Para los niños desahogarse a través de dibujos es una práctica muy común, por tal razón, es una técnica que los especialistas de la salud mental han implementado exitosamente en sus terapias desde hace varios años.
Si nos remontamos a la historia, el ser humano utilizó el arte para representar sus estados de ánimo, formas de pensar y para reflejar comportamientos, lo que nos ha servido para intentar comprender a otros e identificarnos con ellos.
VEA: En Honduras poco o nada se habla del bullying, ¿por qué?
Por eso, EL HERALDO y Plan Internacional realizaron un experimento al visitar varias escuelas de la capital, donde se les pidió a los niños en edades entre siete y nueve años que hicieran un dibujo de lo que para ellos era el bullying o acoso escolar.
Posteriormente, seleccionamos algunos dibujos y le pedimos a la psicóloga Mía Mejía,
experta en el trato hacia menores de edad, que los analizara. Los resultados de dicho
análisis fueron reveladores:
Señales de alerta en un dibujo
'Inicialmente No sé si se trató de hacer ella misma o a otra persona, pero el caso es que la
borró, y alguien podría decir: 'no, es que tal vez lo quiere hacer bien, pero no, eso tiene otro significado, si miramos el dibujo es bien oscuro, bien tenue, mientras que otros niños utilizaron los colores, analizó Mejía.
Por otra parte, la especialista advierte que se debe brindar ayuda inmediata a la pequeña, ya que no hay una persona que le está haciendo bullying, sino que es un fantasma, por lo que aquí hay una situación de bullying pero también una situación de autoestima. No se está identificando bien como una persona', concluyó.
Según la también docente de primaria, este se puede interpretar como que el monstruo que
hace bullying mantiene a los demás en prisión, o él mismo está atrapado, en una de la que no es posible salir ya que tiene un candado bastante grande.
“Además, independientemente de con quién se identifique, es claro que se siente amarrada,
está en prisión o encadenada. Lo que sí es claro es que ella percibe que un monstruo la está dañando, se siente cohibida, encerrada, no puede hablar con nadie”, aseguró la experta. En su opinión, es preocupante porque ningún niño hace una historia de algo que no ha visto, o que no ha vivido.
TAMBIÉN: ¡Cuidado! su hijo puede estar sufriendo de bullying
Niños que tienen claro el tema
De acuerdo a la psicóloga el autor de este dibujo es un niño que tiene bien fundamentados los conceptos, ya que entiende que en el proceso de bullying siempre hay tres protagonistas, el que hace el acoso, la víctima y el observador, quien aunque solo esté mirando se vuelve parte del problema al avalar el maltrato, además explicó que en ocasiones este rol también es asumido por los adultos, ya sean familiares o maestros, que ven el abuso ocurrir pero lo minimizan o justifican, aislando al oprimido y potenciando la actitud del opresor.
Para la experta esta pintura representa una combinación de noción de la problemática y el positivismo de un niño de ocho años que espera que eso cambie. El menor demuestra esperanza a través de un radiante sol, y el escrito “No más bulliying” solo reafirma, según la psicóloga, que los niños por naturaleza tienen la capacidad de sentir empatía con el prójimo y que el acoso que algunos de ellos ejercen solo es el reflejo de las actitudes que ven en casa, es decir, los problemas de los adultos logran interferir en el proceso de interacción de los menores.
Este niño se limitó a recrear una escena de bullying en un espacio educativo, ambos dibujitos están portando un uniforme escolar y el menor logró ejemplificar uno de los escenarios más comunes: aunque la víctima implore que el abusador se detenga, este no pareciera conectar con su lado humano, al contrario, parece hallar placer en ser quien pueda decidir sobre los demás. Por lo que la especialista insiste en que el acoso es un problema que debe ser tratado a profundidad y no basta con un simple regaño, “el problema proviene de adentro, se trata de autoestima, un niño que hace bullying es un niño con una autoestima dañada, es una víctima más de acciones de ese tipo”, enfatizó.
VEA TAMBIÉN: En imágenes, la historia de Joan, un guerrero que afrontó el bullying
Mejía, quien también es maestra de primaria, explicó que la interpretación de este menor fue muy acertada, ya que ve al bullying como un monstruo que se apodera de la
“persona mala” para dañar a las personas buenas, “él identifica que la persona mala, como él la llama, solo está siendo utilizada por factores externos. Esta persona comprende bien que no es que alguien quiere ser malo, sino que hay algo detrás que no le está ayudando a ser bueno”.
Este tipo de factores suelen ser situaciones de abuso que se han reproducido dentro del hogar, como las burlas, apodos, golpes, comparaciones hirientes entre uno y otro miembro el núcleo familiar, situaciones de abandono, etc.
El bullying se fundamenta en roles de poder
Usualmente, los niños que sufren acoso se consideran inferiores en comparación a quienes lo ejercen, del mismo modo los que lo practican identifican estas carencias en la personalidad de sus compañeros y las utilizan a su favor, ya que creen que tienen el poder, que son mejores y que tienen más importancia que el resto.
De acuerdo a la especialista, cuando un niño se identifica a sí mismo en un dibujo generalmente se coloca en el centro del mismo, por lo que se podría interpretar como si el autor de este boceto se considerara superior al resto. 'No sé si es que él se identifica así, pero, si es él, es como que siente que tiene el poder, tiene el control de minimizar a las demás personas, por eso puede ser que se dibuja más grande que los demás. Se trata de un trabajo de autoestima, hay que tener un balance en la autoestima, pero esta persona al parecer se siente en poder de hacer lo que quiera”, explicó Mejía.
Continuó detallando que hay características comunes en los niños que ejercen acoso sobre
otros, ya que generalmente tienen actitud de líder, son inquietos y desafiantes, sin embargo,
también advirtió que hay otros que no son difíciles de detectar, porque parecen ser todo lo
contrario, “Hay niños que tal vez no quieren hacer bullying, pero como otros lo hacen, el
instinto de alejarse del peligro se activa y el niño o niña piensa: ’mejor lo hago, antes de que a mí me molesten´”, ejemplificó.
Para la asesora emocional, contrario al dibujo anterior, la niña que elaboró esta ilustración se minimiza y hace más altas a las demás, es un patrón en el que la víctima percibe que la persona que hace bullying tiene mucho más poder que la que recibe el maltrato, entonces también necesita trabajar en su autoestima. Además, las representa con más estilo, lo cual es un indicativo de que siente algún tipo de admiración por quienes ella considera que son mejores y que destacan más.
Al igual que en otros casos la niña borró algo, pero se logra apreciar que era cómo estaba
siendo golpeada con un balón, por lo que fácilmente podría estar siendo víctima de abuso
físico. Por otra parte, escribe las letras “a.a.a”, lo que para Mejía es una clara asociación con las tres a de Nathalia, el nombre que escribió la niña en la parte superior del dibujo.
Aunque Mejía reconoce que es normal que en ocasiones los niños tienden a decir apodos y que ese no siempre es un indicativo de bullying, también es cierto que el acoso no solo se refleja en ataques físicos, pues en muchos de los casos se cumple el famoso dicho: “las
palabras hacen más daño que los golpes”, por lo que hizo un llamado de alerta a los adultos, para que sepan que los insultos y apodos de manera persistente también son una forma de bullying que puede trascender y causar daños permanentes.
Para la psicóloga, tanto los padres como maestros de los menores deben procurar identificar alertas en los dibujos de los niños, así como en el comportamiento y rendimiento en sus deberes, recalca que la comunicación es el primer paso para evitar que el acoso llegue a un punto donde ya sea demasiado tarde de atender.