Haití ha vuelto a estar bajo la mira del mundo ante la crisis que parece no acabar prontamente. El imperio de la violencia y el caos es una realidad en Haití.
“El pueblo haitiano ha sido abandonado a su suerte”, lamentó la Red Nacional de Defensores de Derechos Humanos en Haití.
La fuga de más de 3,000 reos sirvió como pólvora para que la anarquía y el descontrol se apoderaran del país caribeño.
El estado de excepción fue decretado desde el 3 de marzo tras la fuga de los reos, pero por los desastres desatados se amplió por un mes.
Según la Organización Internacional para la Migración (OIM), al menos 15,000 haitianos han sido desplazados.
Las mayores víctimas al final son los pobladores, quienes están expuestos a las balas lanzadas por los grupos pandilleros.
Los disparos a quemarropa entre pandillas rivales hirieron a una mujer mayor de edad, quien lastimosamente se encontraba en el lugar equivocado.
Las autoridades policiales han tenido que estar presente en las calles, las cuales se han vuelto un campo de batalla.
Como si se tratara de un fuerte conflicto bélico, las fuerzas de seguridad han tenido que recurrir a utilizar vehículos especiales.
La inestabilidad política en Haití influyó en gran parte las protestas contra el gobierno, pues esta crisis viene desde el asesinato del presidente Jovenel Moïse, quien no cumplió con ir a elecciones en 2021.
Jimmy Chérizier, conocido como “Barbecue” amenazó con llevar la violencia a la magnitud de una guerra civil si el Primer Ministro no renunciaba.
“Si Ariel Henry no dimite, si la comunidad internacional sigue apoyando a Ariel Henry, nos llevarán directamente a una guerra civil que acabará en genocidio”, advirtió Barbecue.
La situación en Haití ha preocupado a la comunidad internacional. La Comunidad del Caribe (Caricom) convocó a representantes de Estados Unidos, Francia, Canadá y a la ONU a buscarle fin al caos.
Las presiones por la escalada de la violencia orillaron al Primer Ministro, Henry Ariel, a ceder ante las exigencias y renunciar a su cargo.
Muchos edificios públicos han sido objetos de ataque. En consecuencia, el resto de oficinas públicas, escuelas y otros se han mantenido cerrados.
Los actos de sabotaje y violencia están a la vuelta de la esquina, donde ni siquiera los tribunales se salvan de estos actos.
Debido a la creciente ola de violencia, las autoridades determinaron decretar un estado de excepción.
El panorama para los haitianos ha sido desalentador. Las circunstancias de gran peligro los orillan a huir hacia República Dominicana.