TEGUCIGALPA, HONDURAS
Cuando el escritor, novelista y dramaturgo César Indiano pidió hace varios años atrás que le presentaran a un político bueno en el programa dominical de entrevistas y caricaturas de Ángel Darío Banegas Leiva, el mismo conductor levantó el brazo derecho y su dedo índice en respuesta a la interrogante.
“Aquí estoy. Sí es posible hacer cosas buenas”, expresó firmemente. “En el Congreso estaba permitido que los diputados pudieran introducir al país dos vehículos libres de impuestos (dispensas). Llegué. Lo que señalaba desde los periódicos lo hice real ahí”, argumentó sobre su estadía en el Poder Legislativo.
Dos periodos consecutivos como parlamentario en la Cámara Legislativa por el partido rojo-blanco-rojo han sido suficientes para que dentro de Darío Banegas (más conocido así) se haya encendido la llama del solio presidencial.
Pero en las elecciones primarias que se celebrarán el próximo 14 de marzo, será la primera vez que compita junto a Yani Rosenthal y Luis Zelaya por ser el candidato de la institución democrática más antigua de Honduras: el Partido Liberal.
La “revolución de la esperanza” es el concepto de su campaña, que implica renovar desde las bases de salud y la enseñanza pública, pero que también busca poner al ser humano como eje central de la economía, bajo la égida de un gobierno de “unidad nacional”.
Al frente del movimiento “La esperanza de Honduras” representa una reforma, una revolución, un cambio y la honestidad que el electorado espera de los líderes llamados a tomar el poder en estos comicios que se avecinan.
“No se trata de mí o de Darío Banegas, sino de impulsar cambios que beneficien a los hondureños a través de un gobierno de ‘unidad nacional’, que pasa necesariamente por convocar a las mejores personas, independientemente del partido político al que pertenezcan o, incluso, si no son afines a ninguno”, reflexionó.