Expertos advierten -cada vez que tienen la oportunidad- que el país está en una etapa de alta infección, es decir, que una persona se puede contagiar en cualquier lugar o ambiente.
Además, Honduras ya entró en la fase cinco de la pandemia, que es cuando el sistema de salud comienza a colapsar por la cantidad de pacientes que requieren hospitalización, aunque el gobierno afirma que no se ha llegado al límite.
Aunque muchas naciones de Europa reabrieron su economía hasta cuando la curva venía en pleno descenso, la crisis económica del país obliga a los hondureños a desafiar el coronavirus, pero bajo estrictos protocolos que pondrán a prueba las capacidades nacionales.
En palabras más sencillas: la apuesta actual gira en torno a la reapertura con restricciones y medidas de bioseguridad en lugar del confinamiento absoluto, ante el declive de la economía.
Ante ello, EL HERALDO analizó cuatro escenarios donde pueden ocurrir brotes durante la reactivación económica si no se aplican rigurosas medidas de control, basado en evidencia nacional y en la experiencia de otros países.
Estos lugares son los mercados abarrotados de compradores, el área de trabajo y el propio hogar. También se analizó lo que puede ocurrir en el transporte público, ante la insistencia de este gremio por operar.
En estos escenarios antes mencionados hay tres elementos que convergen para determinar la transmisión o no del virus: la distancia, el tiempo y la exposición a grandes grupos.
En el mercado
Al menos 350 personas visitan un mercado de la capital para hacer sus compras. La mayoría usa mascarilla, pero hay unos que no portan el tapabocas, pese a que en el país ya es de uso obligatorio.Como consecuencia de la multitud, la gente se amontona y choca una con otra, un factor negativo que contribuye en la infección si uno de los presentes está infectado. Lo recomendable son dos metros de distancia entre cada individuo.
No hay distancia física y si una persona infectada sin cubrebocas estornudó, automáticamente contaminó el entorno, lo que sería una consecuencia terrible puesto que esas otras personas infectarían a más y ser formaría una cadena de contagio.
Por lo general, en un mercado no hay distancia, hay mucha exposición y las compras se hacen de manera prolongada, lo que incrementa considerablemente las posibilidades de contagio.
El infectólogo Tito Alvarado recomendó que para poder hacer las compras en el mercado se debe ir con todas las medidas de bioseguridad para reducir los niveles de contagios.
“Mascarillas, guantes, caretas y el gel deben de ser nuestros acompañantes. Recordemos que entre menos tiempo estemos es mejor y entre más distantes de las personas estemos será extraordinario”, precisó.
Un claro ejemplo de brote fue el génesis del coronavirus: un mercado de Wuhan, en China, a finales de 2019, fue el lugar en común que habían visitado los primeros infectados de SARS-CoV-2.
En Honduras pasó algo similar: a mediados de mayo el mercado Zonal Belén fue cerrado por las autoridades tras que se detectaran casos de coronavirus, al igual que algunos de San Pedro Sula como consecuencia de no respetar el confinamiento.
Iguales medidas deberán aplicar los centros comerciales, que se aprestan a reabrir sus puertas en una prueba piloto en los próximos días.
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En el trabajo
Los establecimientos de trabajo se pueden convertir en un potencial foco de contagio si no se aplican las medidas adecuadas de bioseguridad, advierten expertos.Los contactos entre los individuos en un espacio cerrado, estar a menos de dos metros de distancia entre sí y circulación proveniente de un aire acondicionado podrían ser devastadores si uno de los empleados está enfermo.
Pero protocolos como distancia física -dos metros-, ventilación natural o evitar el aire acondicionado, separadores entre cada escritorio, que el personal esté poco tiempo en las oficinas, rotación de empleados y el uso de mascarillas, guantes, caretas y gel podrían reducir las posibilidades de infección.
“Las medidas son necesarias y deben cumplirse al pie de la letra, pero también se tiene que estar monitoreando a los empleados porque no sabemos con exactitud sus conexiones, quizá uno de ellos pueda llevar la enfermedad”, alertó Tito Alvarado.
Y esa es la gran apuesta de la mayoría de empresas que están retornando a sus labores gracias a la reapertura económica inteligente de manera gradual a nivel nacional, lo que representa una prueba de fuego para miles de personas.
En un call center de Seúl, Corea del Sur, una oficina se convirtió en un foco de contagio cuando 79 de 137 empleados resultaron infectados con covid-19 tras permanecer mucho tiempo.
La concentración de personas en una misma planta fue el elemento que causó la gran infección. En Tegucigalpa ya se vivió esa amarga experiencia, pues se identificó un brote en una fábrica de Las Torres.
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En el transporte público
El transporte todavía no retoma operaciones, pero hay operadores que están desafiando la cuarentena y usuarios que se suben a los buses y taxis ante la necesidad de movilizarse. Este sector mantiene fuertes presiones para volver a circular.Sin embargo, veamos lo que ocurrió en China: un total de 23 personas se infectaron en un autobús mientras se trasladaban por más de una hora y media -100 minutos- durante un viaje.
Una mujer con síntomas viajaba en el automotor, en el que el aire recirculaba entre los pasajeros, lo suficiente para la infección.
La experiencia que queda es que para poder reducir las posibilidades de contagios es necesario aplicar las medidas de distanciamiento y protección hasta en las unidades de transporte.
Lo anterior implicaría que las unidades del transporte no pueden funcionar con toda su capacidad para evitar un contagio masivo entre sus usuarios.
Todos los individuos en escena deben usar mascarilla, algunos hasta guantes de látex. Todos deben estar separados a unos dos metros de distancia y máximo una persona por asiento.
“Cuando nos subamos al transporte público, sea taxi o un autobús, debemos tener en claro que no podemos quitarnos la mascarilla por nada y tampoco tocar los lugares”, recomendó Alvarado.
“Siempre debemos andar guantes y una vez que nos bajemos del autobús debemos botarlos y usar otros”, añadió.
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En casa
Quizá la gran mayoría se siente seguro en la casa, como en una coraza que resguarda del virus que merodea en las calles, pero expertos han advertido que en el interior de una vivienda se puede respirar el aire más contaminado, incluso, superior al de la calle.Por lo general, en una casa no se aplican las medidas de seguridad -aunque se debería- por tener la noción de que todos sus habitantes están sanos, aunque hayan sido expuestos al salir.
En Honduras ocurrió algo similar en los primeros días de marzo: la paciente cero, quien provenía de España, embarazada, llegó a su casa ubicada en la colonia Abraham Lincoln.
Su familia le esperaba en el aeropuerto Toncontín. La abrazaron. Ese mismo día sus vecinos también la recibieron con abrazos mientras cargaba a su sobrina de ocho meses. Al día siguiente le organizaron un culto sus familiares y miembros de la iglesia.
El 14 de marzo, las autoridades de salud confirmaron a cinco personas con covid-19, entre ellos, la menor de edad.
“Uno estando en casa es más descuidado porque cree que está bien. Y ese es un error. Los miembros de la familia que hayan sido expuestos deben tener un control, es decir, que se hagan una prueba”, comentó.
“Si las personas más expuestas no tienen control sería un desastre lo que podrían ocasionar infectando al resto de sus familiares. Al nomás que uno presente síntomas debe de aislarse mientras llega la asistencia médica”, añadió.
Para el experto, hay algunos protocolos que se pueden aplicar en casa: circulación de aire natural, constante desinfección de superficies y un lavado correcto de los alimentos.
Honduras vive una etapa para no bajar la guardia. El Sistema Nacional de Gestión de Riesgos (Sinager) anunció anoche que de 1,023 pruebas aplicadas, 320 resultaron positivas, para un acumulado de 9,178 casos de coronavirus.
En tanto 58 personas más vencieron a la enfermedad para un total de 1,025, mientras que 10 fallecieron, lo que deja en 322 la cifra de decesos.
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