Para Abigail, comerciante de 50 años, y muchas familias mexicanas, estos manuscritos son el único canal de comunicación con sus parientes hospitalizados, a quienes les prohíben visitar para evitar más contagios.
Los enfermos, por lo demás, deben renunciar a los teléfonos mientras luchan por sus vidas 'Tomi: Te quiero y te amo (...) Hasta ahora nos damos cuenta de cuánto nos haces falta. Te espero conmigo', dice la nota que también firman sus hijos, Hugo y Alfonso.
03/05/2020 - 12:05