CORTÉS, HONDURAS.- En medio de los desafíos que trajo consigo la pandemia del Covid-19 en 2020 y las secuelas de dos huracanes, Wendy Hernández Makeup Studio nació como un sueño acariciado en el corazón de Wendy y su esposo.
Ubicado en la calle principal de la colonia Reparto Lempira, en San Pedro Sula, Cortés, al norte de Honduras, este emprendimiento es más que un simple negocio: es un testimonio de cómo la determinación y la fe pueden convertir un sueño en realidad.
Emprender durante la pandemia fue una tarea titánica, pero no imposible
Recuerdan con gratitud el momento en que una puerta de bendición se abrió para ellos.
El esposo de Wendy costeó el 100% de su diplomado en maquillaje profesional en una reconocida escuela en San Pedro Sula, y “esa fue la mejor oportunidad que pude tener y de ahí empieza todo”, contó Wendy con orgullo al equipo de EL HERALDO.
Recibieron el apoyo de muchas personas que creían en su emprendimiento. Desde un pastor de su iglesia que les regaló un aire acondicionado, hasta su mejor amiga que les obsequió una silla hidráulica, cada gesto de apoyo y sacrificio contribuyó a su progreso.
“A través del proceso muchas personas nos apoyaron en el emprendimiento, me preguntaban si ocupábamos algo para el Studio o si nos hacía falta algo”, recordó.
La empresa del esposo de Wendy también brindó su respaldo con diseños, rótulos, vinilos y mano de obra para el acondicionamiento del estudio. La familia de Wendy siempre estuvo presente, brindando su apoyo incondicional y creyendo en su capacidad para alcanzar el éxito.
Los frutos de la perseverancia
Wendy recuerda con claridad los sacrificios que tuvo que hacer para convertir su sueño en realidad. Desde la compra de simples herramientas como planchas de cabello o sillas hasta la inversión en muebles para garantizar la comodidad de sus clientas, cada paso requería un esfuerzo adicional.
Sin embargo, cada sacrificio ha valido la pena en el camino hacia el éxito.
Pero detrás de cada logro también hay un equipo de apoyo invaluable: su familia. El constante respaldo y la creencia en su visión han sido pilares fundamentales en los momentos más difíciles.
Además del apoyo familiar, Wendy reconoce con gratitud la fidelidad de sus clientas, quienes desde el primer día han confiado en su trabajo y han sido fieles al estudio.
“Es tan bonito ver que nuestras mismas clientas nos recomiendan. Hemos atendido personas que vienen fuera del país y vieron mi trabajo, les gustó y me tomaron en cuenta para un día importante”, contó la emprendedora.
Hoy en día, Wendy Hernández Makeup Studio ofrece una variedad de servicios, desde maquillaje profesional hasta clases de auto maquillaje, tanto privadas como grupales, así como diplomados en maquillaje profesional.
Pero más allá de los servicios ofrecidos, el negocio es un testimonio viviente de que los sueños se pueden hacer realidad si se combinan con determinación, sacrificio y una fe inquebrantable en Dios.
Todo lo logrado hasta ahora comenzó como un sueño, un anhelo convertido en realidad gracias a la actitud, el sacrificio y el compromiso de Wendy y las personas que la rodean.
