“Desde que me dijeron yo me he dedicado a ella”

“Desde que me dijeron yo me he dedicado a ella”

Nancy tuvo a Zoe a finales de mayo de 2016. En 2019 su exesposo la abandonó, desde entonces se encarga del cuidado y bienestar de su hija, aunque eso signifique dejarla dormida al cuidado de su madre para ir trabajar y ganar un par de lempiras que no cubren ni los medicamentos de la niña

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dom 24 de septiembre de 2023 a las 17:22

5:39 min. de lectura

TEGUCIGALPA, HONDURAS.- Boletear en los buses que de Tegucigalpa van para Choluteca, mientras su hija duerme, es todo lo que Nancy Andino puede hacer para ganarse un par de lempiras que le ayuden a pasar el mes.

Zoe Melissa Pineda Andino queda dormida en su cama, a cargo de su abuela, quien vive un piso abajo de su casa. El trabajo es eventual, pero Nancy debe tomarlo porque el Estado rara vez le ha proporcionado algún tipo de apoyo y como es madre soltera debe velar por sus hijos, incluida Zoe que tiene microcefalia moderada por zika.

Cuando le llaman, Nancy se levanta temprano para ir a los buses que están a unos metros de su casa en el barrio Villa Adela de la capital. Su trabajo consiste en vender boletos en las unidades de transporte, es decir, cuando un pasajero se sube ella les cobra y les entrega un ticket.

Sus ganancias dependen de la cantidad de buses que “despache”, aunque lo que gana apenas le alcanza para sustentar a sus hijos, dejando de lado el listado de medicamentos que necesita para contrarrestar las convulsiones de la pequeña.

Nancy se infectó del virus del zika antes de enterarse que estaba embarazada, por eso jamás pensó que la niña tendría una discapacidad.

Zoe nació el 31 de mayo de 2016. Su madre iba a la última cita médica cuando fue enviada de emergencia al Hospital Escuela con una remisión para cesárea. La niña casi no tenía líquido amniótico y, sumado a eso, Nancy llevaba la presión baja.

Pese a eso, le programaron la cesárea para un día después. Nancy recuerda a la perfección todo lo que pasó. Aunque la mitad de su cuerpo estaba sedado, pudo ver cuando su hija estaba morada tras ser sacada de su vientre.

“En los tres días, de los días que uno pasa allí, nunca me dijeron ‘su niña tiene microcefalia’”, condenó. Zoe estuvo interna desde el 3 hasta el 13 de junio de 2016; Nancy la iba a visitar todos los días, aunque siempre escuchaba comentarios que la hicieron darse cuenta que recibió pésima atención.

Fue hasta 17 meses después del nacimiento que comenzó a notar que la niña no avanzaba en su desarrollo motor, cognitivo ni de lenguaje, pues seguía dependiendo de su madre para todo, incluso para comer.

Al llevarla con un neurólogo le hicieron algunas pruebas que concluyeron que tenía microcefalia leve, PCI (parálisis cerebral infantil) y epilepsia.

“Ella convulsiona por calor y por frío”, contó, al decir que se trata de convulsiones que duran menos de dos minutos, por eso no necesita llevarla al médico. Cuando eso ocurre la pone de lado, le habla para que escuche su voz.

La niña depende de medicamentos para contrarrestar estos padecimientos, sin embargo, a veces no tiene para comprarlos porque cada mes eso significa ahorrar unos 5,000 lempiras.

Nancy apenas gana 300 o 400 lempiras eventualmente, todo depende de “si me tocan seis buses, son 300 lempiras. A veces me tocan hasta ocho buses, entonces son 400 lempiras, pero cuando la temporada está baja, como ahorita, solo se despachan cuatro buses, entonces son 200 lempiras”, explicó.

¿Cómo los consigue?, le preguntó la Unidad de Investigación de EL HERALDO Plus.

“De lo que trabajo voy ahorrando y allí se va comprando” los medicamentos, contestó.

$!Nancy debe cargar a Zoe cada vez que la saca, pues no tiene una silla de ruedas o coche para llevarla. La niña recibía terapia en Teletón.

Madres solteras

La mujer tomó aire, respiró hondo y contó que su mamá ha sido de gran apoyo, sobre todo después de que el papá de sus hijos la abandonó cuando Zoe tenía 3 años.

“Desde que me dijeron que tenía discapacidad yo me he dedicado a ella. Él se fue, desde entonces yo me he hecho cargo de mis hijos”, confesó con voz entrecortada, pero con la frente en alto.

Además de Zoe, Nancy tiene otros dos hijos: uno de 23 años y otro que está en el colegio; pero la niña es quien requiere más cuidado. Zoe no camina, no habla y apenas se sienta, gracias a las terapias que recibió en Teletón. Desde la pandemia del covid-19 Nancy no la llevó más por temor a que se infectara.

Afortunadamente su hijo mayor le ayuda económicamente y su madre, quien heredó las instalaciones donde antes era la empresa “Mi Esperanza”, le proporciona un lugar para dormir.

La casa es de dos niveles, Nancy vive en la parte superior, justo donde hay una pequeña terraza. La casa pasa cerrada porque tienen un cachorro de raza pitbull que si mira la puerta abierta se escapa.

La vivienda consta de una pequeña sala, la cocina y un cuarto amplio donde Zoe descansa. No tienen lujos y económicamente sobreviven al día, especialmente cuando la niña se enferma.

“Me lleve el susto de mi vida. Yo busqué otra opinión, no dejé que me la operaran, me le querían poner una sonda gástrica, que, aparte de necesitar bastante cuidado, hay que estar cambiando la sonda y no la pone el hospital, hay que estarla cambiando y cuesta 4,500 lempiras”, contó en un intercambio de mensajes con la Unidad de Investigación de EL HERALDO Plus.

Este rotativo realizó un trabajo de reporteo por casi 12 meses para conocer testimonios de madres que tienen hijos con microcefalia por zika. A Nancy se le contactó a través de la presidenta de la Asociación Nacional de Familiares de Personas con Microcefalia (Asonfapmi), que integran al menos 40 mujeres en la misma situación.

$!Esta es la casa en la que vive Nancy y su hija Zoe. En uno de los pisos vive la abuela de la niña, quien les permite quedarse en la misma vivienda.

Las historias eran similares: vivían en situación de pobreza, eran madres solteras y, en muchos casos, habían dejado sus empleos para dedicarse al cuidado de sus hijos.

Nancy no fue la excepción. Cuando tuvo a su hija no sabía ni siquiera que con el carné de discapacidad podía obtener descuentos o que necesitaba apoyo psicológico para sobrellevar la carga emocional de tener una niña con microcefalia.

Tampoco sabía lo difícil que sería no tener apoyo del padre de sus hijos, mientras buscaba la forma de ganarse la vida, dejando a la niña a cargo de mamá y hermana.

“Es difícil poder salir a trabajar para poder darle a sus hijos el sustento y no tener quién cuide a sus hijos”, comentó, al decir que estuvo trabajando dos meses pero tuvo que renunciar por la salud de la niña.

En ese entonces, las convulsiones eran más constantes. “Será el apego que tenemos las dos, pero cuando ella está conmigo pasa más tranquila, cuando yo la dejo con otra persona es cuando ocurren más convulsiones”, dijo.

La niña toma dos tipos de medicamentos para la epilepsia, aunque siempre hay casos en los que su cuerpo se desvanece. Nancy ya sabe qué hacer, por eso teme que algún día necesite el cuidado de un tercero mientras ella trabaja.

Actualmente realiza actividades para poder cubrir los gastos médicos de la niña, pero lo que realmente pide es “un trabajo” accesible, o que “nos den un apoyo para emprender” y estar pendiente de la salud de Zoe.

$!Zoe toma medicamentos para contrarrestar la epilepsia, aunque siempre sufre de convulsiones.

Periodista

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