sus fortines y reagrupar sus tropas con motivo de la Batalla de La Trinidad, que se llevaría a cabo el 11 de noviembre de 1827.

El proyecto

En septiembre de 2022, al menos diez artistas plasmaron las huellas de sus pinceles en las paredes de este autóctono poblado para alzar la voz y contarle al mundo sobre la importancia de su historia y su cultura.

Para resaltar el nexo de Texíguat con el libertador centroamericano, los paisajistas reprodujeron los momentos más memorables de Francisco Morazán, como la Batalla de La Trinidad, estampada también en el billete de la denominación de cinco lempiras.

De igual manera, la lectura del Acta de la Independencia, honor que tuvo Texíguat como uno de los pocos lugares del país donde se dio este memorable suceso posterior a la Independencia, a pesar de lo recóndito del reducto poblacional, que en su origen fue denominado Texiguata y posteriormente San Antonio de Texíguat.

Ismael Zepeda, catedrático e historiador, valida la importancia histórica de Texíguat. “Como Morazán no tenía tropas, entonces fue buscando soldados de infantería y llegó a Texíguat en 1827; en esa zona ya tenía lo que denominó Morazán como el Ejército Aliado Protector de la Ley”.

Relata que “desde tiempos coloniales el vecindario de San Antonio de Texíguat había mostrado cierta rebeldía; era una comunidad que siempre se opuso a la repartición de indios y pidió siempre la protección de la corona española”.

La imagen del prócer Francisco Morazán resalta en el extremo derecho del cuartel.

Raíces ancestrales

Los rústicos techos de teja son una combinación casi perfecta para los retratos de los autóctonos pobladores de Texíguat, nombre que proviene del vocablo chorotega que significa “Mujer de distinción”.

Por esta razón, parte de los vistosos murales fueron inspirados en las facciones de los originarios moradores de Texíguat, que todavía están presentes en sus habitantes.

Sin dejar de lado las creencias y costumbres de estos pueblos centenarios; historias que fueron contadas de boca en boca y que se constituyeron como parte de su cultura.

Una de las tantas pinturas recuerda las míticas leyendas de la cegua y el duende, y el hombre sin cabeza. Pero tal vez la más distintiva es la obra de arte pintada en referencia a Gaspar Herrera; este era un brujo oriundo de Texíguat que, de acuerdo con la historia, prometió a los indios tener oro o pescado en abundancia, declinándose los aborígenes por el pescado del caudaloso río.

La Batalla de La Trinidad fue plasmada en una de las casas en el centro de Texíguat.