Londres, Inglaterra
Meghan Markle no ha dicho si usará una tiara para su boda real, pero si decide hacerlo podrá elegir de una de las colecciones de joyas más notables del mundo.
La reina Isabel II, abuela de su prometido, el príncipe Enrique, tiene cientos de tiaras almacenadas en bóvedas y, de acuerdo con la tradición, le permitirá a Markle tomar prestada una de estas brillantes reliquias.
La colección no carece de diamantes, rubíes, zafiros y esmeraldas. Las tiaras son diseñadas para que las esmeraldas puedan reemplazarse con perlas, según el atuendo.
La decisión de la novia probablemente no se conozca hasta el 19 de mayo, cuando camine al altar de la Capilla de San Jorge para casarse con Enrique y unirse oficialmente a la familia real. Pero algunas de las joyerías más exclusivas de Londres esperan devotamente que no le dé la espalda a las tiaras en favor de un look más igualitario.
Markle, una actriz estadounidense de 36 años, es conocida por su estilo contemporáneo y podría sorprender saltándose la tiara en favor de un look menos majestuoso y más accesible. Pero Omar Vaja, director de ventas de la renombrada joyería Bentley & Skinner en Londres, piensa que sí seguirá la tradición.
'Su estilo de vestir es bastante moderno y casual', dijo Vaja. 'Así que probablemente opte por algo pequeño y modesto. Hay bastante de donde elegir. Creo que hablamos de cientos de tiaras'.
Dijo que las tiaras a menudo se han mantenido en familias aristocráticas por generaciones, heredándose para usarse en ocasiones especiales.
Vaja y otros joyeros en el elegante barrio londinense de Mayfair tienen un interés personal en ver a Markle llevar adelante la tradición. Espera que esta boda real — como las que le antecedieron — genere interés en las tiaras y otros tesoros antiguos por los que su tienda es conocida.
Las tiaras estuvieron muy de moda en las décadas de 1920 y 1930, cuando las mujeres británicas afluentes las usaban para galas reales o elegantes banquetes, pero la sociedad británica cambió drásticamente tras la destrucción ocasionada por la Segunda Guerra Mundial.
La madre de Harry, la princesa Diana, ayudó a revivir el encanto de la tiara. Reflejando sus propias raíces aristocráticas, lució una de su propia familia — conocida como la tiara Spencer, al provenir del clan Spencer— cuando se casó con el príncipe Carlos en 1981.
Sara Prentice, directora creativa de la casa Garrard — que produjo la famosa tiara que la reina Isabel II usó en su boda — dice que las nuevas tiaras son más pequeñas y mucho más cómodas porque fueron creadas para poder ponerse y quitarse fácilmente.
'Para la realeza, si eres mujer, la primera vez que usas una tiara es el día de tu boda', dijo.
Para los plebeyos con mucho dinero, es posible adquirir una linda tiara de la casa Garrard. Los precios comienzan en unas 80.000 libras esterlinas (115.000 dólares).
Algunos creen que Markle decidirá rendir homenaje a la princesa Diana y usar la tiara Spencer, que tiene un diseño elaborado de flores decoradas con diamantes en engarces de plata. El día en que se anunció su compromiso, Markle y Enrique hablaron de su deseo compartido de invocar la memoria de Diana en su boda.
Meghan Markle no ha dicho si usará una tiara para su boda real, pero si decide hacerlo podrá elegir de una de las colecciones de joyas más notables del mundo.
La reina Isabel II, abuela de su prometido, el príncipe Enrique, tiene cientos de tiaras almacenadas en bóvedas y, de acuerdo con la tradición, le permitirá a Markle tomar prestada una de estas brillantes reliquias.
La colección no carece de diamantes, rubíes, zafiros y esmeraldas. Las tiaras son diseñadas para que las esmeraldas puedan reemplazarse con perlas, según el atuendo.
La decisión de la novia probablemente no se conozca hasta el 19 de mayo, cuando camine al altar de la Capilla de San Jorge para casarse con Enrique y unirse oficialmente a la familia real. Pero algunas de las joyerías más exclusivas de Londres esperan devotamente que no le dé la espalda a las tiaras en favor de un look más igualitario.
Markle, una actriz estadounidense de 36 años, es conocida por su estilo contemporáneo y podría sorprender saltándose la tiara en favor de un look menos majestuoso y más accesible. Pero Omar Vaja, director de ventas de la renombrada joyería Bentley & Skinner en Londres, piensa que sí seguirá la tradición.
'Su estilo de vestir es bastante moderno y casual', dijo Vaja. 'Así que probablemente opte por algo pequeño y modesto. Hay bastante de donde elegir. Creo que hablamos de cientos de tiaras'.
Dijo que las tiaras a menudo se han mantenido en familias aristocráticas por generaciones, heredándose para usarse en ocasiones especiales.
Vaja y otros joyeros en el elegante barrio londinense de Mayfair tienen un interés personal en ver a Markle llevar adelante la tradición. Espera que esta boda real — como las que le antecedieron — genere interés en las tiaras y otros tesoros antiguos por los que su tienda es conocida.
Las tiaras estuvieron muy de moda en las décadas de 1920 y 1930, cuando las mujeres británicas afluentes las usaban para galas reales o elegantes banquetes, pero la sociedad británica cambió drásticamente tras la destrucción ocasionada por la Segunda Guerra Mundial.
La madre de Harry, la princesa Diana, ayudó a revivir el encanto de la tiara. Reflejando sus propias raíces aristocráticas, lució una de su propia familia — conocida como la tiara Spencer, al provenir del clan Spencer— cuando se casó con el príncipe Carlos en 1981.
Sara Prentice, directora creativa de la casa Garrard — que produjo la famosa tiara que la reina Isabel II usó en su boda — dice que las nuevas tiaras son más pequeñas y mucho más cómodas porque fueron creadas para poder ponerse y quitarse fácilmente.
'Para la realeza, si eres mujer, la primera vez que usas una tiara es el día de tu boda', dijo.
Para los plebeyos con mucho dinero, es posible adquirir una linda tiara de la casa Garrard. Los precios comienzan en unas 80.000 libras esterlinas (115.000 dólares).
Algunos creen que Markle decidirá rendir homenaje a la princesa Diana y usar la tiara Spencer, que tiene un diseño elaborado de flores decoradas con diamantes en engarces de plata. El día en que se anunció su compromiso, Markle y Enrique hablaron de su deseo compartido de invocar la memoria de Diana en su boda.