Explica que el conflicto inicia con burlas que se vuelven sistemáticas y que pueden derivar en golpes o agresiones físicas.
Los casos de bullying revelan un abuso de poder. El acosador intimida al otro adolescente, que lo percibe como más fuerte, más allá de si esta fortaleza es real o subjetiva, explica la profesional.
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Las escuelas deben tomar cartas en el asunto
Por su parte, la psicóloga Patricia Mackay dice que la escuela tiene que tomar cartas en el asunto, el niño necesita recibir una disculpa, si la verguenza fue pública la disculpa debe ser pública, pero no de parte de la maestra, si no, quienes le hicieron daño al niño.Los niños que hacen bullying, tienen que ser castigados, tienen que estar suspendidos y tiene que constar en su récord que le hizo bullying a otro niño y que por eso fue reprendido.
El niño comienza a sentir y a creer de nuevo en el sistema escolar, de que lo puede proteger y que él puede confiar, mientras que aunque ya no le hagan bullying, él siempre se va a sentir en zozobra e inestable, y que el sistema escolar protege a cualquiera, menos a él.
También tienen que llevarlo a terapia, el bullying no es algo que desaparece solo porque dejaron de hacerlo, deja huellas permanentes y el niño tiene que hacer catarsis, llorar eso, expresarlo cómo ocurrió y volver a trabajar esa autoestima que está golpeada para lograr el ajuste psicológico.
Los niños pequeños quieren ser buenos y quieren ser populares, si usted comienza desde el prescolar a prevenir el bullying, usted va a tener escuelas libres de bullying, pero si usted espera a hablar de bullying cuando ya están en quinto grado es poco el efecto que va a lograr.
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