El primer caso de microcefalia por zika tuvo que emigrar a EEUU: “En Honduras no hay apoyo...”

El primer caso de microcefalia por zika tuvo que emigrar a EEUU: “En Honduras no hay apoyo...”

La familia de Darah emigró a Estados Unidos en 2017, meses después de que la niña nació. Dejaron sus trabajos, parientes y su país para que la menor tuviera mejores condiciones de vida. El caso fue clínicamente comprobado porque la familia le hizo pruebas a la niña por cuenta propia

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vie 29 de septiembre de 2023 a las 20:22

6:11 min. de lectura

TEGUCIGALPA, HONDURAS.- Cuando Darah Girón nació su familia dejó todo. Sus padres renunciaron a sus empleos, se despidieron de sus parientes y agarraron un avión que los llevó hasta Estados Unidos.

La pequeña, quien actualmente tiene 7 años, fue el primer caso de microcefalia por zika clínicamente comprobado, pero el no saber mucho sobre esta discapacidad ocasionada por el virus, los obligó a emigrar al país norteamericano.

Cuando la Unidad de Investigación de EL HERALDO Plus se enteró de este caso a finales de 2022, decidió contactarlos, pero lastimosamente no tuvo suerte. Fue hasta que la familia vio el especial de “Los hijos del zika” que se puso en contacto con este rotativo.

Claudia Funes, madre de Darah, contó que tuvo zika en el primer trimestre de su embarazo. “Solo me dio un rash de alergia”, dijo, por eso ni siquiera los médicos le advirtieron que pudo ser a causa del virus.

La primera vez que le dijeron que Darah parecía tener algo en su cabeza fue a los tres meses de gestación, pero hasta los ocho meses un especialista se lo confirmó: la niña nacería microcefalia.

La mamá de Claudia es microbióloga, entonces a través de la Universidad Nacional Autónoma de Honduras (UNAH) enviaron estudios hasta Atlanta, Estados Unidos para saber la causa de la enfermedad.

Para ese entonces Claudia trataba de asimilar que su niña tendría una discapacidad, aunque en su mente se preguntaba por qué... Mientras esperaba los resultados, viajó a Estados Unidos para comprar ropa a su segunda hija.

El viaje solo sería de una semana, pero cuando fue a chequeo porque sentía dolores, el médico la ingresó para una cesárea de emergencia porque la niña no tenía líquido amniótico, por eso Darah nació en Estados Unidos.

“Darah nació, los doctores comenzaron a hacer los exámenes y empezamos a ver lo que el virus hizo en todo el primer trimestre”, detalló la mujer en diálogo con la Unidad de Investigación de EL HERALDO Plus.

$!La niña es muy sonriente, en la mayoría de fotografías se le ve muy alegre.

Dejaron sus trabajos

Darah nació el 31 de mayo de 2016. Una semana después, Claudia y su esposo Christian Girón obtuvieron los estudios sobre la causa de su enfermedad, mientras que los que la abuela de la niña había enviado desde San Pedro Sula a Atlanta todavía no los recibía.

Tras el nacimiento de Darah, la familia Girón-Funes regresó a Honduras en julio de 2016. La idea era instalarse en San Pedro Sula y continuar con sus vidas.

“Regresamos a Honduras porque Christian tenía su trabajo en La Prensa y yo también trabaja, daba clases en Ceutec y para una empresa internacional”, relató la mujer, quien tiene una licenciatura y una maestría en marketing.

Christian, por su parte, es periodista; en ese entonces trabajaba para Grupo Opsa.

La familia trataba de dividir su día a día. Criaban a sus hijos (en 2016 solo tenían a David y Darah, este 2023 tuvieron a Daniel), mientras trabajaban.

Su rutina se repitió solo por medio año, pues en 2017 se vieron orillados a emigrar.

“Dara en diciembre de 2016 comienza con espasmo infantil, en ese momento no sabíamos que ese era el diagnóstico, lo aprendimos después; la llevamos al neurólogo y nos dio algunos medicamentos y nos dijo que era normal, pero yo miraba que eso no se controlaba, así que decidimos con Christian viajar a Estados Unidos”, relató la mujer.

El viaje era por dos semanas, sin embargo, el médico les explicó que necesitaba hacer estudios, mismos que arrojaron el espasmo infantil. El tratamiento consistía en inyecciones por 30 días, más observación y revisión de un equipo de especialistas por tres meses.

“Es allí donde nos cambia la vida porque venía por 14 días y tuvimos que decidir con Christian qué hacer”, indicó. Claudia regresó a Honduras con su hijo David, mientras Christian se quedó con Darah por tres meses.

El problema fue cuando hicieron cuentas con los gastos y notaron que “aún trabajando los dos como trabajábamos, y aún más, no podíamos darle la calidad de vida que ella merecía viviendo en Honduras”.

La decisión la tomaron luego de que pagaron 25 mil dólares (621,375 lempiras al cambio actual) por las inyecciones, tratamiento que no existía en el país y que los médicos ni siquiera sabían cómo aplicar.

Actualmente, invierten entre 15 mil y 20 mil dhólares al años (entre 372,825 y 497,100 lempiras).

“Lastimosamente en nuestro país no hay ningún apoyo para los niños con discapacidad”, lamentó la mujer, al decir que la única vez que le dijeron que aplicaba para recibir el bono 10 mil lo rechazó al enterarse que simpatizantes del partido de turno no querían entregárselo porque ella era de una institución política diferente.

En su molestia, Claudia les contestó que no lo quería porque el bono solo le duraría un mes, pero crearan programas que garantizaran la atención a niños discapacitados, que con eso tendrían mejores beneficios.

La familia se instaló en Nueva Jersey, Estados Unidos, donde Christian buscó un empleo como conductor y Claudia se dedicó y se dedica al cuidado de sus hijos.

“Fue difícil dejar mi vida profesional y decir ahora me dedico a ser ama de casa”, dijo con mucha fortaleza la hondureña, aunque en su relato más de una vez mencionó lo complicado de todo el proceso vivido.

$!La pequeña Darah cuando solo tenía unos meses de nacida. La niña tiene microcefalia y espasmo infantil.

Darah es una niña feliz

El rostro de Darah casi siempre está sonriente. Al consultarle a Claudia cómo la describiría no dudo en mencionar que es una niña hermosa, feliz e inspiradora.

Darah ha sido la mejor maestra de la familia Girón-Funes, pues además de aprender sobre cómo tratar a una persona discapacitada, les ha enseñado sobre el amor, la compasión, paciencia y solidaridad.

La pequeña tiene siete años, la misma edad de cientos de niños que nacieron con microcefalia a causa del zika en Honduras entre 2015 y 2016, pero que no viven en las mismas condiciones que Darah.

La niña tiene un coche neurológico, se somete a una dieta balanceada que su mamá prepara cuidadosamente, tiene acceso a terapias y tratamientos que en Honduras ni siquiera existen, hay escuelas públicas para niños discapacitados y puede andar en el transporte público sin que su mamá la cargue en brazos porque las estaciones y vehículos de servicio público están adaptados para eso.

Los beneficios de Darah en Estados Unidos fueron visualizados por sus padres, quienes sacrificaron sus carreras profesionales y familia para emigrar, pero también evidencian la deuda que Honduras tiene con los niños discapacitados, los mismos que en 2016 sirvieron de garantía para aprobar fondos que supuestamente los beneficiarían, pero que los afectados aseguran que no han visto en ninguna ayuda.

Ante esto, la familia Girón-Funes decidió contar su historia a través de redes sociales para contactar a hondureños que pasaran la misma situación. Allí lograron detectar a unas 50 familias que tenían hijos con microcefalia, muchos por zika.

“Dijimos que si de alguna manera nosotros podíamos apoyar a estas familias, a estos padres, lo vamos a hacer”, relató Claudia al decir que enviaron pañales, leche Pediasure, alfombras para terapia, productos para que las mamás vendieran y recaudaran fotos, asimismo, aparatos terapéuticos, coches neurológicos y pedestadores.

La idea era solventar un poco las necesidades de los niños, sobre todo porque sabían que muchos habían nacido en hogares de escasos recursos y no tenían cómo obtener ciertas cosas.

Por eso, Claudia hizo un llamado enérgico para el Estado, para que “cree programas para personas con discapacitadas, para estas familias que pueda haber un apoyo económico y emocional porque muchas de ellas tuvieron que hacer cambios de 180 grados, a muchas mamás nos tocó dejar de trabajar para poder dedicarnos a nuestros hijos”, condenó.

Claudia recalcó que su hija se convirtió en el primer caso de microcefalia por zika clínicamente comprobado porque ellos pagaron las pruebas.

En Honduras ni siquiera tenían cómo detectar la microcefalia por el virus, pese a que cuando hubo un pico de contagios entre 2015 y 2016, también se registró un ascenso en los nacimientos con microcefalia.

Los casos solo quedaron en números, ya que el Estado les prometió ayudas que -según testimonios- nunca llegaron hasta dejarlos en el olvido y orillándolos a emigrar de Honduras.

$!Darah junto a su hermano, David. La pequeña tiene 7 años, mientras su hermano 13.

Periodista

Haydi Carrasco

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