TEGUCIGALPA, HONDURAS.- A finales de 2015, las autoridades sanitarias de Choluteca estaban en alerta por la cúspide de casos de niños que nacían con microcefalia a causa del zika en Suramérica, pero no imaginaron que ese departamento sería uno de los más afectados de Honduras.

En diálogo con la Unidad de Investigación de EL HERALDO Plus, el epidemiólogo Gustavo Avelar, quien en ese entonces se desempeñaba como subdirector del Hospital General del Sur, lamentó que “la población en ese momento no entendía el impacto que iba a tener el zika”.

“La gente pensó que el zika se iba a presentar como el dengue y el chikungunya, de manera masiva, con aquellas fiebres bien altas, pero pasó de manera desapercibida”, comentó.

Y es que las mujeres que tuvieron niños con microcefalia reportaron síntomas leves del virus o, en el mejor de los casos, ni siquiera tuvieron fiebre o alergia en el cuerpo.

“El tiempo nos dio la razón. La preocupación a nivel sanitario del zika eran las consecuencias en las mujeres embarazadas, las consecuencias de tener niños con microcefalia”, dijo el profesional, al mencionar que solo en un fin de semana reportaron seis partos de niños con microcefalia.

Al revisar los datos estadísticos a nivel hospitalario de seis años previos a 2016, epidemiología encontró que el promedio de casos anuales era apenas uno, lo que alarmó a las autoridades.

“Se hizo las intervenciones necesarias para educar, porque eran madres jovencitas, su primer embarazo y con un niño con esta problemática”, comentó.

Sin embargo, los esfuerzos fueron prácticamente en vano, pues hasta diciembre de 2016 reportaron 32 casos de niños que nacieron con microcefalia a raíz del zika. “Allí vimos el impacto. Fuimos uno de los departamentos mayormente afectados”, lamentó.

Avelar, quien ahora funge como jefe de epidemiología en el Hospital del Sur, dijo que al menos cinco niños fallecieron a los días o meses después de nacer, mientras que otros siguen vivos “gracias a Dios” y al cuidado de las madres.

Dijo que en ese entonces el hospital garantizó atención especializada para los niños, apoyo psicológico para las madres y, con ayuda de la Alcaldía de Choluteca, también les entregaron casas a algunas de ellas. “Se hizo un estudio socioeconómico”.

Señaló que después de siete años muchas madres dejaron de asistir al hospital, pues la mayoría eran de comunidades recónditas y por la economía era difícil la movilización. “En los reportes que tenemos continuaron siendo evaluados un año, año y medio después de su proceso”, puntualizó.